Pluma Pincel Palabra. 1931-1939. Al servicio de la Cultura Popular
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Los talleres de artes gráficas
Se podría asegurar que hay carteles que contribuyeron directamente en algunas victorias del Ejército Republicano. La defensa de Madrid es un ejemplo. Por este motivo hemos recogido las condiciones en que se desarrollaba el trabajo en los talleres y su contribución a la lucha contra el fascismo.
Comenzamos con la gran labor de propaganda y agitación que desarrollaron las Juventudes Socialistas. Mientras en los frentes se combatía, en las ciudades se realizaba una infatigable tarea de solidaridad y estímulo a todo aquel esfuerzo de los que se jugaban su vida en las trincheras. Apenas pasaba un día sin que de los talleres saliera un cartel, una bandera, un decorado callejero o de un mitin. Una muestra fue el taller de Artes Plásticas del Comité de Madrid de las Juventudes Socialistas Unificadas, La Gallofa. Paquita Rubio, que trabajó como cartelista durante toda la guerra en este taller, explicaba en una entrevista las condiciones en que se trabajaba:
«Trabajábamos noche y día. Incluso vivíamos en el taller. Según las bombas iban cayendo en las casas, la gente se metía donde podía”.
José Bardasano era el director del taller, junto a él trabajaban un equipo de pintores, decoradores, dibujantes, grabadores, fotógrafos, caricaturistas y carpinteros. Se hacían carteles murales, decorados para calle o para escenario; dibujos y viñetas para folletos, hojas, periódicos, banderas, insignias, caballetes para los periódicos callejeros… cada batalla, cada consigna tenía su cartel.
Entre los compañeros de Bardasano, además de Paquita Rubio, estaban Moisés Rojas, Huguet, Baos, Iglesias, Rueda, a los que se unían los brigadistas internacionales convalecientes de las heridas en los campos de batalla, que se negaban a ser evacuados a Levante y preferían quedarse trabajando en los talleres de Madrid.
«No podemos empuñar el fusil. Pero con lápices y pinceles colaboramos con los jóvenes del taller”.
Otra muestra fue el taller de artes plásticas del Altavoz del Frente, a cuya cabeza se encontraba Puyol, que definía la labor desarrollada de la siguiente manera:
«Todo arte está al servicio de una clase; nosotros estamos al lado de la nuestra, la de los trabajadores. Desde el comienzo de la salvaje intentona fascista, nuestra sección nacida, como todas las demás del Altavoz del Frente por y para la guerra internacional que se desarrolla en suelo español, ha organizado expediciones de equipos de dibujantes a los diferentes frentes del país para tomar apuntes del natural, de las luchas de nuestros combatientes; ha creado un salón propio de exposiciones, renovables cada mes; ha decorado vestíbulos en que se exhiben películas de guerra en Madrid, organizado conferencias de arte, etc. Ahora trabajamos en la realización de maquetas que rápidamente serán ampliadas –doce metros de altura– y expuestas en las más importantes plazas de Madrid…”.