Memoria histórica imprescindible:
-En Álava fueron asesinados en 1936 los principales dirigentes políticos republicanos
Los franquistas ataron las manos de Nicolás Santa María López al guardabarros de un vehículo y fue arrastrado por la carretera de Elciego hasta que falleció despellejado.
-Asesinato de diez soldados de la República
Zamora, 27 de noviembre de 1937
Tras siete meses de ofensiva, el 27 de octubre de 1937 las fuerzas franquistas ocupaban la totalidad del territorio de Asturias. Días antes, los bombardeos sobre el puerto de Gijón habían imposibilitado la salida por el mar a los últimos defensores de la República.
Algunos de ellos intentaron la retirada por tierra, en dirección a Portugal, ante los rumores de que “se mataba a todo el mundo” (según declararían al ser interrogados). La noche del 7 de noviembre, un grupo de diez soldados llegaron a la localidad sanabresa de San Martín de Castañeda (a apenas veinte kilómetros de la frontera), donde buscaron un refugio en el que pasar la noche. Se trataba de dos asturianos (José Rodríguez Rodríguez, de 28 años, soltero, natural de Boo de Allar, minero y Julio Suárez Rodríguez, de 32 años, soltero, minero, natural de Matinada, socio del Ateneo Popular), tres leoneses (José Barrero González, de 25 años, soltero, labrador, natural de Villablino y anteriormente afiliado a un Sindicato Católico; Adolfo Blanco Rodríguez, de 26 años, casado, natural de Sigüeya, labrador; y Santiago Valle Canals, de 27 años, soltero, natural de Forna, labrador), un vallisoletano (Andrés Martín San Cecilio, natural de Medina de Rioseco y vecino de Sagunto, de 25 años, soltero, fundidor, alistado en un batallón de la CNT), dos madrileños (José Huertos Rodrigo, de 30 años, soltero, oficial de Correos en Oviedo, afiliado a la UGT, y Ramón Fernández Riesgo, de 26 años, casado, ingeniero agrónomo) y un catalán (José Gómez Díaz, de 25 años, casado, escribiente, natural de Granollers y vecino de Bárcena de Álava, anteriormente afiliado a ERC) y un argentino (Manuel Calvo Calvo, de 25 años, soltero, panadero, natural de Buenos Aires y vecino de Cardes, panadero).
Los huidos, agotados y ateridos de frío, ofrecieron 300 pesetas a un vecino del pueblo si les proporcionaba alojamiento para pasar la noche, con la mala suerte de que se trataba del hermano del alcalde y jefe local de Falange, Andrés López Román, agricultor y ganadero de 38 años. Éste, con ayuda de otros falangistas locales, los encerró en la cuadra que habían tomado por un refugio seguro y avisó a la guardia civil de Puebla de Sanabria. Veinte hombres armados (guardias civiles, carabineros y falangistas de Puebla, El Puente y Galende) cercaron a los fugitivos, obtuvieron su entrega bajo promesa de respetarles la vida y los trasladaron a Puebla. El comandante jefe accidental de la guardia civil de Zamora felicitó públicamente a las fuerzas y vecinos que habían intervenido en la detención, y la nota de prensa divulgando los detalles del “importante servicio” fue publicada en lugares tan distantes como Palencia, Toledo, Teruel o La Habana. Tras ser interrogados el día 8 en Puebla de Sanabria por el alférez Jesús Lorenzo Solans, jefe accidental de línea de la guardia civil y comandante militar de la plaza, el 9 de noviembre fueron trasladados a la cárcel de Zamora.
El 12 de noviembre el teniente juez instructor, Teodosio Iglesias Hernández, dictó auto de procesamiento contra todos ellos por el delito de “rebelión” (artículos 237.2 y 238 del Código de Justicia Militar).
El día 15, los detenidos fueron sometidos a consejo de guerra en Zamora, acusados de formar “partida armada” (aunque Ramón Fernández Riesgo iba desarmado, se alegó que “había empuñado las armas contra el Movimiento”). El consejo estaba presidido por el teniente coronel de carabineros Fructuoso Toledo Herce, y lo formaban los capitanes Emilio Osorio Pascual, Luis del Moral Yesares, Agustín Marquina Laviano, Juan Rodríguez Guillén, Ignacio López y Amós González Llanos. El abogado defensor de los procesados era el capitán de carabineros Juan Seisdedos Ramos, cuyas peticiones de clemencia fueron desoídas por el tribunal, que condenó a los acusados a muerte por “rebelión militar”, al apreciar como agravantes “la notoria peligrosidad y perversidad de todos los procesados”.
