Estados Unidos: Así expolia y masacra
Agenda
Indonesia – 1965
El mayor exterminio de comunistas
-II de IV-
-Viene del 15 de septiembre-
… /… en moneda de cambio en una lucha de clanes entre nacionalistas e islamistas. Habrían de adoptar una línea propia, buscando la alianza de la clase obrera y del campesinado, subrayando que tal alianza sería tanto más fuerte si las posiciones del Partido en el Frente Nacional fueran firmes.
Al poner en práctica las recomendaciones de Stalin, impulsando el trabajo político en las aldeas, se produjo el crecimiento y la fuerza del PCI hasta convertirse en el tercer partido comunista más grande del mundo, llegando a tener alrededor de tres millones de afiliados y sus organizaciones de masas podían sumar unos veinte millones de miembros. La afluencia masiva de campesinos, la creación de asociaciones campesinas dirigidas por los comunistas y el fortalecimiento de las posiciones del Partido en el movimiento obrero, llevaron a las victorias electorales y al fortalecimiento de la reputación de los comunistas en la sociedad indonesia.
Tras la muerte de Stalin en 1954, Jruschov dio comienzo a su “antiestalinismo” para denigrar su labor por el socialismo y el comunismo. Respecto a Indonesia, ignorando todo lo recomendado por Stalin, entabló amistad con Sukarno, haciéndole regalos valiosos, y le defendía por sus consignas nacionalistas y su retórica antiimperialista afirmando ser “una distinguida figura progresista de nuestro tiempo”; mientras, a los comunistas indonesios, no consultaba nada. Solo recibían órdenes.
Para entonces las contradicciones sociales crecían, la cuestión agraria estaba estancada y el empeoramiento de la vida de los trabajadores iba en aumento. La política revisionista y las actitudes de Jruschov contribuyeron a que en el PCI creciera la oposición al régimen de Sukarno y se quisieran tener en cuenta las opiniones de Mao. A una delegación que le fue a visitar les dijo que el Partido “debería prepararse tanto para unas conversaciones de paz como para enfrentamientos armados”, y que la solución de los problemas de la sociedad indonesia pasaba por la lucha armada. Que “El poder está en la punta del fusil”. Pero el Partido no se preparó para ningún enfrentamiento armado.
Washington por su parte, continuó estrechando su relación con las Fuerzas Armadas indonesias para formar un frente anticomunista. Llegaron a haber más de un millar de indonesios, en su mayor parte generales, estudiando dispositivos, operaciones secretas y logística en las bases militares yanquis. La idea era prepararlos “para ser generales anti-Sukarno, todos bien entrenados y americanizados, y muchos de ellos se hicieron anticomunistas en Kansas”. El plan de Kennedy tomó la forma de un “programa de acción cívica” que incluía el entrenamiento en secreto de militares y civiles y un abanico de actividades anticomunistas para crear un “Estado dentro del Estado”, liderado por los generales.
La agudización de la crisis económica y social trajo el estado de emergencia en 1957 y desde entonces los militaristas indonesios comenzaron a preparar las condiciones para acabar con toda resistencia popular y establecer su dictadura. Se centraron en dirigir todos los asuntos de las aldeas: una “misión cívica” llamada “Operación Trabajo”. Para ganarse la simpatía de los campesinos, los militares realizaron algunas reformas que mejoraban sus condiciones de vida: “socialismo indonesio” de Sukarno, le calificaban. Pero esta labor “cívica” fue un lavado de cerebro para propagar el anticomunismo; labor que se combinaba con la preparación para la “defensa del país”. Pero esta vez el “enemigo” no era externo, sino interno. Escoltas armadas de terratenientes, destacamentos de fanáticos religiosos y bandas criminales se fusionaron para realizar pogromos y sembrar el terror. Algunos de estos grupos se pusieron por nombre “escuadrones de la muerte”. Los expertos estadounidenses aportaban a estos planes la fabricación de noticias falsas o provocadoras a través de la prensa indonesia e internacional con las que provocar a los comunistas acusándoles de cualquier cosa.
Mientas los contrarrevolucionarios de todo pelaje afilaban los cuchillos para la degollina, los comunistas, en agosto de 1965, se preparaban para el enfrentamiento llamando grandilocuéntemente a “fortalecer la ofensiva revolucionaria” … /…
-Continúa el 29 de septiembre-