Francisco Cela Seoane
“Aún me sigue enamorando aquel invencible grito”
Capítulo VIII
Solo se desencanta quien primero se deja deslumbrar por los falsos espejismos de los caminos fáciles, por esas sillas que el enemigo coloca al borde del camino para que te sientes a descansar y te olvides de caminar, que cantó Silvio Rodríguez.
Los tibios y pusilánimes y los que se dejaron encandilar por los cantos de sirena de una falsa salida democrática al final del franquismo, fueron los primeros en abandonar el barco en cuanto los vientos empezaron a soplar a la contra y el naufragio amenazaba en cada recodo del camino.
Pero son en esos incendios donde se templan los verdaderos revolucionarios, aguantando a pie firme frente a esos vientos huracanados y fundiéndose en el Grito Libertario de los pueblos y se alzan contra los tiranos.
Yo recuerdo que hablando con militantes del MC, de la LCR, de la ORT, del PTE, de la CNT e incluso del PCE y de CCOO, ninguno, pero ni uno solo me negaba que en esa nueva democracia se mantenían intactas todas las estructuras del franquismo.
Pero en cuanto los ponías frente al principio de: con el fascismo no se habla, ¡al fascismo se le combate con las armas en la mano!, te salían con la perorata de: no se puede caer en la enfermedad infantil del izquierdismo. Esto es solo un primer paso, un abrir brecha para avanzar hacia la meta de la República. No se puede provocar a un ejército que te puede dar un golpe de Estado y bla, bla, bla… Claro, claro, la irresistible atracción de la legalidad, la comodidad de presumir y alardear de revolucionario sin arriesgar ni un mínimo rasguño.
Pero, sin duda, la campaña más infame la lanzó contra el Movimiento de Resistencia el PCE y CCOO para segarnos la hierba debajo de los pies y allanarle el camino al Estado para que nos barriesen del mapa. Fueron ellos los de “los oscuros y extraños GRAPOs”, los que nos acusaron de ser agentes de la CIA o elementos de la extrema derecha manejados como títeres por las cloacas del Estado.
Precisamente ellos, que nos conocían de los barrios, de las Asociaciones de Vecinos, de vernos en las huelgas, en las manifestaciones, en la lucha por la AMNISTÍA. ¿NO conocían a Abelardo Collazo y a Hierro Chomón que habían formado parte del Comité Central del PCE en Galicia? ¿Tampoco les dijo nada acerca de qué éramos y qué representábamos que, cuando la policía asesinó en Madrid a Abelardo, su féretro fuese recibido por más de 10.000 obreros en Vigo?
Nos quedamos solos frente a todos los aparatos del Estado. Y a pesar de ello, no quitamos el cuerpo y no le perdimos la cara al fascismo. Nos quedamos solos denunciando una Transición que no hacía sino lavarle la cara al franquismo. Y solos nos quedamos impulsando una Línea de Resistencia que diese al traste con aquella farsa y abriese las anchas alamedas de la libertad para nuestra clase y las masas populares.
Recién acabados de nacer, o dando los primeros pasos, con raíces aún muy endebles en el seno de nuestra clase, se nos vino encima la primera campaña de cerco y aniquilamiento. Y, francamente, ni dios ni el diablo daba por nosotros ni un céntimo de Euro.
Las organizaciones de masas del nuevo Movimiento de Resistencia: El Socorro Rojo, la ODEA (Organización Democrática de Estudiantes Antifascistas), Pueblo y Cultura, etc., fueron literalmente barridas por la represión. Sus militantes, acosados, detenidos, torturados, encarcelados, se enfrentaron a la disyuntiva de: o irse a casa en espera de tiempos mejores o pasarse a las filas del PCE(r) y de la Guerrilla.
