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El Frente Popular y las burguesías nacionales democráticas
Tras la insurrección de 1934 y la ofensiva reaccionaria que llenó las cárceles con decenas de miles de presos políticos, que ilegalizó partidos, organizaciones y sindicatos obreros, se formó el Frente Popular que concurrió en las elecciones del 16 de febrero de 1936 con un programa de cuatro puntos:
1.-Confiscación de los latifundios y entrega de la tierra a los campesinos y obreros agrícolas.
2.- Autodeterminación de las nacionalidades.
3.- Mejoramiento de las condiciones de vida y trabajo para la clase obrera.
4.- Amnistía para todos los presos políticos.
El movimiento nacionalista de Galicia, representado por el Partido Galleguista con Castelao a la cabeza del mismo, al igual que Esquerra Republicana en Catalunya con Companys, se incorporaron al Frente Popular. En esos momentos, la única alternativa histórica viable para las fuerzas progresistas de la burguesía era la alianza con el proletariado para impulsar la revolución democrático-popular.
La burguesía vasca, representada por el PNV, una vez más, se opuso a su inclusión en el Bloque Popular. Este quedó formado por republicanos, socialistas, comunistas y los nacionalistas de Acción Nacionalista Vasca (ANV). El PNV ya había dejado clara su posición durante la Insurrección del 34, cuando su máximo líder Aguirre declaró: «Yo concibo a mi pueblo luchando hasta las últimas consecuencias por su libertad. Pero por banderas extrañas, no. Hacia la libertad vamos. Pero hemos de ir en medio aunque la revolución surja a nuestro lado, unas veces a cargo de las derechas monárquicas, otras veces a cargo de las izquierdas extrañas». Postura que siguió manteniendo una vez que tuvo lugar la sublevación fascista, ya que según sus palabras el conflicto “no concernía al País Vasco”.
Así lo manifestaron en un mitin celebrado en el frontón Euskalduna de Bilbo (enero de 1936) cuyo lema era “Por la civilización cristiana, la libertad patria y la justicia social”. Irujo afirmaba que “los diputados nacionalistas no han defendido a ninguna clase social, sino los intereses del conjunto del país”, y Monzón aseguraba que “Euskadi es lo primero, siendo por tanto un falso dilema estar a favor o en contra de la revolución”. Esto se decía cuando todas las fuerzas populares y progresistas se disponían a hacer frente al inminente peligro fascista.
Por su parte, cumpliendo lo prometido en la campaña electoral, todas las fuerzas integrantes del Frente Popular apoyaron el proyecto de Estatuto del País Vasco, el cual fue aprobado el 1 de octubre de 1936, ya en plena guerra.