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Internacional:
Palestina
-Lo gritaré.
Samih Al Qassim
Mientras me quede aliento
gritaré de frente al enemigo
Gritaré mi declaración de guerra
en nombre de los hombres libres (…)
Mientras me quede aliento
y aliento me quedará
Mi palabra será el pan y el alma
entre las manos
de los guerrilleros.
Cartel: R.E.
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Siria negra
-Universidad de Alepo durante la Siria de Assad.
A la derecha, tras la “liberación” de HTS.
¿Se observa la diferencia?. Dos años de diferencia tienen estas fotos.
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EE.UU.
-De Tucídides a Trump, las guerras son cuestión de dinero.
Otras voces: Artículo de Augusto Zamora Rodríguez.
(…) Resulta sorprendente el cacareo del gallinero europeo -donde sobran plumas y faltan neuronas-, por las medidas económicas, comerciales y políticas que viene tomando el presidente Trump (Donaldo para los amigos), como si Trump estuviera destrozando, de forma inédita, una regla sagrada o, nuevo Alejandro (ningún parecido, aclaramos), hubiera cortado de un tajo el nudo gordiano del neoliberalismo, para salvar a su país de ese sistema asesino de pueblos. No ocurre ni lo uno ni lo otro. Donaldo -o su equipo, que es lo mismo-, está queriendo enderezar la balanza de ingresos y gastos gubernamentales, pues las cifras cada vez cuadran menos. Está diciendo, sin decirlo, que EEUU está en bancarrota (o casi) y que no puede seguir dilapidando recursos, pues los necesita para cubrir su creciente abismo presupuestario.
(…) Al día de hoy, las empresas con mayor valor de cotización en los mercados financieros son Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Facebook, Berkshire Hathaway, Nvidia y etcétera, amén de las otras que se dedican a la especulación en sus múltiples formas. Berkshire Hathaway, propiedad de Warren Buffet, se dedica a la ingeniería financiera. Amazon y Facebook ya sabemos lo que son. Las demás son tecnológicas, que, es fama, representan lo máximo en su género, lo que dice todo y dice nada. Veamos. Todos estos gigantescos conglomerados tecnológicos tienen un denominador común: no producen bienes tangibles. Nada que pueda compararse con una fábrica de productos de primera necesidad o un campo cultivado de cereales. Apple tiene como producto estrella los iPhone, así como iTunes, Apple Music y Apple Pay. Microsoft brilla con Microsoft Windows, suite Office, las consolas Xbox y las tabletas Surface. Nvidia llegó a desplazar a Microsoft en capitalización bursátil, pero la irrupción sorprendente de la compañía china DeepSeek en el campo de la inteligencia artificial (IA) le carcomió sus cimientos, al punto de hacerle perder, en horas, 600.000 millones de dólares. El ‘efecto DeepSeek’ tuvo rebote e hizo temblar a todas las tecnológicas de EEUU. Podríamos conjeturar que la empresa china es una especie de ángel de la anunciación, que anticipa el fin de la supremacía de EEUU en su más preciado tesoro: las tecnológicas. Si tal ocurriera (y ocurrirá), el tesoro terminará repartido y sin dueño. Vistos desde la economía productiva, estos enormes conglomerados son globos inflados, esencialmente infructíferos, pero que absorben centenares de miles de millones de dólares que no son invertidos en áreas productivas. Es el ejemplo más descarnado del enfrentamiento que lleva años sucediendo, entre economías reales, sólidamente productivas -como las de China, Japón o Rusia-, y economías virtuales, improductivas, que es en lo que se ha convertido la economía EEUU.
(…) Según datos de 2023 de la Reserva Federal, EEUU debía pagar 1.026 billones de dólares en intereses. Para hacernos una idea mejor, EEUU paga en intereses de la deuda cuatro veces el PIB de Portugal y dos veces y media el de Austria. En 2021, el pago de la deuda era de 500.000 millones de dólares. En 2022 subió a 635.000 millones. En 2023, la cifra era de 873.000 millones. En 2024 debieron pagarse 7,6 billones de dólares en bonos. El pago de la deuda ha pasado a ser el segundo mayor gasto del presupuesto federal, solo superado por lo destinado a la Seguridad Social (1,4 billones, el 21% del presupuesto) y por encima del gasto militar que, ya sabemos, es el mayor del mundo.
En resumen, que Donaldo y su equipo no son un grupo de dementes adoptando medidas sin ton ni son, sino los representantes de la corriente de pensamiento que, desde hace más de una década, viene abogando por contener el gasto, racionalizar las finanzas públicas y poner fin al pozo insondable de guerras y aventuras exteriores, como único camino para evitar la bancarrota de EEUU. Donaldo, simplemente, está haciendo caja y cobrando a los beneficiarios los fondos públicos recibidos de gobiernos anteriores (incluyendo su primer mandato). Cada día está más claro, para quien lo quiera ver, que la maquinita de hacer dólares -empleada para financiar el derroche y desbarajuste de las finanzas estadounidenses-, está agotada y la única forma de mantener el derroche es endeudarse hasta el infinito, pero, en economía, el infinito no existe. La bancarrota sí. Y China, en el horizonte, espera. No lo olviden. EEUU hace caja para dedicarla a China. Por eso, ahora, ha dicho Donaldo, se acabaron los regalos. ¿Quieres algo? Paga. Punto. ¿Quiere Europa más guerra en Ucrania? Cubran los gastos. Esto es el “America First”.
