Estados Unidos: Así expolia y masacra
Agenda
Brasil, 1964.
La oculta participación de EEUU en el Golpe Militar.
(I de II)
A mediados de los años treinta del pasado siglo, el gobierno militar que se había formado a partir de un golpe de Estado, se encaminó hacia un régimen fascista, a semejanza de los que se habían implantado en Europa. En 1935, el Partido Comunista, dirigido por Luis Carlos Prestes, organizó un movimiento de resistencia antifascista y lanzó una rebelión que fue apoyada por la Internacional Comunista. El levantamiento fue brutalmente reprimido. Muchos de sus dirigentes fueron ejecutados y Prestes encarcelado. Se declaró el estado de emergencia y se empezó a detener a los comunistas y otros luchadores populares. Se prohibieron los libros de contenido democrático o revolucionario y se creó la “Comisión Nacional de Represión al Comunismo”. Desde entonces se desató un movimiento anticomunista, cada vez más fanático y virulento entre los militares y entre la burguesía. Los comunistas eran la personificación de la maldad, atribuyéndoles las más truculentas barbaridades.
Tras la derrota del fascismo en 1945, en Brasil se restituyeron el régimen parlamentario y los derechos y libertades democráticos. Los sucesivos gobiernos, buscando su desarrollo económico de manera independiente, se propusieron restablecer relaciones con los países socialistas, reconocieron a la República Popular de China, llegando a condecorar al Che Guevara. “¿Por qué los Estados Unidos han de mantener relaciones comerciales con la URSS y sus satélites y se nos ha de obligar a nosotros a comerciar solo con los Estados Unidos?” Por eso, en defensa de su neutralidad, también participaban en las conferencias de los Países No Alineados.
Estos gobiernos buscaron el apoyo de sectores populares para realizar las reformas. Se buscaba ampliar el derecho al voto a todos los brasileños, como que los soldados de bajo rango pudieran votar; acometer la alfabetización en todo el país y apoyar la reforma agraria. En marzo de 1964, en una gran asamblea de 130.000 personas en Río de Janeiro, el gobierno hizo público un decreto de expropiación de las refinerías de petróleo privadas y autorizaba la expropiación de tierras veinte kilómetros al borde de carreteras, ferrocarriles, ríos navegables y represas. En una asamblea, en marzo de 1964, se reunieron 2.000 marineros en demanda de aumento de salarios. Su jefe militar ordenó la detención de los marinos. Pero los policías de la marina enviados para efectuarla se unieron a los amotinados. Todos los implicados, tras ser condenados por insubordinación, fueron amnistiados poco después.
En 1962, el presidente Kennedy había destinado millones de dólares para preparar el terreno por si fuera necesario apoyar un golpe militar. Desde que Brasil se alineara con los EEUU en la II Guerra Mundial, el ejército brasileño venía fortaleciendo sus vínculos con Washington, formándose en sus escuelas de mandos.
Ahora bien, ¿cómo EEUU podía conciliar las promesas de autodeterminación que no cesaba de defender de palabra con las intervenciones secretas o directas norteamericanas en Cuba, la Guayana británica, Perú, Haití, la República Dominicana y todos los países que parecían vulnerables a la subversión izquierdista, como podía ser Brasil? Los expertos de la contrainsurgencia habían llegado a la conclusión de que Brasil era el modelo perfecto para “la utilización de los militares en la lucha contra enemigos internos y en la modernización de las economías del tercer mundo”. Con Kennedy, la intervención de Estados Unidos en Brasil fue diferente a la desplegada en Irán y en Guatemala en la década de 1950. No hubo grandes y ruidosas intervenciones de la mano del Tío Sam moviendo los hilos de manera evidente.
Desde aquellos momentos la situación empeoró mucho, sobre todo en términos económicos, cuando toda la ayuda estadounidense desapareció y los acreedores internacionales dejaron de conceder nuevos préstamos. Se descubrió que una organización encubierta, apoyada por Estados Unidos, canalizaba millones de dólares para los sectores golpistas. Asimismo empezaron a llegar agentes de la CIA para “organizar a campesinos y obreros”. Un estudio de “contrainsurgencia” concluía que “debería llevarse a cabo todo esfuerzo necesario” para facilitar la formación estadounidense del Ejército brasileño. … /…
Continúa el domingo 8 de septiembre.