Si denuncian, que sea la brutal situación que sufren todas y todos los presos
Cartas de lector@s:
Hace unos días apareció un artículo en Público bajo el sugestivo título “Las mujeres en prisión: la discriminación del sistema penitenciario en España”, que no tiene otro objetivo que desviar la atención de los verdaderos problemas que existen en las cárceles, y todo con la excusa de tratar el tema de moda que es el relativo a la discriminación que sufren las mujeres.
Achacar la situación que las mujeres presas viven en la cárcel a que “si nuestra sociedad es machista y patriarcal, la cárcel reproduce esos esquemas”, y que el artículo reduce a la discriminación que sufren las mujeres porque los cursos de formación son de costura para ellas, de cocina… ¿De verdad que alguien se puede creer que los problemas que tienen las mujeres en la cárcel es, como señala el artículo, un problema de machismo y patriarcado? Parece que se les olvida que vivimos en un sistema capitalista, fascista, que lleva implícito sus lacras: la represión, el racismo, el clasismo, y que es precisamente eso, lo que se refleja aumentado en todas las prisiones y que con este tipo de artículos se está blanqueando el régimen represivo y brutal que impera en las cárceles.
Si se quiere denunciar, hay que empezar por denunciar la terrible situación en la que se encuentran 46.544 presos y presas regidos por II.PP., sin perder de vista que si en algún lugar se ha alcanzado un grado de ‘igualdad’ es en las comisarías y cárceles del Estado español.
A las mujeres se les aplica el mismo régimen y reglamento penitenciario que a los hombres, son agredidas, golpeadas, atadas a las camas como a cualquier hombre (que dicho de paso es realizado por funcionarias mujeres que emplean el mismo ensañamiento y brutalidad que sus compañeros, vamos que lo de la sororidad se queda en las puertas de las comisarías y cárceles), las escasas y malas comidas las compartimos hombres y mujeres, la asistencia sanitaria con la reducción de médicos y personal sanitario en todas las prisiones es igual para todos, las numerosas trabas para salir a consultas y hospitales, cuando salen las condiciones en que son trasladados, esposados, con la Guardia civil presente en las consultas, son las mismas para hombres como para mujeres.
En el año 2018 hubo 210 muertes en prisión, en 2019 fueron 194, más de un preso cada dos días muere en una cárcel del Estado español, por no hablar de la situación de varios cientos de presos enfermos o presos mayores de 75, de hecho en el año 2019 murieron siete presos que tenían edades comprendidas entre los 76 y los 85 años, y a los que se les deniega sistemáticamente la libertad a la que tendrían derecho por el reglamento penitenciario.
Este artículo en prensa salió tras decretarse el estado de alarma, con todos confinados y con la denuncia de la situación en que encontraban los presos por parte de organizaciones antirrepresivas, y cuando la ONU había recomendado la puesta en libertad de los presos enfermos y mayores de 70 años al ser una población de alto riesgo y que el Estado español una vez más había hecho caso omiso.
Si se quiere denunciar, también podía denunciarse que en todas las cárceles hay talleres de producción donde Instituciones Penitenciarias ha puesto la fuerza de trabajo de aquellos presos sin recursos al servicio de las multinacionales, por jornadas de 8 horas cobran salarios de 200 y 300€, eso en el mejor de casos, por no hablar de todos los trabajos que presos realizan en las cárceles, de cocina, limpieza, auxiliares de enfermería, jardineros… que son remunerados con salarios muy por debajo del salario mínimo y que ni siquiera están asegurados. Es más, algunos de estos trabajos ni siquiera reciben una remuneración, solo una promesa de obtener futuros beneficios penitenciarios, permisos, cambios de grados o libertades condicionales, y señalamos una vez que esta explotación voraz que sufren los presos es igual para hombres que para mujeres, unas coserán y otros harán piezas o zapatos pero en nada cambia lo esencial, que es la explotación de los presos.
La única denuncia hoy válida es la denuncia de las condiciones en que se encuentran todos los presos y presas en las cárceles, la explotación y represión que sufren a diario, y exigir la libertad de todos los presos enfermos.
Una antifascista y ex-presa política.