Recomendando lecturas:
Poemas y canciones
Bertolt Brecht
-¿Qué recibió la mujer del soldado?
¿Qué recibió la mujer del soldado
desde Praga, la vieja capital?
De Praga recibió un par de zapatos,
un saludo y zapatos de tacón.
Eso de Praga recibió.
¿Qué recibió la mujer del soldado
de Varsovia, cruzada por el Vístula?
Recibió de Varsovia una camisa
de lino con un hermoso color.
Eso de Varsovia recibió.
¿Qué recibió la mujer del soldado
desde Oslo, bañada por el Sund?
De Oslo recibió un cuello de piel,
un buen regalo de Oslo recibió.
Eso de Oslo recibió.
¿Qué recibió la mujer del soldado
de la rica ciudad de Rotterdam?
Un hermoso sombrero recibió
¡y qué bien sienta un sombrero holandés!
Eso de Holanda recibió.
¿Qué recibió la mujer del soldado
desde Bruselas, la bella ciudad?
De Bruselas, preciosos encajes,
lo que toda mujer siempre soñó.
Eso de Bruselas recibió.
¿Qué recibió la mujer del soldado
desde París, la ciudad de la luz?
Un vestido de seda recibió
-¡qué envidia sus amigas!- de París.
Eso de París recibió.
¿Qué recibió la mujer del soldado
desde Trípoli, en la Libia lejana?
De Libia, una cadena y amuletos,
la cadena de cobre recibió.
Eso de Libia recibió.
¿Qué recibió la mujer del soldado
desde Rusia, el país interminable?
El velo de viuda recibió
de Rusia para ir al funeral.
Eso de Rusia recibió.
(De Schweyk en la Segunda Guerra Mundial, 1942)
-Canción de la rueda hidráulica
1
Los poemas épicos nos dan noticia
de los grandes de este mundo:
suben como astros,
como astros caen.
Resulta consolador y conviene saberlo.
Pero para nosotros, los que tenemos que alimentarlos,
siempre ha sido, ay, más’ o menos igual.
Suben y bajan, pero ¿a costa de quién?
Sigue la rueda girando.
Lo que hoy está arriba no seguirá siempre arriba.
Mas para el agua de abajo, ay, esto sólo significa
que hay que seguir empujando la rueda.
2
Tuvimos muchos señores,
tuvimos hienas y tigres,
tuvimos águilas y cerdos.
Y a todos los alimentamos.
Mejores o peores, era lo mismo:
la bota que nos pisa es siempre una bota.
Ya comprendéis lo que quiero decir:
no cambiar de señores, sino no tener ninguno.
Sigue la rueda girando.
Lo que hoy está arriba no seguirá siempre arriba.
Mas para el agua de abajo, ay, esto sólo significa
que hay que seguir empujando la rueda.
3
Se embisten brutalmente, pelean por el botín.
Los demás, para ellos, son tipos avariciosos
y a sí mismos se consideran buena gente.
Sin cesar los vemos enfurecerse y combatirse entre sí.
Tan sólo
cuando ya no queremos seguir alimentándolos
se ponen de pronto todos de acuerdo.
Ya no sigue la rueda girando,
y se acaba la farsa divertida
cuando el agua, por fin, libre su fuerza,
se entrega a trabajar para ella sola.
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