Estados Unidos: Así expolia y masacra.
Agenda.
Irak 1980-2006
-Un País en Lucha por su Soberanía
-I de II-
Para los planes hegemónicos del imperialismo yanqui, Irak siempre ha tenido una importancia estratégica por su situación en esa zona del mundo. En 1980 instigó a Irak a una guerra contra Irán a fin de acabar con su recién instaurada República Islámica y someter de nuevo a este país a su influencia. Durante casi ocho años, impuso a estos dos países a una cruenta guerra, atizando viejas rivalidades históricas fronterizas. Después de más un millón de víctimas de ambos bandos, el conflicto finalizó sin vencedores ni vencidos respecto a la razón oficial dada, pero la victoria real fue la supervivencia de la revolución antiimperialista iraní.
En 1991 Irak, con la excusa de sus disputas con Kuwait, fue sometido por una coalición internacional impulsada por EEUU, a extensos bombardeos de sus infraestructuras básicas, junto a brutales embargos y sanciones jamás impuestas antes a ningún país durante tantos años, con unos padecimientos indecibles para su población.
La invasión de Irak por fuerzas extranjeras tuvo lugar en marzo de 2003. La causa alegada por la coalición que estaba por la guerra fue una mentira: “desarmar a Irak de armas de destrucción masiva” –armas que nunca llegaron a encontrarse–. Aunque para los intereses yanquis se reconocía, sotto voce, que buscaban controlar las reservas de petróleo y evitar que la Unión Europea o potencias emergentes como China e India se beneficiaran de sus gigantescas reservas de petróleo, se ocultaba que, además, su propósito era la destrucción del país. Para poder dominarlo mejor se fraccionó, repartiendo el poder político entre las diferentes confesiones religiosas o procedencias étnicas: el presidente debe ser kurdo, el primer ministro chií y el portavoz del Parlamento, suní.
La invasión de Irak fue decidida por los Estados Unidos, apoyados por Reino Unido, España (durante el gobierno de Aznar), Polonia, Portugal, ignorando el veto que la mayoría de países habían acordado en la ONU. Las fuerzas invasoras en las primeras horas destruyeron los radares iraquíes con intensos bombardeos, privando al ejército iraquí detectar la invasión, al tiempo que, paracaidistas estadounidenses fueron lanzados al norte de Irak a los que se sumaron milicias kurdas.
No obstante, semanas antes, fuerzas británicas, australianas y estadounidenses ya habían penetrado en Irak para realizar encubiertas misiones de reconocimiento. En apenas dos meses, sin apenas resistencia, se dio fin a las principales operaciones militares de la invasión. Sin embargo, la guerra no había hecho más que empezar. La infraestructura petrolera de Irak fue rápidamente incautada y asegurada para que no sufriera el menor daño. Se prohibió el partido gobernante –el Baaz–. Se formó un nuevo gobierno de transición y control y se desmantelaron las estructuras del ejército iraquí y de la policía.
En las primeras semanas los bombardeos produjeron numerosas matanzas de civiles, mujeres y niños. Las bombas caían sobre viviendas, mercados, escuelas, hospitales, empleando fósforo blanco que abrasaba la piel de sus víctimas. En los centros médicos, eran tal la cantidad de heridos que, a falta de espacio, eran operados en el suelo de los pasillos; sus jardines se convirtieron en cementerios improvisados. Las morgues recibían cientos de cadáveres diarios. Enseguida comenzaron los ataques indiscriminados a la población civil, los arrestos arbitrarios sin cargos y sin juicio … /…
Continúa el 1 de diciembre.