Años duros, de plomo, de aguantar firmes en las trincheras así lloviesen chuzos de punta. En 1977, cae en pleno el Comité Central del PCE(r), incluido su Secretario General, Manuel Pérez Martínez. Golpe demoledor del que el Movimiento de Resistencia tardaría años, pero que muchos años en reponerse. Sin un minuto de tregua, se suceden las caídas: células, Comités de fábrica, Comités Locales y Regionales, aparatos de propaganda… El PCE(r) se desangra, pero en ningún momento rechazó el combate.
En cascada caen camaradas de los GRAPO y muchos de sus militantes pagan con su vida la osadía de atreverse a luchar contra el fascismo. Lo que provoca que muchos militantes del PCE(r) se incorporen a las filas de la Guerrilla para cubrir las bajas que se producen. Todo lo cual va a debilitar al PCE(r) y a su capacidad de Dirección política del conjunto del Movimiento de Resistencia, que está en el origen de muchos de los errores y desviaciones que se van a producir esos años.
En 1979, en Madrid, a la salida de una boca de metro, Carlos Delgado de Codex, Secretario General en funciones del PCE(r) es acribillado a balazos por la policía, a sabiendas de que los militantes del PCE(r) jamás, en ningún caso, portan armas.
Ese mismo año, caen todos los militantes clandestinos del PCE(r) y de los GRAPO. Se podría decir que el Movimiento de Resistencia al completo ha sido encarcelado. Y, sin embargo, nadie baja los brazos. En diciembre de ese año, en la cárcel de Zamora, se produce la fuga de cinco de los mejores dirigentes del Movimiento de Resistencia: Abelardo Collazo, Cerdán Calixto, Francisco Brontóns, Hierro Chomón y Martín Luna.
Y nada más fugarse, sin permitirse el lujo de ni un solo segundo de descanso, se ponen manos a la obra de reorganizar la Resistencia. La primera campaña de cerco y aniquilamiento ha sido derrotada. Como serían derrotadas todas las demás que el Estado puso en marcha.
Y al fondo del telón, el desarrollo de una Batalla Política de gran alcance y recorrido, que se va a prolongar desde 1975 a nuestros días. Una batalla librada entre los encantadores de serpientes que han mantenido que este sistema es Democrático y que existen verdaderas libertades políticas y sindicales y los revolucionarios que, erre que erre, han sostenido que la naturaleza política de este Estado es el Fascismo.
Pero cuando cada vez más voces, y desde los más diversos ámbitos, cuestionan abiertamente “la modélica Transición” y cuando el movimiento del 15-M ocupó las plazas de pueblos y cuando al grito de: “Le llaman Democracia y no lo es”, lo que se puso de manifiesto es que cada vez más amplios sectores del proletariado y de las masas populares hacen suya una de las principales tesis política del PCE(r): que del monopolismo y el fascismo no hay vuelta atrás posible a la etapa de la Libre Competencia y la Democracia Burguesa.
Por ello, la batalla política librada a lo largo y ancho de estos cuarenta años, la ha perdido el Estado y la ha ganado el Movimiento de Resistencia en todas las líneas del frente.
Que sí, que sí: ¡Ladran, Ergo, cabalgamos! Que sí, que sí, que después de tantísimos años de lucha aún seguimos presos, que nos hemos hecho viejos y hasta casi ancianos, que el que no está medio cojo está tuerto entero y todos andamos descangallados, pero ni a uno solo se nos ha caído la sonrisa de los labios ni se nos han apagado los brillos de los ojos.
Y hubo un tal Mao que, en las horas más oscuras y negras de la Larga Marcha, vino a decir algo así como: «Si un PC elabora una Línea Política errónea, por más hombres y armas que tenga, ¡jamás alcanzará la victoria! Pero si un PC elabora una Línea Política justa, si no tiene hombres, los tendrá, si no tiene armas, las conseguirá y… ¡La victoria tan solo será cuestión de tiempo!»
Los comunistas chinos ¡Vencieron! Y los comunistas y antifascistas españoles ¡Venceremos!
(continuará…)