El mismo día, el auditor de la 7ª Región Militar, José Requejo Sanz, informó favorablemente la sentencia, y el día 19 se recibió el enterado de Franco, con lo que las penas de muerte fueron confirmadas.
El día 23, el coronel gobernador militar, Crescencio Morate, designó las inmediaciones del cementerio como lugar para llevar a cabo la ejecución. En la madrugada del 27 de noviembre, los diez hombres fueron fusilados y sus cuerpos enterrados en el cuartel de la Horta del cementerio de San Atilano.
Esta historia tuvo su epílogo ocho años más tarde. La noche del 28 al 29 de junio de 1945, en el curso de la mayor ofensiva guerrillera en tierras sanabresas, tres miembros de la Federación de Guerrilleros de León-Galicia –a la que se había incorporado Domingo Valle Canals, hermano de Santiago- ejecutaron a tiros a Andrés López Román, le cortaron una oreja, dejaron un aviso a la guardia civil para que no tomara represalias contra ninguno de los testigos de la ejecución y distribuyeron un pasquín con el siguiente texto (el texto corresponde a la transcripción remitida por la guardia civil al gobernador civil):
“Cuando en el mes de Noviembre de 1937, un grupo de soldados de la República trataba de ponerse a salvo de las hordas franco-falangistas, este vil canalla, entregado al servicio del capitalismo, traicionó y les entregó a los asesinos más grandes de todos los tiempos, en la que les sometieron a los mayores martirios, dándoles muerte más tarde.
Estos honrados trabajadores no tenían más delito que defender un Gobierno legalmente constituido; los guerrilleros españoles haciendo honor a la causa, hacen justicia y vengan la muerte de sus hermanos de clase; nosotros vamos contra todo fascista recalcitrante, traidores y chivatos. La eliminación que se vaya enterando el que tenga cuentas que saldar (sic).
El Fascismo Internacional se ha derrumbado como un castillo de naipes. No queda más que este pequeño reducto que es España, de un momento a otro será liberada y todos los jerarcas como Franco, Arrese y Compañía correrán la misma suerte que sus amos Hitler y Mussolini. El clarín de la libertad y el progreso nos llama a todos los españoles que sean honrados y trabajadores”.
Existen diversas variaciones en los diferentes relatos de esta historia, que generalmente no coinciden con la versión que nos proporcionan los informes de la guardia civil. Algunas fuentes orales recogidas por el periodista J.A. García afirman que una mujer formaba parte del grupo que ejecutó a Andrés López, aunque nada de esto se dice en el informe policial de los hechos. Según la Historia militar de Zamora de José Carracedo Primo –cuyo relato altera la fecha y omite lo ocurrido a los soldados fugitivos-, dos de los detenidos habrían conseguido escapar del camión en el que los trasladaba la guardia civil, y a Andrés López se le concedió a título póstumo el empleo de guardia civil honorífico con derecho a ascenso para que su viuda pudiera cobrar pensión, de manera que al fallecer ésta en 1976 percibía la pensión de viudedad correspondiente al grado de teniente. En un extracto del libro publicado en La Opinión de Zamora el 18 de julio de 2017, el propio Carracedo afirma que otras represalias realizadas por la guerrilla en esta zona tuvieron como víctimas a vecinos que habrían colaborado con las fuerzas del régimen en la detención de los huidos de noviembre de 1937.
–https://www.facebook.com/Foro-por-la-Memoria-de-Zamora-219297358163865/
-20.000 cuneteados en Catalunya
El censo de la Generalitat de Catalunya cuenta con 6.000 casos inscritos de antifascistas enterrados en fosas comunes de los que 1.500 son personas de fuera de Catalunya que murieron o desaparecieron en territorio catalán. Se calcula que hay en toda Catalunya 20.000 personas enterradas en fosas de la Guerra Civil y Justícia tiene documentados 527 puntos de entierro.
-Buscan los restos de Francisco Serrano, guerrillero antifranquista aragonés conocido como “El Rubio”
En el cementerio de los Reguers, en Tortosa.
‘El Rubio’ actuaba en la zona de los Ports, en el Maestrazgo y la Terra Alta, con el guerrillero Florenci Pla, alias ‘El otro Durruti’ o ‘La Pastora’.
Murió en un asalto en la masía de los Nomen, una familia acomodada, en los Reguers y según fuentes de memoria oral está enterrado en una fosa del cementerio.
En 1954, la Guardia Civil les comunicó la muerte a su familia y le enseñó una fotografía, pero no les dejó trasladar el cuerpo para ser enterrado en su pueblo, en Castellote (Teruel).
*Relacionado:
-Florencio Pla Meseguer “El otro Durruti”
El guerrillero odiado por el fascismo, más si cabe por su condición de persona intersexual.