Recuperando materiales y escritos desde prisión:
Prisión de Soria, 8-3-84
Enrique Kuadra Etxeandia. Fernando Hierro Chomón.
Sobre la abstención en Euskadi:
Sr. Director del diario EGIN:
Hace tiempo que pensábamos escribir al diario que usted dirige, y que solemos leer desde antes de nuestra reclusión en la cárcel, para manifestar nuestra opinión acerca de algunas consideraciones que vienen apareciendo en sus páginas sobre la abstención en Euskadi y la participación de la coalición HB en sucesivas consultas electorales. Al fin nos hemos decidido a hacerlo y nos ha movido a ello más aún la represión que sufre nuestro pueblo, así como determinadas conclusiones extraídas de los análisis de los últimos escrutinios en el entorno de HB.
En nuestra opinión, en las actuales condiciones de ausencia de libertades democráticas y de estado de excepción permanente, que nos trae a la memoria los tiempos más negros de la anterior etapa del régimen, son muchos los que al igual que nosotros se preguntan qué sentido tiene el emitir un veto a unas elecciones convocadas por los sustentadores de la reforma franquista. Votar, ¿para qué? He la pregunta que se vienen haciendo cada vez más amplios sectores de trabajadores, hasta al punto de que, si exceptuamos las elecciones del 82, el primer partido ha sido en toda España al partido de la abstención, como alguien lo ha calificado muy acertadamente. Y de nuevo, el mismo fenómeno ha vuelto a repetirse a los pocos meses, -una vez comprobado que las promesas del PSOE no eran más que una engañifa electoral-, en las elecciones municipales o de Juntas Generales y ahora, durante las elecciones autonómicas al parlamento de Vitoria.
Siempre nos ha llamado la atención los análisis aparecidos tanto en EGIN como en PUNTO Y HORA sobre la abstención, cuando no se la ignora sin más, como ha sucedido recientemente. Si observamos con detenimiento los datos del último escrutinio electoral celebrado en tres de las cuatro provincias de Euskadi, la abstención vuelve a ocupar el primer puesto (499.396 abstencionistas), superando incluso al número de votos del PNV (450.953 votos). Pero hay más datos significativos. Si entramos a desmenuzar las cifras abtencionistas nos encontramos en que la abstención se ha concentrado precisamente en pueblos y ciudades de mayor aglomeración obrera, tanto inmigrante como autóctona, dándose el caso de Araba, en el que el 80,9% de la abstención se da solamente entre Laudio y Gasteiz. Otro tanto sucede en Bizkaia, donde sólo en las poblaciones de la margen izquierda y Bilbo llega al 64,5% de toda la provincia a en el caso de Gipuzkoa (englobando Orereta, Eibar, Irún, Mondragón, y Tolosa además de Donostia) que alcanza el 55,2%. Lo que demuestra con los datos en la mano que la abstención está engrosada preferentemente por el proletariado y no por sectores burgueses o simplemente lumpen y se corresponde con la tradición combativa y las formas de lucha que han puesto en práctica los obreros de Euskadi.
Para nadie es un secreto, -por mucho que se quiera deformar su interpretación con la falacia del pasotismo o el apoliticismo-, que hoy día la abstención implica una toma de posición política consciente, mediante la cual numerosos obreros y trabajadores manifiestan su rechazo del régimen. Y no hay que olvidar que ahora dicho régimen está representado en el gobierno por el PSOE, fiel defensor de los intereses de la oligarquía monopolista. En definitiva, la abstención es una forma más de expresar que la batalla por una nueva sociedad hay que librarla con otros métodos de lucha y resistencia y no mediante las urnas.
Afirmar como se suele hacer en los medios de HB que al PSOE le votó el proletariado inmigrante, porque “el nacionalismo español pesa mucho más que las condicionamientos de clase», ignorando por lo demás la abstención y su carácter, no deja de ser una interpretación falseada de los datos electorales, forzada, qué duda cabe, por el empeño de encorsetar la lucha de clases en Euskadi dentro de la dicotomía abertzale-españolista. Pensar que la clase obrera, inmigrante o autóctona, supedita sus intereses de clase a la defensa de un hipotético “nacionalismo español” (no se debe olvidar que España no existe como nación sino que es un Estado que engloba varias nacionalidades) o vasco es desconocer totalmente el sentir del proletariado. Por supuesto, que los obreros tienen unas características propias según su tierra de origen y nacionalidad, pero es a todas luces evidente que lo que les une son sus intereses de clase y la lucha solidaria contra todo tipo de presión y explotación y también su forna de entender el nacionalismo, tan lejos del nacionalismo estrecho de HB o del chovinismo burgués. Y eso sí, los obreros no son tan tarados mentales ni masoquistas como para votar al PSOE (olvidando que es quien los lanza al paro o envía a sus polizontes a reprimirles), simplemente porque dicho partido sea un acérrimo defensor del más rancio nacionalismo español. Porque si así fuese hace tiempo que el PSOE sería el principal partido de Euskadi o quien dice el PSOE podría decir AP.
