Artículo de Lucio García Blanco
Preso político del PCE(r) desde la cárcel de Topas
Publicado en El Otro País, n.º 92, diciembre 2019
Recesión económica, guerra comercial y tensión internacional
La guerra comercial iniciada por los EE.UU a mediados del pasado año con la imposición de altos aranceles al aluminio, acero etc.., de Alemania, China, Rusia, Canadá y Japón, fue contestada por estos países con medidas similares. Posteriormente acordaron una tregua de noventa días y llegaron a un acuerdo, aunque se volvería a romper y pactar en varias ocasiones, hasta que a primeros de agosto Trump volvió a la carga arancelaria contra China y Xi Jinpingle replicó anulando las compras agrarias a EE.UU.; al tiempo que se devaluaba el yuan a mínimos de 2.008. El pasado 3 de octubre, la Casa Blanca anunció que subirá un 25% los aranceles a los productos agrarios europeos, lo que seguramente será replicado por Europa con medidas similares.
El problema de fondo que ha desatado la guerra comercial ha sido, sin duda, el repunte de la recesión económica que comenzó a manifestarse el segundo trimestre del pasado año, aunque tardaron en hacerla pública y siguen ocultando su gravedad. A primeros de junio el FMI rebajaba la previsión de crecimiento mundial al 3,3% y un mes después al 3,2%, señalando que Europa sólo crecería al 1,3%. Alemania lo haría al 0,5% -la mitad de lo previsto- en Italia se quedaría en el 0,1%. La previsiones para España son de un crecimiento del 2,3%, pero hay que tener en cuenta que aquí los parámetros socioeconómicos aún están muy mal por las graves secuelas que dejó la crisis de 2008. Tenemos una tasa de paro superior al 14% -el doble de la media europea-, el 84% de los contratos son basura etc… Y en los meses de junio y julio se ha dado la menor bajada del desempleo en once años.
Estamos ante un agravamiento de la crisis económica de superproducción relativa de mercancías, que incluye al capital. Ante un nuevo estrechamiento de los mercados con relación al desarrollo de la producción, por el avance tecnológico que actualmente se concreta en la puesta en marcha de la Cuarta Revolución Industrial. La nueva recesión económica también pone en evidencia que ya no estamos ante las crisis cíclicas anteriores, sino en la crisis permanente, ya crónica, de agotamiento del sistema capitalista. La causa de las crisis económicas es la contradicción fundamental del capitalismo entre el carácter social de la producción y la forma privada de apropiación del producto. Lo que se revela como la oposición entre la organización de la producción de forma sistemática dentro de cada fábrica y la anarquía de la producción en el conjunto de la sociedad capitalista; haciendo imposible un desarrollo planificado de la economía, y que los productos tampoco puedan tener asegurado su venta en el mercado. Con la recesión económica de 2.008 se fue exacerbando esta contradicción mediante un proceso de concentración de las grandes empresas y monopolios, con fusiones y alianzas, dándose un record histórico a nivel mundial en los años 2.015 y 2.016. Así, los grandes monopolios pudieron reducir sus puestos de trabajo, bajar los salarios y aumentar sus ganancias, al tiempo que aumentaba el paro de los trabajadores.
La profundización de la crisis económica ya crónica deja claro que las fuerzas productivas capitalistas han rebasado con creces el marco de las relaciones burguesas de producción; lo que sólo se podría corregir con la sustitución del capitalismo por una sociedad socialista.
Nos encontramos por lo tanto en una situación en la que se van exacerbando todas las contradicciones; las de clase en cada país, así como las que se vienen dando en el ámbito internacional entre las grandes potencias o bloques económicos y militares. En este último sentido destacan las contradicciones entre el bloque imperialista liderado por EE.UU. y el que encabezan China y Rusia sobre la base de los BRICS. Pero también se vienen agravando las contradicciones interimperialistas, que están siendo condicionadas por las anteriores.
El enfrentamiento entre el imperialismo europeo y el estadounidense se exacerbó el pasado año por las presiones que Trump imponía a Alemania para que cambiase el suministro de gas ruso por el suyo, como estrategia para contrarrestar la influencia de Rusia al Este y la de Alemania al Oeste. Los norteamericanos pretendían impedir la construcción del gaseoducto ruso Nord Stream II bajo el mar Baltico y el Mar Negro, para hacer de Polonia una nueva central de distribución del gas natural licuado estadounidense. Una pretensión que chocaba con los intereses de la empresa alemana que posee cerca de la mitad de la rusa GAZPROM y de otros empresarios alemanes con inversiones en Rusia. Por lo que Merkel se opuso frontalmente a ello.
Respecto de Francia, Macron respondía a la guerra comercial remarcando que “los países indistrailizados, incluído Japón, debían reformular el G-7 para transformarlo en G-6 sin EE.UU. Ya recientemente Francia ha gravado con impuestos a las mercancías norteamericanas”.
Por otra parte, es preciso recordar que meses atrás ya se habían roto las negociaciones entre europeos y norteamericanos sobre el Tratado de Colaboración Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTCI) y que se había anulado el Tratado de Libre Comercio de la Cuenca del Pacífico (TPP), vigente desde hace unos años entre doce países. A lo que cabe añadir el proceso del Brexit.
