Internacional
De golpes y errores
Otro golpe más en América Latina, esta vez en Bolivia. La lista sólo en lo que va de siglo sigue el mismo patrón que en el siglo anterior, y el anterior…
– 2002, golpe en Venezuela contra Hugo Chávez.
– 2004, golpe en Haití contra Jean Bertrand Aristide.
– 2009, golpe en Honduras contra Manuel Zelaya.
– 2012, golpe en Paraguay contra Fernando Lugo.
– 2015, golpe en Brasil contra Dilma Rousseff.
– 2019, golpe en Venezuela contra Nicolás Maduro.
– 2019, golpe en Bolivia contra Evo Morales.
No
está mal la media, desde luego. En unos el golpe fue derrotado
(Venezuela), en otros se utilizaron técnicas nuevas como los
vericuetos constitucionales (Paraguay, Brasil), en otros una
combinación de movimientos militares con políticos (Haití,
Honduras) y en el de Bolivia se ha seguido a pies juntillas el modelo
que se lleva un año intentando contra Venezuela (movilizaciones,
cada vez más violentas y racistas, de la llamada «oposición»
y militares junto a la deslegitimación insticional a través de la
OEA).
Se está hablando mucho sobre las lecciones a
aprender (y mira que ha habido ocasiones en estos años y se ha
seguido tropezando en la misma piedra), pero a mi modo de ver en lo
que hay que hacer hincapié es en los errores que se cometen una y
otra vez.
El golpe en Bolivia ha seguido el mismo patrón,
se ha desarollado de la misma manera, que se intentó en Venezuela a
principios de este año, y en años anteriores, utilizando como
detonante las elecciones y el rápido movimiento de EEUU y sus
vasallos (dentro y fuera de América Latina) para no reconocer los
resultados si eran desfavorables a sus intereses. Y, como en
Venezuela, buscando la complicidad y utilizando la presión sobre el
Ejército, por una parte, y utilizando instrumentos como la OEA para
desligitimar al gobierno. Lo que no funcionó en Venezuela sí ha
funcionado en Bolivia, por lo que hay que hacerse unas cuantas
preguntas y, sobre todo, hacer un somero repaso de los errores.
El
primero, y fundamental, es achacable al propio Morales cuando en 2016
celebró un referéndum para modificar un artículo de la
Constitución, que él mismo consideró su mayor logro al alcanzar la
presidencia por primera vez, sobre si era posible o no ir a una nueva
renovación del mandato presidencial más allá de los plazos
establecidos de dos mandatos por cinco años cada uno. El resultado
fue negativo para Morales, 51% frente a 49%. Pero Morales utilizó
una fórmula legal para dar la vuelta al resultado y postularse a una
nueva reelección, lo que dio alas a los derechistas.
En
vez de fortalecer al Movimiento al Socialismo, y trabajar para
reforzar a un canditado que mantuviese y ampliase lo logrado, que no
es poco, se apostó por él mismo. Eso pone de relieve la debilidad
del MAS y de sus aliados, que lo apostaban todo a una figura, la de
Morales, poniendo de relieve que fuera de los pueblos originarios no
está tan arraigado en la sociedad como lo está el chavismo en
Venezuela, por lo que la capacidad de movilización no es tan alta y
ha dejado el terreno casi libre a los derechistas, que campan a su
antojo.
Esta falta de reacción ha servido para que el
Ejército acabase decidiendo la partida, sin que la oficialidad
media, esta sí en gran parte de extracción indígena -otro de los
logros de Morales- haya tenido la más mínima capacidad de respuesta
a la postura golpista de los mandos superiores.
Esta es
una diferencia sustancial con Venezuela, donde la gran mayoría de
los altos mandos, así como de los oficiales medios, han defendido la
soberanía del país y se han negado a sucumbir a los cantos de
sirena de EEUU. Eso y la contundente respuesta de la gran mayoría
del pueblo venezolano, no hay que olvidarlo.
El
segundo es haber aceptado a una OEA que desde el primer momento
desconoció los resultados de las elecciones presidenciales de hace
un par de semanas. La misma OEA que ha declarado la ilegimidad de
Maduro en Venezuela, la misma que ha otorgado la representación de
Venezuela a un golpista como Guaidó es llamada por Bolivia para
monitorear el resultado. ¿De verdad Morales es tan ingenuo para
supòner que iba a decir otra cosa que lo que ha dicho? Si lo es, no
hay que llorar por el desarrollo consiguiente sino hacerse una
pregunta básica: ¿por qué los gobiernos supuestamente progres, y
el de Morales lo era, aceptan y forman parte de este tipo de
instrumentos diseñados por y para el imperialismo? Otra vez hay que
dar la razón a Cuba, y alabar su dignidad al estar fuera de este
engrendo negándose a incorporarse a ella -de la que previamente fue
expulsada en 1962- y reafirmar que Venezuela hizo un tardío
movimiento, pero importante, de
retirarse de la misma
aunque este mismo organismo violase su propia normativa rechazando
dicha postura y aceptando al golpista Guaidó. La ingenuidad de
Morales ha sido pasmosa.
La conclusión es obvia, a las
derrotas de Venezuela y Argentina la respuesta de EEUU ha sido la de
siempre, lo que pone de manifiesto que eso de que se ha parado la
ofensiva neoliberal en América Latina es más que cuestionable. Y
que eso de la conciliación de clases no es más que otra
elucubración de los «progres» que ocultan sus carencias
ideológicas porque si bien Evo Morales hizo mucho por elevar el
nivel de vida de la población nunca se ha aceptado por parte de la
oligarquía el perder ni un poco de sus privilegios, que ha mantenido
con Morales.
Bolivia volverá al redil derechista si no
hay reacción popular contundente y las consecuencias serán las
obvias. Y de nuevo otra década perdida, y de nuevo a empezar. Lo
malo no es que se resista y se combata, sino que siempre hay que
empezar de nuevo y nunca se va más allá. Por eso el ejemplo de Cuba
será siempre eso: un ejemplo.
–http://elterritoriodellince.blogspot.com/2019/11/de-golpes-y-errores-otro-golpe-mas-en.html