(…) Donaldo, en fin, ha acabado con el delirio europeo, de un EEUU siempre presto a acudir a su rescate. Con hechos y palabras les viene diciendo que el desembarco de Normandía es historia pasada. Que ya no habrá otro. No tardarán en pasar a ser historia la Unión Europea y la OTAN. Entes fantasmales, pesadillas. A enterrar para siempre. Con estacas y clavos. Y si acaso salen, que sea para ir a picar hielo a Siberia. Eternamente.
Artículo completo:
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U.E.
-Europa ‘free tour’ y la otra cumbre de Múnich.
Otras voces: Artículo de Irene Zugasti.
Ni Macron, ni Von der Leyen ni Baerbock tienen un plan real para el mundo que se nos viene encima que no implique empobrecernos y militarizarnos.
(…) Europa central y oriental es un eterno free tour: uno de esos recorridos detrás de un charlatán con paraguas rojo que atraviesa a empujones una ciudad coreografiada, te explica cosas, te hace pacientemente fotos, y pasa la gorra al final. Si se hacen muchos de esos tours seguidos, puede comprobarse que casi siempre te contarán lo mismo: costumbres medievales, un par de anécdotas sobre celebrities históricas, algún récord Guinness y si se trata de Praga, Budapest, o Berlín, –no digamos si nos vamos orientando más al este– lo terriblemente malos que fueron los nazis y los comunistas por allí. Al final, foto de grupo y 10% de descuento en algún bar. Probablemente, mañana toda esa gente se habrá olvidado de los siglos, de las emperatrices, de Kafka y del Castillo, sobre todo cuando se trata de esos viajes organizados por varias ciudades en pocos días o esos interrailes invasores donde todos acaban borrachos de barroco y de cerveza. Lo sé porque yo fui una de esos charlatanes con paraguas durante un tiempo.
En Praga, a los pies de la catedral, se erige el monumento a la resistencia checa contra el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial, un mamotreto de bronce con forma de bandera erigido en 2005 y por el que pasan cientos de free tours al día. Sólo unos años, “1938-1945”, están labrados en su peana. Y algunos turistas, claro, se extrañan por ese baile de fechas. El monumento a la ÚVOD, la resistencia checa a la ocupación nazi por el que solían preguntar los turistas, si la fecha en su base data de 1938 es porque quienes lo erigieron consideraron que ese año se consumó lo que allí denominan “la traición de Múnich”, la cesión de los Sudetes checoslovacos a Hitler consentida por Chamberlain, Daladier y Mussolini. Fue entonces –según el guion del buen guía turístico– cuando comenzó a operar esa resistencia checa contra los nazis, que alcanzó gloria y castigo en 1941 cuando emboscaron el Mercedes Cabriolet del poderoso oficial y Reichsprotektor nazi Reinhard Heydrich, el carnicero de Praga, gracias a una granada mal arrojada que le reventó la espalda cuando regresaba de un concierto hacia el Castillo, muriendo en un hospital local pocos días después.
Si una narrase a sus turistas el guion oficial del tour –que, no se engañen, son unos pocos folios escritos desde la agencia de viajes que el precariado turístico memorizábamos en pocos días– aquella Operación Antropoide, convenientemente hecha película en 2016, se redimió gracias a la cooperación con la inteligencia británica, que urdió la operación, y a la heroicidad de unos paracaidistas checos.
En medio de toda esa épica, también citábamos a Churchill –siempre hay que citar a Churchill–. Ni una palabra sobre el KSČ, el Partido Comunista checo, aliado fundamental de la ÚVOD, y que compartió el destino de persecución y castigo de decenas de miles de personas tras el atentado. Mucho menos se hablaba frente a ese monumento sobre la verdadera gran traición de Munich, el abandono de la República Española, porque mientras se reunían en la ciudad alemana, en España se libraba la determinante Batalla del Ebro. Inglaterra y Francia no sólo encubrieron la intervención germano-italiana en España sino que quebraron toda esperanza de un apoyo militar al gobierno republicano mientras ayudaron y surtieron a Franco con petróleo, dinero y otros recursos. Le llamaron “política de apaciguamiento”, pero en realidad, se basaba en rehuir el enfrentamiento con Hitler dándole los Sudetes (Polonia también se quedó una parte, algo que suele omitirse…) y permitiendo su expansión hacia el centro y este de Europa, cercando a la URSS… y a la República Española, para que cayese. Un problema rojo menos.
Cuando estos días se establecen comparativas con la reciente Cumbre de Munich y la de entonces, de nuevo los análisis de la prensa atlantista parecen más el libretillo de un free tour o una película de buenos y malos que un repaso con honestidad y perspectiva histórica del momento. La política de Múnich 1938 representó, de facto, el apoyo de los imperialistas ingleses y franceses a las agresiones de Hitler en Europa. La Cumbre de Múnich 2025 certifica que ese mismo imperialismo europeo no ha dejado de ponerse al servicio de los intereses atlantistas aunque ello conlleve su propia destrucción. Ni la Historia empezó en 1939 (díganselo a los checos, o a los españoles), ni las guerras terminan con Brad Pitt arrancando cabelleras o el Soldado Ryan visitando una tumba en Normandía…
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