Lucha obrera. Opinión
Reforma o revolución social
Jon Iurrebaso Atutxa. Ex-preso político vasco
¿Reforma de lo que un día soñamos y concreción de dicha reforma en lo que hoy y aquí es “posible” (es decir, lo que el capital vasco/español/francés nos permite) o seguimos apostando con todas las consecuencias por la Revolución Socialista Vasca?
Añadimos, con la suficiente humildad que la lucha nos ha dado, que la primera posibilidad está, de antemano, abocada al fracaso. Hoy en día no hay sitio ni siquiera para la socialdemocracia y su dorado y soñado edén, el estado del bienestar. El estado de bienestar fabricado para ahuyentar las ventajas del sistema soviético para con sus mujeres y hombres, hace ya tiempo que no tiene razón de ser. Por escenificar, la caída del muro de Berlín supuso que ese estado de bienestar podía desaparecer sin ningún serio problema. La tasa de ganancia del capital no admite tonterías. No seamos ingenuos. La socialdemocracia tuvo su valor cuando peligraba el orden burgués. Hoy la socialdemocracia es el centro de antaño que se permitía algún lujo por la “izquierda” de vez en cuando.
Hoy en día no hay espacio para jugar ni a demócratas. Ni siquiera en una democracia burguesa. El capital no puede permitir que agentes de su superestructura jueguen al obrerismo, por ejemplo. Hoy en día nadie se puede salir de la foto que le interesa a la burguesía. Hoy en día tenemos extrema derecha, derecha y centro derecha, todos encuadrados en la amplia derecha. Y de ese encuadre caricaturesco, pero cierto, no se salva ningún territorio. En todo caso se pueden exacerbar aún más ciertos comportamientos y siempre lo harán hacia la derecha. Orden, miedo, orden y un pretendido bienestar pisando a quien haga falta.
Así pues, y dependiendo de qué tiempo histórico tengamos en cuenta y en qué lugar, siempre nos encontraremos en el amplio campo de la izquierda con el eterno dilema. ¿Hacemos algo dentro de lo posible o nos metemos en un callejón utópico y de incierta salida? Pregunta/planteamiento con trampa. Hasta tal punto que a veces esa disyuntiva discurre sin que las verdaderas interesadas/os, la clase obrera y capas populares, se den cuenta de lo que se está cociendo. Las más, por desgracia.
Ante tanta insistencia por revisar todo lo que se ha hecho en estos últimos sesenta años, consideramos que éste histérico empeño revisionista no ha hecho sino empezar. Mirándolo desde la perspectiva marxista claro. Telegráficamente podríamos resumir que, en su sentido más positivo, hemos aprendido mucho en los últimos años. No pensamos que nos vuelvan a engañar con liderazgos que finalmente se entregan al enemigo que nos ocupa y a la burguesía vasco-española que nos explota.
Haciendo un somero repaso de los procesos de emancipación nacional y social, estos tienen muchas contradicciones, puntos álgidos, bajos y en lo que se refiere a Euskara Herria no iba a ser la excepción. Y mucho menos teniendo en cuenta su ubicación geográfica. Situada en uno de los centros del capitalismo mundial, como es Europa. Y siendo además una nación oprimida por dos Estados imperialistas con múltiples agresiones, invasiones, matanzas, despojos, etc. a lo largo y ancho del mundo. Y que, encima, les crean problemas serios en lo que pretenden que sea parte de su suelo patrio: Euskal Herria, Corcega, Bretaña, neocolonias…
Por otro lado es cierto que hoy en día en nuestra tierra o en parte de ella (las cifras a veces son de Hegoalde, otras de Euskal Herria, otras de Vascongadas otras de Nafarroa garaia…) hay 300.000 personas (cifras oficiales y por tanto interesadas) que no pueden acceder a la calefacción y demás necesidades básicas por falta de recursos. Es verdad que hoy en día hay pisos ocupados por 3 o 4 personas que no llegan a 1.500 euros y pico entre todos, por poner un ejemplo. Y así y todo se puede decir que no se muere de hambre aunque el nivel de pobreza cada vez más sea mayor y en muchos casos límite.
También podemos afirmar que la burguesía vasca o vasco-española era fuerte antes de la guerra de 1936/1939. Mantenía una estrecha relación con la española e inglesa (de sumisión e interés compartido) y hoy en día la situación es parecida salvando las lógicas distancias. Y, simplemente señalar, que el PNV y la Iglesia han sido y son dos poderes fácticos que han ayudado a esa fortaleza de clase burguesa.
