Alientos de Lucha
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La Tribuna
Emilia Pardo Bazán
(A Coruña 1852 – Madrid 1921)
“La Gloriosa
La Fábrica de Tabacos de Marineda fue el centro simpatizador (como ahora se dice) para la federal. De la colectividad fabril nació la confraternidad política; a las cigarreras se les abrió el horizonte republicano de varias maneras: por medio de la propaganda oral, a la sazón tan activa, y también, muy principalmente, de los periódicos que pululaban. Hubo en cada taller una o dos lectoras; les abonaban sus compañeras el tiempo perdido, y adelante. Amparo fue una de las apreciadas, por el sentido que daba a la lectura; tenía ya adquirido hábito de leer, habiéndolo practicado en la barbería tantas veces. Su lengua era suelta, incansable su laringe, robusto su acento. Declamaba, más bien que leía, con fuego y expresión, subrayando los pasajes que merecían subrayarse,…
Al comunicar chispa eléctrica, Amparo se electrizaba también. Era a la vez sujeto agente y paciente. A fuerza de leer todos los días unos mismos periódicos, de seguir el flujo y reflujo de la controversia política iba penetrando en la lectora convicción hasta los tuétanos. La fe virgen con que creía en la prensa era inquebrantable, porque le sucedía con el periódico lo que a los aldeanos con los aparatos telegráficos: jamás intentó saber cómo sería por dentro; sufría sus efectos, sin analizar sus causas. ¡Y cuánto se sorprendería la fogosa lectora si pudiese entrar en una redacción de diario político, ver de qué modo un artículo trascendental y furibundo se escribe cabeceando de sueño, en la esquina de la mugrienta mesa, despachando una chuleta o una ración de merluza frita! ¡La lectora,que tomaba al pie de la letra aquello de “Cogemos la pluma trémulos de indignación”, y lo de “La emoción ahoga nuestra voz, la vergüenza enrojece nuestra faz”, y hasta lo de “Y si no bastan las palabras, ¡corramos a las armas y derramemos la última gota de nuestra sangre!”
…Creció la efervescencia republicana mientras que trascurría el primer invierno revolucionario; al acercarse el verano subió más grados aún el termómetro político en la Fábrica.
En el curso de horas de sol, sin embargo, decaía la conversación, y entre tanto la atmósfera se cargaba de asfixiantes vapores y espesaba hasta parecer que podía cortase con cuchillo. Penetrantes efluvios de nicotina subían de los serones llenos de seca y prensada hoja. Las manos se movían a impulsos de la necesidad, liando tagarninas; pero los cerebros rehuían el trabajo, abrumador del pensamiento; a veces una cabeza caía inerte sobre la tabla de liar, y una mujer, rendida de calor, se quedaba sepultada en sueño profundo.
(…) Por fin, a eso de las cuatro de la tarde, la refrigerante brisa marina comenzaba a correr, dilatábanse los oprimidos pechos, los dientes funcionaban despachando los humildes manjares y le tocaba el turno a la lectura política.”
Sobre la autora
Novelista y periodista. Es considerada una de las mejores escritoras de la historia de la literatura española; fue la precursora del naturalismo en España con una serie de artículos recogidos en su libro La cuestión palpitante. Galicia, su cultura y gentes serán siempre una inspiración y estarán presentes en sus obras como Los pazos de Ulloa, La madre naturaleza, Morriña. En La Tribuna relata la vida de las obreras tabaqueras. Defensora a ultranza de la igualdad y la emancipación de la mujer, dedicó una importante parte de su obra a esta cuestión, lo que hizo que encontrara una fuerte oposición en los ambientes literarios y universitarios, reacios a admitir a una mujer entre ellos.
-Descarga. La Tribuna, de Emilia Pardo Bazán:
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