Internacional:
Palestina
–Poesía de la resistencia palestina…
Samih Al Qasem (1939- 2014)
A todos los hombres elegantes de la ONU
¡Caballeros
de todos los rincones:
Con corbatas en pleno mediodía
y
excitantes polémicas,
¿Qué pintáis, decidme, en este
tiempo?
¡Caballeros de todos los rincones:
El musgo, ya
creciéndome en el corazón,
cubrió todos los muros de
cristal,
las cuantiosas reuniones,
los vitales
discursos,
los espías, las masas, los dichos de las
putas…
¿Qué pintáis, decidme, en este tiempo?
* * *
Caballeros!:
Dejad ir a su antojo la luna de los monos,
y veníos para acá,
porque yo hago perder los puentes a este mundo.
Mi sangre está amarilla,
mi corazón caído en el lodo de los votos.
¡Caballeros de todos los rincones! :
¡Que sea peste mi afrenta, y sierpes, mi tristeza!
¡Relucientes zapatos de todos los rincones!:
Grita más mi venganza que mi voz.
El tiempo es un cobarde.
¡Y yo no tengo manos!.
URSS
-Kursk, la batalla que definió la Segunda Guerra Mundial
La
mayor derrota alemana durante la Segunda Guerra Mundial se dio en la
Batalla de Stalingrado, la más encarnizada de la historia; la misma
se prolongó desde agosto de 1942 hasta el 2 de febrero de 1943 y
culminó con la increíble victoria del Ejército Soviético sobre el
poderoso Sexto Ejército Alemán, algo que nadie en el mundo
occidental esperaba.
Sobre esta batalla, el General alemán,
Dorr, escribe: “El territorio conquistado se medía en metros,
había que realizar feroces acciones para tomar una casa o un
taller… Los rusos eran mejores que nosotros en el combate casa por
casa, sus defensas eran muy fuertes”.
Al terminar la Batalla
de Stalingrado, el Ejército Soviético capturó a un mariscal de
campo, 24 generales, 25.000 oficiales y 91.000 soldados. La Wehrmacht
perdió en Stalingrado un millón de hombres, el 11% de sus pérdidas
durante la Segunda Guerra Mundial, el 25% de todas las fuerzas que en
esa época operaban en el Frente Oriental, más de 3.000 tanques y
casi 4.500 aviones. Fue la peor derrota sufrida por el Ejército
Alemán durante toda su historia. En “Memorias de un Soldado”, el
General Heinz Guderian escribe: “Después de la catástrofe de
Stalingrado… la situación se hizo bastante amenazadora, aún sin
la intervención de las potencias occidentales”. El material
militar que se empleó en Stalingrado fue fabricado en las fabricas
que los soviéticos habían trasladado desde la zona central de Rusia
hasta el otro lado de los Urales, con los alemanes pisándoles los
talones.
Luego de la Batalla de Stalingrado se conoció que en
el año 1943 tampoco se abriría el Segundo Frente, lo que
significaba que Alemania podía concentrar en el Frente Oriental lo
más selecto de sus tropas para luchar contra la URSS. El 10 de junio
de 1943, Stalin le escribe a Roosevelt: “Usted y Churchill han
decidido posponer la invasión a Europa Occidental para la primavera
de 1944. Otra vez nos tocará luchar casi solitariamente”; y a
Churchill: “Nuestro gobierno nunca pudo imaginar que EEUU y Gran
Bretaña revisaran la decisión de invadir Europa Occidental… No
fuimos consultados… Usted me dice que comprende por completo mi
desilusión. Es mi deber aclararle que no se trata de una simple
desilusión… sino de mantener la confianza entre los aliados. No
hay que olvidar que se trata de salvar la vida de millones de
personas que viven en las regiones ocupadas de Europa Occidental y
Rusia, así como también de reducir las inmensas bajas del Ejército
Soviético”.
Bajo estas circunstancias se produjo la Batalla
de Kursk, en la que, según Hitler, los alemanes “debían recuperar
en el verano lo que habían perdido en el invierno”. Para ese
entonces el frente soviético alemán se había estabilizado a lo
largo de una línea que comenzaba en el Golfo de Finlandia,
continuaba en el centro a unos 500 km de Moscú y terminaba en el sur
a la altura de la ciudad de Rostov del Don, en el mar de Azov. El
frente formaba una curva a la altura de la ciudad de Kurks, desde
este arco los soviéticos se proponía liberar Oriol y Briansk. Los
alemanes decidieron desatar una ofensiva, tanto desde el norte como
desde sur de este arco, para encerrar en su interior a grandes
concentraciones de tropas soviéticas; con este fin planificaron la
operación “Ciudadela”. Para ganar la batalla crearon nuevos
tipos de tanques “Tigres”, los mejores que fabricó Alemania
durante la guerra, carros de combate tipo “Pantera” y cañones
“Ferdinand”, y concentró para el ataque 70 divisiones de 900.000
soldados, 10.000 cañones y morteros, 2.700 tanques y más de 2.000
aviones.
