Memoria histórica imprescindible:
Fosas y más fosas:
-Inician los trabajos de exhumación de víctimas del franquismo en el Cementerio Municipal de Padul, Granada.
Es la tercera intervención en un espacio en el que en campañas anteriores se han recuperado ya los cuerpos de cinco personas asesinadas.
En las campañas anteriores, realizadas en 2021 y 2022, sirvieron para recuperar los cuerpos de cinco víctimas de la represión sublevada, tres mujeres y dos hombres. Estos trabajos, que se han iniciado en la semana de septiembre y se prolongarán a lo largo de todo el mes, se incluyen dentro del proyecto de la UGR Universidad y Memoria, en el que también se enmarcan las exhumaciones del Barranco de Víznar en 2021, 2022, 2023 y 2024.
La intervención contempla la extracción mediante metodología arqueológica de los cuerpos de las víctimas alojados en una única fosa común, el estudio antropológico forense de los restos y la recogida de testimonios de los/as familiares en busca de sus parientes asesinados durante la guerra civil y el periodo franquista.
-Buscan los cuerpos de dos guerrilleiros de Culleredo, en un cementerio de Visantoña, A Coruña.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) busca en una fosa común de un cementerio de Visantoña, en Mesía, los restos mortales de dos guerrilleiros antifranquistas de Culleredo asesinados por la Guardia Civil en junio de 1952: José Galán Núñez y Manuel Ramiro Souto. Los trabajos, se iniciaron el 20 de agosto.
José Galán Núñez y Manuel Ramiro Souto fueron represaliados el 22 de junio de 1952. Galán era natural de Alvedro y Ramiro, de Almeiras. Esa noche habían ido a dormir junto a Juan Couto a la cuadra de la casa de Lino Lata, que les había brindado protección económica. Efectivos de la Guardia Civil de Ordes, Betanzos, Visantoña y Xanceda acudieron al punto tras conocer que había guerrilleiros en el entorno de la casa de Lata. Al detectar la presencia de la Guardia Civil, intentaron huir iniciando “un violento tiroteo con disparos y bombas de mano que los obligó a recluirse nuevamente en la corte”, relata el proyecto de la asociación. “Ante las exhortaciones para que se rindiesen, Couto salió con los brazos en alto comunicando que sus dos compañeros, Manuel Ramiro Souto y José Galán Núñez, yacían muertos en el interior de la corte”, detalla el documento. En el Consejo de Guerra al que fue sometido Couto, lo condenaron por un delito de formar partidas armadas dedicadas “al bandidaje y al terrorismo” a 30 años de reclusión mayor, con la accesoria inhabilitación absoluta durante el tiempo de condena.
José Galán Núñez participó activamente en actuaciones de la guerrilla como el incendio del Concello de Abegondo el día 21 de julio de 1948. La ARMH carece de datos biográficos suyos de antes de que se echara al monte. Manuel Ramiro nació en Almeiras en 1925 y era albañil. Se echó al monte en compañía de sus tíos Ramón Romay Ramoné y Josefa Ramiro Santos.
-Libros
No hay mayor acto de amor que hacer memoria… histórica.
A través de distintas novedades editoriales –un ensayo, un cómic y una colección de relatos– nos aproximamos a la memoria histórica como acto de cuidado de nuestros muertos y de justicia reparadora. Cuando la derecha española y sus socios ultras pugnan por deshacer los avances legislativos en materia de memoria histórica, es más importante que nunca recordar que quedan decenas de miles de personas arrojadas al olvido bajo nuestros pies.
*“La memoria es búsqueda”, escribe la escritora, divulgadora y arqueóloga Esther López Barceló en su ensayo ‘El arte de invocar la memoria’ (Barlin Libros, 2024)
Buscar en los recuerdos de los vivos, en los restos de los muertos, en los objetos, en las fotografías, en las paredes, en los agujeros. En España hay más de 2.500 fosas comunes en las que nadie ha buscado todavía los restos mortales de los padres, hermanas o hijos asesinados por el bando sublevado durante la Guerra Civil y, después, por la dictadura franquista. (Quien vaya a responder echándome en cara los asesinados del otro bando, que los hubo, recuerden que sus tumbas sí que fueron abiertas, que les pusieron sus nombres a calles y a plazas, que sus familias han acudido a los cementerios a llevarles flores siempre que han querido). Esto, el conocimiento por parte de los poderes públicos de la existencia de dichas fosas comunes y la inactividad de cualquier partido político que haya tenido poder para cambiar las cosas, es una auténtica anomalía en el mundo, una vergüenza nacional de la que nadie parece querer darse por enterado.
*El dibujante Paco Roca y el periodista Rodrigo Terrasa dedican su premiado cómic superventas ‘El abismo del olvido’ (Astiberri, 2023)
La fosa número 126 del cementerio de Paterna, en Valencia, una de las mayores fosas comunes de España, en la que aún quedan miles de cuerpos sin identificar. Era conocida como la “Fosa de la terra” porque en ella arrojaron a muchos agricultores y otros trabajadores del campo de los municipios vecinos. Por ejemplo, al padre de Pepica, la mujer real que inspira este cómic. En él se entremezclan la búsqueda pasada y la presente, la de las familias y la de los científicos, esos arqueólogos forenses como Esther López Barceló que buscan en los descampados y en las cunetas, que cavan y cavan y cavan, extraen calaveras con el tiro de justicia y cruzan los dedos mientras esperan a que lleguen los análisis de ADN.
*Han sido muchos, muchos años. De memoria renqueante. De olvido impuesto. “Ya casi no me acuerdo”.
Son las palabras pronunciadas por una abuela cuando intenta evocar la figura de su padre, un médico, hombre culto, masón de la provincia de Huelva, bisabuelo de la escritora y bibliotecaria Clara Morales, que le ha dado este título, ‘Ya casi no me acuerdo’ (Tránsito, 2024) a su primer libro de relatos. Morales pertenece a la generación que la investigadora estadounidense Marianne Hirsch bautizó “de la posmemoria”: nuestros abuelos, silenciados por el miedo; nuestros padres, generación bisagra o adormecida, sin querer “remover el pasado”; y ahora nosotros, herederos de este legado espectral, queremos preguntar, queremos contar. Estos cuentos están empapados de alteralgia: personas que no pudieron amar libremente a quien deseaban amar, supervivientes del horror de los campos de concentración, torturados en edificios gubernamentales en los que ahora no vemos ninguna placa, fantasmas de cárceles en los descampados.
Y recordamos, recordamos. Queremos hacerlo, pero duele. No es justo depositar en la memoria de nuestras abuelas la responsabilidad colectiva de rememorar y honrar a los muertos. Un país que no hurga en sus heridas, téngalo claro, está condenado a verlas supurar eternamente.
–https://elasombrario.publico.es/no-hay-mayor-acto-de-amor-que-hacer-memoria-historica/
-De barrios orgullosamente obreros a …
La transformación de San Blas: de un barrio obrero a uno de «estética burguesa» y urbanizaciones con piscina.
La evolución de la zona deja un escenario actual de aislamiento social. Un contraste con la comunidad de «puertas abiertas» de sus orígenes.
«Se ha perdido algo tan importante como el apoyo mutuo y la vecindad».
San Blas-Canillejas ha sido históricamente un distrito de izquierdas y ahora gana el PP.
«La droga sirvió para crear el relato del barrio obrero peligroso que debe ser transformado».