Memoria Histórica:
Otro crimen de la Guardia Civil
Recogido por Iñaki Egaña, de Bilbao (OPE, 15.8.1949).
El 19 de junio de 1949, fecha en que los franquistas celebraban la “liberación de Amurrio”, una pareja de la Guardia Civil de servicio en aquella localidad, mató de dos tiros, frente a su caserío, a Fernando Aguirre Urquijo de 40 años, que ha dejado viuda y cinco hijos. La víctima era nacionalista vasco. El crimen –que ha producido gran indignación en todo el contorno- sucedió de la siguiente forma: Fernando Aguirre, hombre de conducta irreprochable y católico devoto, se hallaba dicho día durmiendo tranquilamente la siesta, cuando llamó en su caserío la pareja de la Guardia Civil diciendo que iban a detenerle. La sorpresa de Aguirre fue grande y pidió explicaciones. Hubo un altercado a la puerta del caserío y uno de los guardias dándole a Aguirre un culatazo en la cara le derribó al suelo. A los pocos momentos, y sin motivo alguno que lo justificara, hizo dos disparos sobre el desgraciado Aguirre, uno de los cuales le atravesó el corazón.
Parece ser que el crimen se incubó en el banquete que, con motivo de la liberación, se celebró horas antes en Amurrio, con asistencia de las autoridades, Guardia Civil y elementos franquistas más destacados de la localidad. Durante el banquete, en el que casi todos los comensales estaban completamente borrachos, uno de ellos, en administrados de unos terrenos que en el barrio de Izoria posee el Señor Delclaux, propietario de una fábrica de vidrios de Llodio, se expresó en términos acusatorios para Aguirre, manifestando que lo que éste “estaba diciendo en todas partes era intolerable” y que no se podía permitir que hombres de tal calaña anduvieran sueltos por la calle”. Señalemos que entre el citado administrador y Aguirre existían algunas diferencias de tipo personal, surgidas de inmoralidades cometidas por el primero. Y así, sin mayor razón, se tomó la decisión de detenerle y así partieron los guardias para Izoria donde está enclavado el caserío del muerto. Los guardias, según versión general, estaban totalmente embriagados, y no han sido objeto de la menor sanción. Al contrario, hasta la fecha siguen prestando normalmente servicio en Amurrio.
El carácter del crimen y la impunidad en que ha quedado, han producido, como antes decimos, una fuerte reacción popular. Señalemos. Como detalle de ésta, que el clero de Amurrio no ha querido cobrar los gastos de los funerales que fueron dedicados a la víctima. Y dispuso, además, que fueran de primera clase.