Empeñarse en sustentar concepciones como la de que «el motor de la historia en Euskadi es la lucha de liberación nacional” o lo que es lo mismo, hacer tabla rasa de la lucha de clases, sólo puede conducir a HB al estancamiento, al aislamiento con la consiguiente “pérdida de votos hacia el PNV”, al reformismo y a que a la postre entre en el juego de la burguesía peneuvista como ha sucedido con EE. O lo que en el fondo es lo mismo, que caiga en la redes de la oligarquía monopolista que oprime y explota a todos los trabajadores de todas las nacionalidades de España.
Con tales planteamientos no es extraño que no sólo “HB siga sin implantarse en los medios obreros de origen español” sino que ni siquiera lo consiga seriamente entre el proletariado vasca autóctono. Por otra parte, no vamos a ser nosotros quienes pongamos en duda, cayendo en la misma unilateralidad que criticamos, la influencia de HB en una parte de los trabajadores vascos, pero de ahí a aventurar afirmaciones como la mencionada y deducir entonces que el resto de los obreros dan su apoyo exclusivamente a HB, EE o PNV, no deja de ser una visión simplista y esquemática de la realidad social y política de Euskadi.
Contrasta mucho más esa deliberada ignorancia de la abstención y su carácter predominantemente obrero con la reiterada participación de HB en los comicios electorales. Pero lo que más aún se encuentra en contradiccion es el apoyo de la misma al movimiento de resistencia en todas sus formas y métodos de lucha y su “flirteo” impuesto con los métodos parlamentarios y las reglas del juego “democrático” impuesto por la oligarquía a la que se pretende combatir. De este forma no son una casualidad sus anatemas contra la abstención y por otra parte, su condena de la acción llevada a cabo por los CAA contra uno de los dirigentes del PSOE en Euskadi.
Claro, que no todo en nuestra carta van a ser críticas negativas a la labor de HB. También queremos dejar constancia del papel positivo que en general ha jugado -y es de desear que siga jugándolo- en el movimiento de resistencia en Euskadi, así como de la justeza del programa contenido en la Alternativa KAS. Sin embargo, no podemos decir lo mismo de su participación en las elecciones en determinadas instituciones. Se podrá argüir que también los bolcheviques participaron en tiempos de Lenin en un parlamento reaccionario como la Duma zarista. Pero no olvidemos que dicha decisión táctica estuvo determinada por el receso del movimiento obrero revolucionario ruso en aquellos momentos, situación que no se da en nuestro país, donde el movimiento de resistencia popular no ha cesado en ningún momento de plantar cara al régimen.
A nuestro modo de ver, participar en cualquier tipo de elecciones en las actuales condiciones sólo puede favorecer la demagogia del régimen y de los socialfascistas del PSOE y legitimar un régimen que de democrático no tiene más que el nombre. Y si de lo que se trata es de imponer la Alternativa KAS y hacer la revolución socialista, los votos no van a servir para nada, como la misma experiencia nos viene demostrando.
Pero mucho nos tememos, a la luz de la reciente actitud de los portavoces de HB, que dicha coalición popular se está tomando demasiado en serio eso de los votos. ¿Cómo interpretar si no la condena de HB de la acción llevada a cabo por las CAA. contra uno de los miembros más destacados del partido en el gobierno, que es responsable de desatar la guerra sucia contra los patriotas vascos o perpetrar la masacre de Cruces?
Supeditar una cuestión de principios como lo es el apoyo a toda resistencia popular, a una simple consideración táctica como el participar en una campaña electoral, donde “sólo se trata de demostrar la fuerza de la izquierda abertzale”, no es un buen camino. Porque con dicha acción, en nuestra opinión justa y oportuna, se podrá estar o no de acuerdo, pero de ahí a meterla en el mismo saco de la guerra sucia es algo más que “pasarse”; es tomar un camino resbaladizo y echar por tierra todo el prestigio tan duramente ganado por HB entre los sectores populares más combativos de Euskadi y del resto de España.
Si de “subsanar errores” se trata, tal y como se viene insistiendo en artículos de colaboración o de opinión de su diario (ver Egin de fecha 4-3-84), no es precisamente seguir inclinándose aún más hacia un nacionalismo estrecho, de esencia sabiniana, o empecinarse en sostener que la contradicción principal en Euskadi es la que enfrenta la opresión nacional con el imperialismo español. Con tal consideración en Euskadi jamás va a conseguirse ni la independencia ni el socialismo, y todo lo más que se logre sea mantener en Euskadi un proceso de ulsterizacion endémico, fácilmente asimilable y controlable por el Estado opresor de la oligarquía. Sólo rompiendo con los prejuicios nacionalistas burguesas y adoptando unas posiciones de clase consecuentemente revolucionarias, HB podrá jugar un papel revolucionario en el movimiento de resistencia popular en Euskadi.
Evidentemente se ha llegado a una situación en que se hace preciso un replanteamiento de la estrategia política de HB, que tenga en cuenta al proletariado como la principal fuerza motriz del movimiento revolucionario en Euskadi y que se plantee seriamente unir su esfuerzo al del resto de los trabajadores de España. Únicamente de esa manera habrá de llegarse a la destrucción del sistema capitalista y al acceso de todos a sus derechos sociales y nacionales. Esperando que nuestra carta sea publicada en las páginas de opinión del diario que usted dirige, uno de los pocos, por no decir el único, que mantiene unas posiciones verdaderamente democráticas y de defensa de los intereses populares, y agradeciéndoselo de antemano, le enviamos un caluroso saludo.