Luchas, derrotas, victorias… Antifascistas
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La Internacional Comunista
Tras la oleada revolucionaria, solo pudo mantenerse la Revolución Bolchevique. Una de sus principales enseñanzas fue que no se podía alcanzar la victoria del proletariado sin la dirección de partidos cuya base teórica y política fuera el marxismo-leninismo. En las condiciones de entonces esto solo se podía lograr cohesionándolos en una organización comunista internacional; de ahí nació la necesidad de crear una nuevaInternacional.
El 2 de marzo de 1919, por iniciativa de Lenin, se reunieron en Moscú representantes de los partidos comunistas y grupos socialistas de izquierda de treinta países de Europa, Asia y América. Los reunidos anunciaron el 4 de marzo de 1919 la formación de un centro del movimiento comunista internacional: La Internacional Comunista.
El II Congreso se celebró en 1920; se aprobaron los Estatutos y los 21 puntos a cumplir por los Partidos y Organizaciones que solicitasen su ingreso en ella: acatar los acuerdos de la Internacional, romper con el oportunismo, centrar el trabajo en cohesionar las fuerzas dispersas y formar en cada país un Partido Comunista único, a fin de acelerar la preparación de la conquista del poder.
El VII y último Congreso de la Internacional Comunista celebrado en 1935, en plena ofensiva del fascismo y en vísperas de la II Guerra Mundial, tuvo una importancia decisiva. En el Informe,presentado por Dimitrov, se alertaba sobre la ofensiva general del fascismo, que había subido al poder en muchos países y amenazaba a otros. Dimitrov señaló que la gran burguesía necesitaba al fascismo para poder descargar la crisis económica sobre los trabajadores, buscar un nuevo reparto del mundo por medio de la guerra y atacar a la URSS.
Al fascismo solo se le podía frenar combatiéndolo resueltamente por medio de un amplio frente antifascista formado por los obreros, los campesinos y la pequeña burguesía, sobre la base de un frente único del proletariado y un Partido Comunista fuerte. Dimitrov destacó también como principal aliado del proletariado internacional al amplio movimiento antiimperialista que, desde la Revolución de Octubre, se venía desarrollando en la India, China, Afganistán, Irán…
Los acontecimientos vinieron a confirmar la justeza de las resoluciones del VII Congreso. En Francia y España, los Frentes Populares alcanzaron resonantes victorias. Sin embargo, la política de apaciguamiento de los países capitalistas y las vacilaciones de los socialdemócratas favorecieron los planes agresivos del fascismo. Italia invade Abisinia en 1935; en 1936, estalló la sublevación militar fascista en España con la descarada intervención de Alemania e Italia; en 1937, Japón invadió China. Se formó el Eje “Berlín-Roma-Tokio”. En 1938, los alemanes ocuparon Austria y Checoslovaquia y el mismo año se firma el vergonzoso “Pacto de Munich”. A pesar de los esfuerzos de la Internacional Comunista y de la URSS, se desencadenó la guerra.
En 1941, comenzó la agresión hitleriana contra la URSS. La guerra hizo mucho más compleja la labor de los partidos comunistas. Estos se habían desarrollado y fortalecido ideológicamente y ya eran capaces de llevar adelante con independencia sus propias tareas. Además, las previsiones de la Internacional Comunista se habían cumplido de sobra: no solo se habían formado Frentes Populares en numerosos países, sino que todo un Frente Antifascista Mundial, con la URSS a la cabeza, estaba combatiendo con las armas en la mano al fascismo.
En 1943, teniendo en cuenta las nuevas condiciones se decidió disolver la III Internacional; esta había cumplido su misión histórica: restauró y fortaleció los vínculos entre los trabajadores de los distintos países, elaboró las cuestiones teóricas del movimiento obrero en las nuevas condiciones creadas por el imperialismo y transformó los partidos obreros en Partidos Comunistas, capaces de llevar adelante la lucha contra el fascismo y por la Revolución Socialista en cada país.