Recomendando lecturas:
‘Primavera con una esquina rota’
Mario Benedetti
Beatriz – La Amnistía
Amnistía es una palabra difícil, o como dice el abuelo Rafael muy peliaguda, porque tiene una M y una N que siempre van juntas. Amnistía es cuando a una le perdonan una penitencia. Por ejemplo si yo vengo de la escuela con la ropa toda sucia y Graciela o sea mi mami me dice por una semana estarás sin postre, y si después me porto bien y a los tres días traigo buenas notas en aritmética entonces ella me da una amnistía y puedo volver a comer helado de esos que se llaman canoa y tienen tres pelotas una de vainilla otra de chocolate y otra más de fresa que viene a ser lo mismo que el abuelo Rafael llama frutillas.
También cuando Teresita y yo estuvimos peleadísimas porque ella me había dado un sopapo lleno de barro y pasamos como dos semanas sin decirnos ni chau ni prestarnos el cepillo de dientes de pronto vi que la pobre estaba muy arrepentida y no podía vivir sin mi carinio y me di cuenta que suspiraba fuerte cuando yo pasaba y empecé a tener miedo de que se suicidara como en la tele así que la llamé y le dije mirá Teresita yo te amnistío pero ella entonces creyó que la había llamado nada más que para insultarla y se puso a llorar a lágrima cada vez más viva hasta que no tuve más remedio que decirle Teresita no seas burra yo te amnistío quiere decir yo te perdono y entonces empezó a llorar de nuevo pero con otro llanto porque éste era de emoción.
También el otro día vi por la tele una corrida de toros que es como un estadio donde un señor juega con un mantel colorado y un toro que se hace el furioso pero es buenísimo, y después de muchísimas horas de estar jugando el hombre se aburrió y dijo no quiero jugar más con ese bicho que se hace el furioso pero el toro quería seguir jugando y entonces fue el hombre quien se puso furioso y como era muy necio le clavó aquí en la nuca una espada larguísima y el toro que ya estaba a punto de pedir la amnistía miró al señor con unos ojos muy pero muy tristes y después se desmayó en mitad de la cancha sin que nadie le diera la amnistía y a mí me dio tanta lástima que me salió un suspiro finito finito y esa noche soñé que yo acariciaba al toro y le decía chicho chicho igual que le digo a Sarcasmo el perro de Angélica y él mueve la cola contentísimo, pero en el sueño el toro no la movía porque seguía desmayado en mitad de la cancha y yo le daba la amnistía pero en sueños no vale.
El diccionario dice que amnistía es el olvido de los delitos políticos y yo estaba pensando que a lo mejor a mi papá le dan la amnistía, pero también siento miedo de que el general que puso preso político a mi papá tenga buena memoria y no se olvide de los delitos. Claro que como mi papá es muy pero muy bueno y sabe hasta barrer los calabozos, a lo mejor el general que lo puso preso político hace la vista gorda igual que mi abuelo hace conmigo, como si se olvidara de los delitos aunque verdaderamente no los olvide y a lo mejor una noche el general que lo puso preso político le da la amnistía así de repente y sin decirle nada le deja la puerta sin llave para que mi papá salga en puntas de pie y se asome calladito a la calle y tome un taxi y le cuente muy contento al chofer que le acaban de dar la amnistía así que lo lleve enseguida al aeropuerto porque quiere venir a vernos a Graciela y a mí y sepa que yo tengo le dirá al chofer una hijita que hace muchos años que no veo pero sé que es lindísima y muy buena y el chofer le dirá ah qué interesante señor yo también tengo una nena y seguirán hablando y hablando y hablando porque hasta el aeropuerto son una cantidad bárbara de kilómetros y cuando lleguen ya será de noche y mi papá le dirá el problema es que como estuve preso político ahora no tengo plata para pagarle y el chofer no se aflija señor son apenas treinta y ocho millones ya me los pagará cuando pueda y consiga trabajo y mi papá qué bueno es usted muchísimas gracias y el chofer no hay de qué y dele recuerdos a su señora y a su nena que es tan buena y tan linda y que tenga buen viaje y lo felicito por la amnistía.
Angélica en cambio es muy rencorosa y cuando Sarcasmo la muerde un poco no mucho porque tiene los dientes chiquitos y no lo hace por mal, ella le pega y le pega y después no le habla por tres días y yo sé que Sarcasmo se muere de tristeza y ella sin embargo nunca lo amnistía. A mí Sarcasmito me da muchísima lástima y me lo llevaría a mi casa pero Graciela siempre dice que en el exilio no hay que tener animalitos porque una se encarinia y de pronto un día hay que volver a Montevideo y no vamos a llevar el perro o el gato porque se hacen pichí en los aviones.
Cuando venga la amnistía vamos a bailar tangos. Los tangos son unas músicas tristes que se bailan cuando uno está alegre y así vuelve a ponerse triste. Cuando venga la amnistía Graciela me va a comprar una muñeca nueva porque ya está para jubilarla. Cuando venga la amnistía no habrá más corridas de toros ni me van a salir más granitos. Y el abuelo Rafael me va a comprar un reloj pulsera. Cuando venga la amnistía se acabará la amnesia. La amnistía es como una vacación que se va a desparramar por todo el país. Los aviones y los buques llegarán completísimos de turistas muy platudos que irán a ver la amnistía. Los aviones irán tan llenos que la gente estará parada en los pasillos y las señoras les dirán a los señores que van sentados ah usted también va a ver la amnistía y entonces el señor no tendrá más remedio que darle el asiento. Cuando venga la amnistía habrá cucharitas y camisetas y ceniceros con la palabra amnistía y también muñecas que cuando uno les apriete la barriga dirán amnistía y tocarán una musiquita. Cuando venga la amnistía se acabarán las tablas de multiplicar, sobre todo la del ocho y la del nueve que son una basura. Me imagino que cuando algún día venga mi papá va a estar como un año hablando siempre de la amnistía. Teresita dice que Sandra dijo que en los países muy fríos hay menos amnistía, pero yo creo que ahí no debe ser tan grave porque como afuera está nevando y sopla un viento helado los presos políticos no querrán que los dejen en libertad porque en el calabozo están más calentitos. A veces pienso que la amnistía está demorando tanto que cuando venga a lo mejor yo seré grande como Graciela y trabajaré en un rascacielos y hasta podré cruzar las calles con luz roja como hacen siempre los mayores. Cuando venga la amnistía capaz que Graciela le dice al tío Rolando, bueno chau.
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