“Aún me sigue enamorando aquel invencible grito”
Francisco Cela Seoane
Capítulo IV
Y por encima, nos topamos con la memoria viva de los Maquis que, a mí, personalmente, me marcó muy hondamente. Solo el hecho de descubrir su existencia: ¿Cómo? ¿Una Guerrilla antifranquista? ¿Dónde? ¡¡Aquí!!
Una Guerrilla traicionada por unos y abandonada por todos, que jamás le perdió la cara al fascismo. Mujeres y hombres que combatieron siempre en la primera línea de fuego, primero en la Guerra Civil y, después, en la II Guerra Mundial y que, al finalizar la contienda, volvieron a cruzar los Pirineos para proseguir el combate contra el criminal Régimen de Franco.
Mujeres y hombres de una integridad y talla revolucionaria realmente gigantesca, que fueron perseguidos y acosados como alimañas, sin tener nunca ni un solo segundo de tregua y que, sin embargo, pese a ello, no consintieron jamás que ni una sola de las banderas de su clase y de su pueblo fuesen arrastradas por el fango.
Aquella consigna ¡Combatir hasta el último hombre y hasta la penúltima bala porque la última nos la conservamos para nosotros!, da idea de la extrema dureza de la lucha que tan heroicamente sostuvieron.
Gráficamente, se podría decir que nosotros, para poner en marcha nuestro Proyecto revolucionario, primero subimos a los montes para buscar y encontrar sus huellas. Y allí nos conjuramos, pasase lo que pasase, a no traicionar jamás el legado que nos transmitieron. Y a mí se me sigue iluminando el rostro al sentir que hemos hecho honor a la declaración de proclamarnos sus legítimos herederos.
(continuará…)
