¡Hasta siempre Carliños!
Mi querido Carliños, todavía no he sido capaz de asimilar tu pérdida. Me resulta muy difícil de creer que cuando este verano volvamos Arantza y yo por A Coruña no vayas a estar allí, detrás de la barra del Faluya, dándonos la bienvenida con tu eterna sonrisa. Sí, me cuesta creerlo, porque, ¡son tantas batallas juntos! ¿Verdad, Carliños?
Recuerdo las mil y una batallas que libramos en A Coruña denunciando la represión contra las presas y presos políticos, reclamando su libertad y luchando por la Amnistía. Recuerdo también todo aquel trabajo que hicimos para denunciar la agresión imperialista contra Serbia, las luchas obreras, el Centro Social Semente y su rapaciada, como llamaba Pepita a aquellos jovencísimos y combativos mozos y mozas que peleaban a nuestro lado. Y un recuerdo imborrable que no olvidaré jamás: la primera vez que discutí la propaganda de nuestro Partido, el PCE(r). Allí estabas tú, sentado a la mesa con Marcos, con Iolanda y conmigo. Discutimos el “Resistencia” del Informe político presentado por el camarada Arenas al IV Congreso del Partido, titulado “Mantener el rumbo trazado”. Y después de la discusión, por eso de ser consecuentes y llevar la teoría a la práctica (¡y vaya si fuímos consecuentes, que los fascistas acabaron “condecorándonos” a los cuatro metiéndonos en prisión!), nos fuímos al Puerto de A Coruña a hacer unas pintadas (¡mis primeras pintadas!) en solidaridad con los estibadores en lucha. Eran mis primeros pasos en la militancia comunista y revolucionaria. ¡Y allí estabas tú, Carliños!
También recuerdo con especial cariño el tiempo que compartimos en la prisión de Valdemoro. A tí te habían detenido recientemente junto a otros cuatro compañeros del SRI, y a mí me habían trasladado allí con motivo del juicio-farsa. Fue poco tiempo, apenas tres semanas, pero lo aprovechamos al máximo para ponernos al día y debatir sobre diferentes cuestiones políticas. Doy fé de que tu comportamiento en prisión fue ejemplar. Convertiste la cárcel en una nueva trinchera de lucha, como hacemos los comunistas aún en las peores circunstancias. Sin duda, tus hermanos Paco y Suso, que son leyenda viva de la lucha de resistencia en las cárceles del Estado fascista español, se habrían sentido orgullosos de verte.
Son muchos los recuerdos, porque desde que emprendí el camino de la lucha revolucionaria siempre has estado ahí. Decidiste que tu trinchera estaba en la lucha de solidaridad con las presas y presos políticos, y en ella te has mantenido firme durante todos estos años, defendiendo con uñas y dientes tus principios e ideales revolucionarios. Tenías cerca de tí a nuestra querida Pepita, todo un ejemplo de lucha y solidaridad, y seguiste sus pasos hasta que, discretamente, casi sin hacer ruido, tú mismo te has convertido en un ejemplo a seguir. ¡Que sí Carliños! Ya sé que no te gusta que lo diga, que tú siempre has llevado la humildad y la modestia por banderas, pero tengo que gritarlo bien alto: ¡Carlos Cela, ejemplo de lucha y solidaridad!
Y hablando de ejemplos de lucha, no puedo pensar en tí sin acordarme de tu madre y de tus hermanos. ¡Pepita! ¡Suso! ¡Paco! Recibid un inmenso abrazo cargado con toda mi fuerza y mi cariño. Sois un orgullo para la clase obrera. ¡Estamos con vosotros!
Carliños, me voy a ir despidiendo, pero ésto no es un adiós, es un ¡hasta siempre! Porque estoy seguro de que tu ejemplo seguirá vivo con nosotros en la lucha de solidaridad con las presas y presos políticos, en cada lucha obrera, en la lucha antifascista … Pronto volverás a sonreir, ¡si es que en algún momento has dejado de hacerlo!, al comprobar orgulloso como las manos de jóvenes solidarios y solidarias recogen tu testigo y continúan la lucha. Créeme Carlos, te has convertido en semente de liberdade. ¡El mejor homenaje continuar tu lucha!
1º de Mayo de 2019
David Garaboa Bonillo, ex-preso político del PCE(r).