Cartas desde prisión
Jon Kepa Preciado Izarra
Preso político vasco. 11 octubre 2018
Sin vosotrxs a ninguna parte
Ha pasado septiembre, época en la que hemos recordado de manera especial y hemos homenajeado a lxs gudaris caídos en la lucha. Reflejo de la violencia originada durante muchos años por el conflicto. Pero a lo largo del año, si es que no lo es durante casi a diario, en una casa de Euskal Herria se «celebra» el aniversario de una muerte terrible.
Hay víctimas originadas por las diferentes organizaciones armadas, sí, y también las originadas por los Estados ocupantes, y como estas últimas impulsaron nuestra lucha y compartieron nuestros objetivos, en nuestro camino deberían estar más presentas a cada paso, porque ellas son, sin ninguna duda, lo más preciado que hemos perdido en el camino y la razón más clara para seguir adelante.
Ha habido víctimas de las dos partes porque ha sido un conflicto bilateral. Las víctimas de nuestro lado no eran unxs inconscientes, no fueron unxs asesinxs salvajes. Algunxs de ellxs no murieron practicando la lucha armada, pero otrxs sí, absolutamente comprometidxs con la libertad, es decir, con la independencia y el socialismo, y cargadxs de coherencia tomaron la tan legítima como arriesgada decisión de la lucha armada. Por lo tanto, practicaron la violencia revolucionaria, con todas las consecuencias, y en ese camino murieron, lxs mataron.
Hoy ha cambiado la situación de Euskal Herria, y aunque la violencia de una de las partes se mantiene, algunxs están empeñadxs en pintar una radiografía que no existe y, con la intención de que su ilusión sea cada vez más creíble, están despolitizando el carácter de las organizaciones, de lxs miliantes, de lxs presxs, del conflicto y también de lxs caídxs. Al fin y al cabo, están tomando en consideración la versión de los enemigos y para ello, también, están empecinadxs en buscar una equivalencia en el campo de las víctimas, y en ese camino se multiplica la presencia de representantes de EH Bildu en homenajes a víctimas originadas por la violencia revolucionaria.
Este septiembre hubo un ejemplo de ello en Orereta, y al hilo de ese homenaje un jefe de Sortu dijo esto: «Nuestro compromiso ético y político nos permite seguir caminando desde la empatía con todo el dolor y sufrimiento causado en décadas de conflicto. Nuestro objetivo está claro: construir un modelo inclusivo de paz estable y duradera. Gracias Errenteria» (Gara 2018/09/16). Al leer esta noticia me vino a la cabeza otra noticia de un hecho ocurrido en el mismo pueblo, en el cual retiraron la placa colocada en honor a un miembro de ETA muerto de manera violenta. La brigada de limpieza del Ayuntamiento de Bildu hizo el «trabajo» al amanecer.
Actitudes así me parecen realmente tan vergonzosas como dolorosas. Esta negación de nuestro pasado no ayuda y no es, no puede serlo, modelo a seguir para la solución de un conflicto.
Por lo tanto, volviendo a las declaraciones de aquel jefe de EH Bildu, ¿qué paz es esa? ¿Esa empatía y ese compromiso político y ético inventados ahora van a traer la paz? ¿Para quién?
Los últimos años hemos visto la crisis del movimiento popular revolucionario, otro ejemplo de la despolitización. El camino que lleva un sector no tiene nada que ver con el que necesita una Euskal Herria luchadora. Ganar la paz es superar el conflicto, y para acabar con el conflicto sin rendirse hay una sola manera: la lucha. No se puede superar el conflicto sin ir a su raíz, sin pelear, avergonzándonos de lo que hemos sido, dando por buena la versión de los opresores, impulsando falsas soluciones y destruyendo la memoria de nuestro pueblo.
En la memoria de este pueblo rebelde están y estarán para siempre quienes murieron por la libertad, nuestrxs gudaris, quienes lo dieron todo. De ellxs también aprendimos que doblegarse o arrepentirse no era el camino, que no nos debemos avergonzar de nuestro pasado, que este pueblo no le debe nada a nadie, mucho menos a los que practican la opresión más salvaje.
Lxs gudaris que dieron todo están presentes en nuestra vida, también en nuestros pasos y nuestras decisiones. No nos da ni vergüenza ni miedo reivindicar su memoria y su presencia, ni decir que estamos orgullosos de ellxs. Es necesario mantenerse firmes ante los ataques, seguir con ganas en la lucha por la independencia, el socialismo y la amnistía… porque son nuestrxs compañerxs, porque es nuestro pasado, porque también son nuestro pasado, porque son nuestro ejemplo, porque han sido lxs «culpables de nuestras» lágrimas y de nuestras fuerzas, porque lxs queremos. Nunca lxs olvidaremos, y no permitiremos su olvido ni su manipulación.
¡¡¡Sin vosotrxs a ninguna parte!!! Gora gure gudariak!!! ¡¡¡Porque fueron somos y porque somos serán!!!
Para terminar, hace unas semanas fue el aniversario de las muertes de Hodei y Egoitz. Un fuerte abrazo a las familias, en estos días el recuerdo es más doloroso. Sus risas, su coherencia y su valor estarán para siempre conmigo, su compromiso y vuestra dignidad son un ejemplo para mí.
A las cosas por su nombre. Estoy totalmente de acuerdo. Una cosa es firmar un acuerdo de paz y otra tener que arrepentirnos de la lucha de un pueblo por querer seguir existiendo. Stop socialdemocracia