2 de octubre de 2016
Espero que al recibo de esta os encontréis bien. Yo sigo tirando como siempre.
Contesto a la tuya del primero de agosto en la que vienen unos cuantos artículos bastante interesantes sobre Turquía. Pero sobre este asunto ya te escribí en mi carta anterior.
Por otra parte, ha supuesto una gran satisfacción para mí el poder leer entre los escritos que me enviaste uno de los muchos relatos que hizo Sánchez Casas, lo que así mismo me ha llevado con agrado a evocar parte del tiempo que tuve la suerte de compartir con él. Un comunista como la copa de un pino que además tenía una gran capacidad artística para dibujar, escribir y hacer teatro, entre otras cosas, porque era un hombre muy polifacético. Mas, también era una persona con un carácter afable y alegre, con la que uno podía estar charlando horas y horas sin darse cuenta de que pasaba el tiempo; realmente divertido y representativo del Cádiz que le vio nacer. Un hombre al que se le notaba enseguida que le llevaba en el alma a la clase obrera y popular. Murió bastante joven como consecuencia de una insuficiencia cardiaca.
Asimismo, me parece positivo tu interés por la literatura soviética, pues son obras que a pesar del tiempo pasado desde que se escribieron, no han perdido vigencia en cuanto a su temática y tienen una buena calidad literaria. Entre ellas, por ejemplo, recuerdo con admiración “Así se templó el acero” de Nikolai Ostrovski, “La madre” de Máximo Gorki, y “Los diez días que estremecieron al mundo”, que aunque es del norteamericano John Reed narra la revolución bolchevique y se puede considerar dentro del llamado realismo socialista.
Y es que, con el triunfo de la revolución, desde el propio Estado soviético se impulsó también el desarrollo del arte y la literatura que reflejan la vida, los valores y la lucha por el socialismo de la clase obrera, los campesinos y el pueblo en general. Esta literatura bien se puede decir que parte y se dirige al pueblo, mediante un lenguaje popular, sencillo y directo, que choca con la literatura burguesa que suele utilizar otro lenguaje más rebuscado con el que tratan de esconder y tergiversar la realidad que sufre el pueblo en el capitalismo, así como fomentar el individualismo y la resignación. Mas en este sentido las obras que te señalo tampoco caen en la simplicidad, en dar las cosas mascadas, sino que también buscan elevar el nivel cultural de la clase obrera y popular y tienen calidad literaria. A mí me ayudaron a ir cogiendo el hábito a la lectura, y me desarrollaron el interés por estudiar el marxismo. Son una descarnada denuncia de la situación de explotación que sufría el pueblo en aquel momento, así como un emotivo canto a la revolución bolchevique.
La burguesía suele proclamar que el arte y la literatura están por encima de las clases, de la ideología y de la política. Habla de un arte puro, aunque es evidente que ni mucho menos es así. En literatura las distintas clases han unido todas esas cuestiones para defender su propia visión del mundo y sus intereses, como es lógico.
Lo acertado y exigible desde el punto de vista marxista es la unión entre el contenido político e ideológico revolucionario y la forma artística. Y son precisamente las obras que mejor han combinado estas dos cosas, las que han dejado una mayor huella histórica y más éxito han tenido. Pero ni que decir tiene que no son válidas las obras literarias que aunque contienen un mensaje político revolucionario, lo desarrollan de forma panfletaria sin el mínimo valor artístico, ya que resultará pesado leerlas y no tendrán ninguna aceptación.
En torno al panorama político resalta por su gravedad para el régimen la profunda división que se abrió ayer en el PSOE, aunque la cosa ya venía de lejos y se fue agudizando con los sucesivos fracasos electorales y la postura de Sánchez de no facilitar la formación del gobierno a Rajoy. Y todo apunta a que estamos ante un proceso de descomposición de los galosos, que les conducirá a una situación residual.
Claro que en ese espacio de la llamada izquierda, los de Podemos tampoco han cuajado e ilusionado como pretendían, ya están perdiendo apoyos por todas las zonas, y así mismo comienzan a sufrir ciertas divisiones internas. Mas el hecho de que les favorezca ligeramente la debacle de los galosos, no significa que puedan ser capaces de recomponer la pata izquierda del régimen.
La cuestión es que toda esta situación responde fundamentalmente al agotamiento de la “Reforma” del régimen y a la agudización de la crisis del Estado (de todas sus instituciones y partidos políticos) a un grado extremo. Una situación en la que están viendo incapacitados para gobernar como lo venían haciendo hasta ahora, y en la que se irán desarrollando las contradicciones en el seno de la propia oligarquía financiera y en el conjunto de las instituciones y partidos políticos, lo que conllevará a la descomposición progresiva del Estado.
En estos momentos se han impuesto las presiones del sector más inmovilista de la oligarquía para que se forme un gobierno encabezado por el PP, aunque no creo que este pueda llegar muy lejos. De ahí que si el movimiento popular de resistencia lograse dar algunos pasos en el desarrollo de la lucha independiente al margen de las instituciones y su legalidad, con la bandera del programa democrático por la ruptura, es evidente que les pondríamos las cosas muy difíciles.