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Represión sobre la lengua y la cultura de las nacionalidades -II-
País Vasco
El euskera y la cultura vasca corrió la misma suerte que los idiomas del resto de las nacionalidades. El 29 de mayo de 1937 se prohibió oficialmente el uso del euskera en todos ámbitos de la vida de Euskal Herria Sur. La circular firmada por el General Primer Jefe de la ciudad de Donostia, es muy explícita al respecto:
«Se denunciará a todo aquel que infrinja lo dispuesto sobre la prohibición de hablar idiomas y dialectos diferentes del castellano.
Recibida por esta jefatura comunicación del Excmo. Señor Gobernador Militar encargando a la Guardia Cívica vigile el exacto cumplimiento de la disposición dictada que proscribe a los nacionales el uso en público de idiomas y dialectos diferentes del castellano».
El grado de exacerbación de la represión del euskera queda patente en un comunicado emitido por el alcalde de Gernika en 1949, en el que apremiaba a los familiares que poseyeran una tumba en el cementerio con una lápida, cuya inscripción estuviera esculpida en euskera, que esta fuera sustituida por otra en castellano.
La ‘Sociedad de Estudios Vascos’ de carácter cultural que se había fundado en 1918 fue ilegalizada. La academia de la lengua vasca ‘Euskaltzaindia’ no fue prohibida, aunque sus actividades sufrieron una considerable merma.
La prohibición de hablar en euskera fue acompañada de la prohibición de cualquier signo cultural vasco como tocar el txistu, la ikurriña o cualquier otro símbolo; saltarse esas prohibiciones era castigado con multas o incluso con penas de cárcel. Cuando las tropas fascistas se apoderaron de buena parte de Gipúzkoa, muchas mujeres, especialmente aquellas del mundo rural que no sabían expresarse en otra lengua que la suya propia, sufrieron por ello todo tipo de vejaciones: rapar el pelo, insultos, paseíllos…
