Repasando la historia:
-Herrera de la Mancha, Kepa Crespo y el exterminio de los “demócratas”
Con la intención de poner en práctica la política de máximo aislamiento contra todos los colectivos de presos políticos, la UCD ordena construir lo que iban a ser las futuras cárceles de máxima seguridad españolas. La Dirección General de Prisiones tiene ya proyectada la “joya” de la incomunicación absoluta, la prisión de Herrera de la Mancha, situada en Ciudad Real. Aislada a 200 km. de Madrid, en medio de la meseta, sin posibilidad de acceso en transporte público, con estructura modular y control absoluto tanto de carceleros y guardias civiles como por medio de las últimas tecnologías. Es terminada de construir en febrero de 1979 e inaugurada el 22 de junio, el mismo día en el que ingresan un primer núcleo de presos sociales «muy peligrosos”, aquellos dirigentes de la COPEL que quedaban con vida tras las masacres de 1977 y 78. En esos primeros meses las palizas, torturas y malos tratos fueron constantes y diarios. La prensa callaba, los políticos aplaudían la nueva política carcelaria: ‘La reforma penitenciaria total no es Herrera, pero pasa por Herrera’ acostumbraba a decir García Valdés, Director de II. PP.
El 17 de diciembre de 1979 se fugan de la cárcel de Zamora 5 máximos dirigentes de los GRAPO. II.PP. es puesta en el ojo del huracán. La respuesta para acallar las críticas no puede ser más brutal: el 26 de diciembre de ese 1979, 13 presos del PCE(r) y de los GRAPO son sacados de Zamora y conducidos a Herrera, siendo recibidos con brutales golpizas, desnudados y totalmente aislados en celdas de castigo. Un militante de los GRAPO incluso perdió el conocimiento por la brutal paliza y tuvo que recibir 20 puntos de sutura en las heridas.
Desde ese inicio de 1980 se tenía claro que esa cárcel lo iba a ser de exterminio contra la disidencia política. Las protestas se iniciaron inmediatamente y el 11 de febrero de 1980 el mismo García Valdés declara en Radio Nacional que “Los GRAPO son unos locos peligrosos, a los que habría que encerrar en cajones de cemento”. Dicho y hecho, la represión y el aislamiento se intensifican en Herrera hasta límites insospechados: censura absoluta de correspondencia, malos tratos continuos, recuentos nocturnos diarios, etc. Manuel Pérez Martínez (Camarada Arenas), Secretario General del PCE(r), es aislado en un cuchitril de dos por tres metros, con una única luz de 20 vatios, las 24 horas encerrado y sin poder leer otra cosa durante diez meses que ¡la hoja parroquial! que un carcelero le pasaba.
Durante 1980 Herrera vive 3 huelgas de hambre de militantes comunistas, con 62 días de ayuno en total. La situación se hace insostenible para Valdés, que tiene que dimitir tras ser acusado de permitir torturas por parte de carceleros. El 23F de 1981 se lleva a cabo el golpe de Estado y se ha escrito que el General Pardo tenía en sus planes sacar a los presos políticos de Carabanchel y fusilarlos y de ahí partir hacia Herrera. Dos semanas más tarde se inicia la huelga de hambre a tumba abierta de todos los presos del PCE(r) y de los GRAPO para protestar contra el régimen de exterminio que se vive en esta prisión.
El 19 de Junio de 1981 muere el preso político vasco, militante del PCE(r) y recluido en Herrera, Juan José Crespo Galende, “Kepa” a los 83 días de huelga. Otros 12 quedan con serias e irrecuperables lesiones. El nuevo Director de Prisiones, Galavís, firma un documento a finales de junio donde se compromete a respetar a los presos y reagruparlos fuera de Herrera en el plazo de seis meses. Estos 6 meses se convirtieron en dos años, pues hasta octubre de 1983, aún quedaban presos comunistas en durísimas condiciones en la prisión de Herrera. El 2 de octubre, son reunificados de nuevo en la cárcel de Soria. Del 20 al 25 de octubre de 1981, llega el grueso de los presos políticos vascos del MLNV a la tétrica Herrera.
Cuatro años de terror contra la resistencia antifascista y comunista de vascos y catalanes, gallegos y canarios, andaluces y valencianos, extremeños y asturianos… Cuatro años de terror durante los cuales Herrera de la Mancha se había cobrado una preciosa vida, Gogoan Zaitugu Kepa!, había visto miles de horas de aislamiento y permitido palizas, torturas y el vertido de mucha sangre. El terrible testigo pasó contra los resistentes vascos, que sufrieron la continuación de esta política de castigo a la disidencia política revolucionaria.