Cartas desde prisión:
Lucio García Blanco
*Recogida en: Los presos políticos nos escriben y opinan…”, n.º 10, abril 2019.
Topas, febrero 2019
(…) En estos momentos es necesario denunciar el nuevo intento de golpe de Estado del imperialismo yanqui en Venezuela, apoyado también por los países imperialistas europeos, incluida España, en base al levantamiento impulsado por la oligarquía y la burguesía venezolana con el pelele de Guaidó a la cabeza. Además, es preciso señalar el destacado papel que viene asumiendo el Estado español y sus medios de desinformación demonizando a Maduro y respaldando a la burguesía fascista. También ha sido llamativo que los oportunistas de Podemos hayan aprovechado la ocasión para declarar que no les gusta el régimen venezolano, lo que en cierta medida supone justificar el golpe de Estado.
La cuestión es que se trata del tercer golpe de Estado, después del que llevaron a cabo en abril del 2002 contra Hugo Chávez y el posterior de febrero de 2011. Desde su inicio la revolución bolivariana se encuentra sometida a una guerra híbrida que conjuga lo económico con lo político, el terrorismo, la propaganda mediática y sicológica, etc.
Sin embargo, el bolivarismo lejos de perder apoyo internacional se ha ido erigiendo como un referente antiimperialista para los países que luchan por su total independencia. En estos momentos, en Latinoamérica, si bien ha perdido el apoyo de Brasil y Argentina, ha ganado el de México y Uruguay, y sigue contando el de Cuba, Bolivia, Nicaragua y algunos más.
A nivel internacional se ha ido posicionando como un destacado aliado del grupo de países liderados por Rusia y China. De ahí que en el marco de la visita que Maduro realizó hace un par de meses a Moscú recibiese seis mil millones de rublos en inversiones en los sectores petrolero, minero y militar; unas semanas antes China le había concedido un crédito de otros tantos millones de yuanes. Las dos potencias han enviado asesores financieros para ayudar a estabilizar la economía venezolana. En el ámbito militar, Venezuela ha comprado importantes sistemas de armas a Rusia, como misiles S-300, cazas, helicópteros de combate, lanzacohetes, etc. Aparte de llegar a un acuerdo para que aviones y barcos de combate rusos hagan escala en aeropuertos y puertos venezolanos. Se trata por tanto de una alianza estratégica.
El ruido que están montando en la frontera colombina con la ayuda humanitaria es una nueva excusa para justificar una intervención militar, pero si la llevasen a cabo, tendrían una respuesta contundente del ejército y del pueblo venezolanos. Se viene hablando mucho de la escasez de alimentos y de medicinas, pero se silencia la grave situación en que estaba el pueblo en la época de Carlos Andrés Pérez. La verdad es que el bolivarismo, partiendo de la nacionalización de las rentas petroleras, se ha esforzado considerablemente por mejorar la vida de los trabajadores y del conjunto del pueblo. Se han incorporado al régimen de pensiones más de tres millones de personas; se ha implantado la atención médica gratuita y también son gratuitas gran parte de las medicinas; se ha logrado acabar con el analfabetismo y la educación superior tiene un coste mínimo; se han repartido cerca de un millón de viviendas y están subsidiados muchos alimentos y el combustible, etc. En Venezuela no hay despido libre, ni trabajo temporal, como aquí.
¿Qué está pasando? Es evidente que estamos ante una guerra económica, de boicot y especulación, así como de desinversión y acaparamiento de mercancías por parte de la burguesía, que viene creando muchos problemas y un desabastecimiento general. También se viene provocando una devaluación artificial de la moneda para comprar barato allí y vender las mercancías en Colombia. A nivel internacional también se está produciendo un bloqueo de las cuentas venezolanas del exterior –de millones de dólares–, así como otro de carácter comercial que provoca que no lleguen al país medicinas, repuestos industriales, etc. EEUU utiliza una combinación de interferencias estructurales para perjudicar al sector financiero.
No obstante, si la reacción burguesa en el interior ha conseguido llevar las cosas al actual extremo contrarrevolucionario, en buena medida se debe a los errores y a la condescendencia para con ellos del gobierno encabezado por Maduro, en vez de impulsar con más firmeza la lucha contra la burguesía pro-imperialista. Así lo reconocía el profesor venezolano Jesús Peña: “Uno de nuestros errores ha sido creer que se podía apaciguar la confrontación si lográbamos ejecutar buenas acciones de gobierno, ganándonos como ‘aliados estratégicos’ a sectores de la burguesía, suponiendo que se respetarían ciertas reglas del juego bajo el capitalismo dependiente y parasitario que nos caracteriza…”. La realidad es que solo se han tomado medidas administrativas defensivas; pero para combatir la resistencia de la burguesía es necesario involucrar y poner en primer plano la acción de las masas populares, formándolas política e ideológicamente, organizándolas en torno a planes y objetivos concretos, hasta ir estructurando un fuerte poder político entre la clase obrera y el resto de sectores populares.
Por otra parte, no cabe la menor duda de que con el intento de golpe de Estado en Venezuela, los EEUU también pretenden obstruir y debilitar el desarrollo de China y Rusia que, junto a otros países, intentan crear un nuevo marco de relaciones económicas, financieras y comerciales realmente igualitarias. Claro que no se trata de altruismo sino de una posición acorde con su actual etapa de desarrollo capitalista que les permita un mayor avance socioeconómico, ir desplazando al dólar como moneda de reserva a través del yuan; y a más largo plazo acabar también con el marco de relaciones abusivas que impuso EEUU después de la II Guerra Mundial –a través del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio.
Esta situación está agravando las contradicciones entre las grandes potencias. El último informe sobre Estrategia de Seguridad Nacional yanqui está centrado en la consigna “los EEUU primero”, define a Rusia y China como potencias “revisionistas” porque quieren revisar el orden establecido y “representan el mayor peligro para Norteamérica”.
Y para ir acabando. La farsa judicial contra los dirigentes independentistas catalanes está ayudando a crear las condiciones para extender la lucha por las libertades y los derechos democráticos, así como la unidad entre todas las fuerzas antifascistas del conjunto del Estado.
Un fuerte abrazo para ti y demás compas.
¡Hai qu’armarla!