¿Dónde ha quedado el supuesto liberalismo pregonado por EE.UU, Inglaterra etc…?. Ya hace mucho tiempo que es pura verborrea. La etapa de la libre competencia capitalista en la que había margen para la libertad empresarial hace tiempo que pasó a la historia; y en el actual marco histórico del monopolismo e imperialismo rige la ley del más fuerte, tanto a nivel económico, como comercial o militar.
Ya en el ámbito de las contradicciones entre el bloque liderado por los norteamericanos y el encabezado por China y Rusia hay que señalar que estos últimos, para poder acceder al mercado mundial y no tener que someterse a las abusivas exigencias que les trataban de imponer los anteriores -entre las que estaba permitir las inversiones extranjeras sin límite-, optaron por impulsar una vía propia e independiente desde la formación del grupo de países BRICS. Lo que les ha permitido establecer unas nuevas y sólidas relaciones con los países en vías de desarrollo e impulsar su potencial económico como países capitalistas emergentes.
Claro que a los yanquis les molesta y no toleran que los paíeses emergentes vengan desarrollando estas nuevas relaciones comerciales, económicas y financieras sin aplicar la ley del valor, con precios y réditos reducidos. Mediante un intercambio justo y equitativo que favorece el avance económico y social mutuo. Esto sólo es posible por las características sociales, económicas y culturales que ambos países heredaron de su anterior etapa socialista. Al disponer de un amplio sistema bancario y económico de propiedad estatal, entre otras razones. De ahí que esas nuevas relaciones se vengan extendiendo por buena parte de Asia, África y América Latina, desplazando de algunos mercados a los EE.UU.
Su comercio se viene desarrollando a través de la Nueva Ruta de la Seda por ferrocarril, con algún tramo marítimo; desde China, pasando por Rusia, hasta el conjunto de Europa y África. Y ya son dieciséis los países europeos adheridos a este proyecto, sumándose recientemente Italia.
En cuanto al ámbito monetario, es significatovo que el dólar haya perdido 10,3 puntos en diecinueve años como moneda reserva; y la previsión es que vaya acelerando su caída hasta rondar el 50% en el 2.027. El pulso que le viene echando el yuan es cada vez más fuerte desde que en diciembre de 2.015 éste fuese admitido como moneda reserva, al otorgársele su cuota como Derecho Especial de Giro. Y es bastante probable que en una década la moneda china pueda desplazar al dólar.
Claro que la reacción del imperialismo no se ha hecho esperar. El documento “La estrategia de seguridad” que Trump presentó once meses después de su llegada a la presidencia ya define a Rusia y China como “potencias revisionistas que quieren revisar el orden establecido, y buscan erosionar la prosperidad americana creando un mundo en las antípodas de los valores americanos”. Una grave amenaza que además viene acompañada por el aumento de su presupuesto militar en un 23%, así como por el anuncio el pasado tres de agosto de la ruptura del Tratado sobre Armas Nucleares, firmado en su día por los presidentes de Rusia y los EE.UU., Gorbachov y Reagan.
Sin embargo, Trump ya ha pasado a la acción terrorista contra Venezuela, entre otras cosas por ser uno de los primeros países que exigió que le pagasen su petróleo en yuanes. Un ataque que ha supuesto, entre otras coacciones, la congelación (robo) de todos los activos que tiene el gobierno venezolano en EE.UU., lo que agravará la situación del pueblo. Ya con anterioridad habían realizado sabotajes financieros, embargos, ataques al suministro eléctrico, dos intentos de golpe de estado impulsados por la burguesía, con Guaidó a la cabeza. Siendo el último acto de fuerza la imposición de un férreo bloqueo.
Pero China y Rusia vienen apoyando al pueblo venezolano, ya a primeros de año enviaron seis mil millones de yuanes y rublos cada una, así como asesores financieros. Y Maduro ha comprado importantes sistemas de armamento a Rusia, tipo misiles S-300, cazas Sujoi, lanzacohetes, etc…; alcanzando asimismo un acuerdo para que aviones y barcos de combate rusos hagan escala en Venezuela en lo que se configura como una alianza estratégica. Asimismo, los norteamericanos han pasado de las sanciones económicas a las provocaciones y agresiones militares a Irán, y éste ha anunciado la producción intensiva de uranio para desarrollar la bomba atómica. La mayor tensión se produjo el 20 de junio al derribar el ejército iraní un avión dron de los EE.UU. que había entrado en su territorio. En ese momento -según el relato de Trump- ordenó atacar militarmente a Irán, aunque después rectificó. Y la tensión continuó con las retenciones de petroleros por las dos partes, en los estrechos de Gibraltar y Ormuz. Pero Irán ya forma parte de la Organización de Cooperación de Shangai (OCS), de carácter militar, en la que también están integrados China, Rusia, India, Paquistán y cuatro repúblicas de Asia Central.
Toda esta actividad terrorista orientada a debilitar al bloque liderado por China y Rusia terminará provocando la tercera guerra mundial. Lo que exige que los pueblos del mundo impulsemos un potente movimiento antiimperialista, que denuncie y ponga todo tipo de trabas al imperialismo yanqui y sus aliados; y apoye consecuentemente al bloque antiimperialista que le viene haciendo frente.