En las coordenadas de ese panorama ha tenido que discurrir el camino que pretende la Revolución Socialista Vasca. Por eso decimos que todavía no ha hecho ni empezar. También con una constante que se ha repetido a lo largo de muchos años y era que los más conscientes, los que mantenían una posición revolucionaria, estaban impregnados de una idea central y era la de que había que tirar para adelante con todo el “carro”. Y en ese carro entraba todo tipo de disidencia vasca, de clase, interclasista… Al final, hace ya tiempo, de concesión en concesión, es la pequeña burguesía y el reformismo mas rancio, quien toma el mando y ha traído a una gran parte del antaño MLNV, que ha llevado adelante luchas de primer orden, a la nada. O al campo de juego del sistema. Según cómo se quiera interpretar.
Esto podría ser suficiente motivo para la auténtica desesperación, pero el problema es que no tenemos tiempo para ello. Ni medio minuto. Tenemos mucha tarea por delante. Tenemos que llevar la Revolución Socialista Vasca adelante por muy negro que esté el panorama. En ese sentido sabemos que no hay que hacer concesiones teóricas ni tácticas ni estratégicas. No se hicieron en su tiempo con los liquidacionistas ni tampoco con los reformistas o revisionistas. Y al final desde casa (ahí tenemos el ejemplo de las FARC como el más visible pero no es el único), como suele ser casi siempre, nos sale la pequeña burguesía y toma las riendas de un proceso que, en nuestro caso, nada tiene que ver con la Independencia y el Socialismo. Y esto era previsible pero… Pero no es tiempo de gemir. Sí de saber dónde se ha errado.
Y en todo caso alguna pista. Cuando los de a pie no sabemos muy bien por qué empezamos a crear líderes y acostumbrarnos a ello hasta considerarlos imprescindibles, mal asunto. En la medida en que la formación política e ideológica empieza a escasear hasta casi desaparecer, muy mal asunto. Si encima vamos percibiendo que la sana discusión y debate está casi desaparecido justificado por uno u otro motivo, el asunto está fatal. Si coincide en que los objetivos principales empiezan a tomar tonos grises, de indefinición, el asunto está peor que fatal. Si miramos hacia atrás y vemos cómo se ha ido desmontado poco a poco todo lo que fue el MLNV (y no hablamos solamente a partir del 2009) entenderemos que algunos y algunos hemos sido demasiado confiados y ante esa confianza algunos y algunas han jugado medianamente bien. En todo caso, suficiente para desmontar 60 años de lucha y dejarlo muy difícil a los que quieran continuar con los objetivos de independencia y socialismo para Euskal Herria.
No os contamos nada si se hacen alianzas desde arriba sin el necesario debate y por obediencia debida a las estructuras y delegamos nuestro futuro en una negociación, a sabiendas que se incumplirán y que las luchas de liberación no se dirimen en las trincheras del enemigo… Cuando no se lucha para tomar el poder con todas las consecuencias, mal andaremos. Estaremos con una muy difícil reconducción y una vuelta a empezar complicadísima. En todo caso, no debemos olvidar que lo difícil no es sinónimo de imposible.
Habría que ver a la pequeña burguesía y a los socialdemócratas, y demás fracciones afines, qué harían por conseguir la independencia cuando comenzaran las encarcelaciones, multas, tensión diaria… Pensamos que podemos adelantar una afirmación clara en dos sentidos. Por un lado, no están dispuestos a sufrir por conseguir la independencia. Por otro, saben que no hay independencia si no va acompañada de la revolución social.
En lo que respecta a los que nos consideramos revolucionarios y revolucionarias vascas, no es poco el trabajo que nos queda de aquí en adelante. Primero identificar correctamente que es lo qué ha ocurrido en los últimos 60 años. Y ese análisis ha de ser todo lo conciso y crudo que tenga que ser. De ahí en adelante habrá que tener claro que la teoría revolucionaria conlleva su práctica y sin praxis no hay avances reales y señales palpables que lo que perseguimos se puede conseguir.
Tenemos que ser conscientes que tendremos todo y casi todos en contra y que en la calle hace mucho frio. Tenemos que tener absolutamente interiorizado que, siendo el capital quien marca las reglas del juego, desde dentro del sistema no se puede construir una teoría y práctica revolucionaria. Tenemos que comenzar con dinámicas que conlleven niveles de contra poder popular. Dinámicas que tengan alguna ligazón teórica o práctica con lo que finalmente queremos construir.
En ese camino iremos salvando obstáculos y avanzando. Nada haremos sin lucha revolucionaria, sabiendo que la lucha nunca será gratis pero sabiendo también que nos hará libres. Siempre adelante por una Euskal Herria Independiente y socialista.