La operación no correspondía a las posibilidades
reales de la Wehrmacht, que no había apreciado correctamente las
relaciones de fuerza en el Frente Oriental, donde los soviéticos
habían construido 4.240 km en el frente de Vorónezh y otra cantidad
semejante en el frente central. La longitud total de las trincheras
abiertas en el arco de Kursk podría cubrir la distancia entre San
Francisco-Washington-Montreal.
El 5 de julio de 1943 comenzó la
batalla. Los alemanes confiaban en que sus fuerzas romperían las
defensas rusas tanto en el norte como en el sur, pero su ofensiva
terminó en un rotundo fracaso. La contraofensiva soviética marcaría
el fin del último intento alemán de recuperar la iniciativa en el
Frente Este, iniciativa que a partir de ese momento quedó en manos
soviéticas hasta el 9 de mayo de 1945. En la Batalla de Kursk se
exterminaron las mejores unidades del ejército alemán, aquellas que
luchaban bajo la consigna de vencer o morir, se enterró también el
mito de que era el invierno ruso el que ayudaba al Ejército Rojo;
también fue la batalla de tanques más grande de la historia,
participaron en ella 6.900 tanques de ambos bandos.
El General
Guderian escribe en el libro ya citado: “Sufrimos una derrota
demoledora en Kursk. Las tropas blindadas, que habían sido repuestas
con gran esfuerzo como consecuencia de las grandes pérdidas de
hombres y de material de guerra, quedaron fuera de servicio por largo
tiempo. Era imposible restituirlas a tiempo para… el caso del
desembarco con el que los aliados amenazaban para la primavera
siguiente. Como consecuencia del fracaso del plan Ciudadela, el
frente oriental absorbió todas las fuerzas que estaban emplazadas en
Francia”. La victoria soviética de Kursk demostró a los aliados
de Occidente que si no desembarcaban en Europa, la URSS sola era
capaz de derrotar a Alemania; fue el factor decisivo para que no se
aplazara más el desembarco en Normandía.
Luego de la Batalla
de Kursk y de liberar a numerosos países del yugo nazi-fascista, las
tropas soviéticas entraron en Berlín y el 1 de mayo de 1945 izaron
la bandera su país en el Reichstag, el parlamento alemán. El 9 de
Mayo de 1945, después de 1.418 jornadas de denodados combates,
terminó una contienda en la que fallecieron cerca de 60 millones de
seres humanos, de los que 27 eran soviéticos. La mayor parte de
ellos fueron muertos como consecuencia de la salvaje represión
ejercida por la tropas ocupantes contra la población
civil.
Alexander Werth, un reconocido periodista inglés de la
BBC, escribe: “Los rusos llevaron el fardo más pesado en la guerra
contra la Alemania Nazi, precisamente gracias a esto quedaron con
vida millones de norteamericanos e ingleses”. Edward Stettinus,
Secretario de Estado de EEUU durante esta guerra, reconoce que el
pueblo norteamericano debería recordar que en 1942 estaba al borde
de la catástrofe. Si la URSS no hubiera sostenido su frente, los
alemanes hubieran estado en condiciones de conquistar Gran Bretaña;
habrían estado en condiciones de apoderarse de África y crear una
plaza de armas en América Latina.
En la entrañas de la URSS
fue derrotada la Werhmacht, que hasta entonces sólo había conocido
victorias. De las 783 divisiones alemanas destruidas durante la
guerra, 607 lo fueron en este frente, donde también fueron abatidos
77.000 aviones y destrozados 48.000 tanques y 167.000 cañones, así
como 2.500 navíos de guerra, lo que significó el completo
descalabro del nazismo. Es bueno recordarlo porque entonces, como
ahora, aparentemente el mal crecía sin fin sin que nadie fuera capaz
de detenerlo; sin embargo, la heroica lucha de todos los hombres
libres salvó al mundo de la barbarie.