Impunidad policial.
-Comunicado sobre el juicio del menor que fue apalizado por un Guardia Urbano de Lleida
“A las 9 de la mañana del 26 de septiembre se concentraban unas 20 personas, las cuales venían a darme apoyo por el juicio. Subimos y nos encontramos policías secretas y uniformados, unos 40 para ser más exactos, protegiendo al agresor y al cómplice, evidentemente. Pasado un rato, hasta el Fiscal que nos pide entrar a mi padre y a mí en la sala, nos advierte que lo mejor sería suspender el juicio, alegando que “Lleida es muy pequeña y al fin y al cabo nos encontramos todos”. Se refería a que la Guardia Urbana podría seguir acosándome e incluso volver a agredirme. Ni mi padre ni yo cedemos y decidimos seguir adelante con el juicio.
Hacen entrar a los dos policías y empieza el juicio. Me instan a ponerme delante del micrófono para explicar lo sucedido (la agresión) detalladamente; hago hincapié en los partes médicos que demuestran que sí fui agredido y no me caí huyendo, lo cual sostienen policía y ayuntamiento desde que presenté la denuncia. Termina mi declaración y empieza la de los policías. El agresor miente desde el primer momento, llegando a decir que no se acercó a mí y que fui yo quien se entregó. ¿Quién se entrega voluntariamente tras huir de la policía? Es absurdo. En definitiva, acaba con la conclusión de que las heridas me las hice yo mismo cayendo mientras huía y negando que me amenazara con hacerme tragar la cola. ¿Qué caída provoca hematomas por todo el cuerpo y un agujero en la tibia exactamente idéntico a los que deja una porra extensible? Pero lo peor aún estaba por llegar, todavía tuvo la cara de afirmar que me ofreció llevarme al médico para que me curaran las heridas.
A continuación declara el segundo policía y, siguiendo con lo que ha hecho desde el primer día, encubre nuevamente a su compañero agresor. Termina su declaración y todavía quedaban más sorpresas; la jueza dice que hay un testigo que acredita que estoy mintiendo, entra el testigo que dice ser trabajador de Inet (empresa de limpieza de la ciudad) pero sin acreditarlo, da su versión con contradicciones constantes, pero claro, ni la jueza ni el fiscal le preguntan ni remarcan las contradicciones. Finalmente, dan la última palabra a los policías a lo que responden que no tienen nada que añadir; por mí parte, pido a la jueza poder decir algo en mi último turno de palabra para decirles claramente que actúan con total impunidad y que habían venido a reírse en nuestra cara, pero la jueza me dice que no puedo hablar y da por finalizado el juicio. Salimos y todos los policías se empiezan a burlar, llegando a sacarnos el dedo, por ejemplo.
Hoy, una vez más, ha quedado claro que la policía tiene total impunidad para saltarse las propias leyes que supuestamente defiende. No es la primera vez que asesinan o torturan y que no quepa duda de que lo seguirán haciendo. Al menos este juicio ha servido para que mi familia se dé cuenta de la impunidad que gozan y para hacer una denuncia pública que, al fin y al cabo, es lo único que nos queda a la clase trabajadora para luchar contra la impunidad que tienen en sus juzgados.”
De: Resisteix Lleida
Pablo Hasel, a declarar por Zozulya
Vengo de declarar tras ser abordado por dos policías, por el desprecio que mostré con un comentario a la plantilla del Betis por defender al jugador nazi Zozulya.
No hay otro Estado en el que pidan prisión por «delito de odio» contra el nazismo, además de acusarme de injurias y coacción.
Hasta el periódico facha ABC decía que el jugador está relacionado con paramilitares nazis. Que me tenga que ver abordado por policías llevándome ante un juez y la abogada del Betis, por despreciar al nazismo y a sus defensores, como digo, sólo pasa aquí.
Pero nada, que sigan tratándonos como exagerados por llamarlo Estado fascista.
En una democracia los delitos de odio los cometen nazis, aquí los antifascistas.
26 septiembre