La solidaridad, arma imprescindible entre los pueblos
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SALUD, ASTURIAS
Emilio Prados – noviembre 1937
Mineros vienen de Asturias
ya se acercan los mineros,
la luz de sus ojos traen
oscurecida de negro.
Charcas de sangre cuajada
les paralizan los nervios;
gritos de horror y de espanto
les atenaza el recuerdo.
Tristeza de desterrados,
como sombra de sus cuerpos,
les siguen por donde van
arrastrándose en el suelo.
Mucho dejaron arriba,
mucho trabajo y esfuerzo,
mucha tristeza perdida,
muchos camaradas muertos.
Leones en la pelea,
en el hogar hombres tiernos,
para los trabajos duros,
y en la justicia serenos,
hombres de paz tras la lucha
y ante la maldad severos,
no hay españoles más bravos
ni proletarios más buenos.
Sobre sus altas montañas
sobre sus prados deshechos,
a borbotones su sangre
derramaron por su pueblo.
Asturias no tiene avaros,
ni cobardes en su suelo
y hoy está más roja Asturias
que su aurora sobre el cielo.
No han perdido sus batallas,
que los valientes mineros,
ni un palmo de tierra han dado
que no tenga un hombre muerto.
La tierra que así se pierde
vuelve a pisarse de nuevo
y la sangre que la abona
dura espiga dará al tiempo.
¡Llegad, valientes mineros,
que mi pan y mi trabajo
quiero daros con mi lecho!
¿Cómo podré descansar
si vuestros cansados cuerpos
mientras reposaba el mío
entraban por mí en el fuego?
Me defendió vuestra sangre
y hoy me enseña vuestro
/ ejemplo:
lo que no puedan mis brazos
lo dará mi pensamiento.
Del Sur vengo, soy de Málaga.
Norte y Sur, sólo un deseo
como un anillo en España
está apretando su pecho.
Asturianos, asturianos,
un andaluz sobre el reto:
Pronto tendré yo Sevilla
¿Me lo cambiáis por Oviedo?