Memoria histórica imprescindible:
-Terror fascista en Canarias.
«(…) Tuvimos que partir de nuestro pago cuando los fascistas se llevaron a nuestros maridos, dejando un retén de cinco falangistas para vigilar si volvía alguno de los huidos a buscar comida o ropa limpia, enseguida empezaron a golpear nuestras puertas cuando llegaba la noche, a exigirnos favores sexuales o directamente violarnos entre varios si nos agarraban cuando íbamos a buscar los cacharros de agua al barranco de la Virgen. Tras la tercera violación y el secuestro de una niña de nueve años nos marchamos aquella noche de noviembre del 36, sabíamos que en una isla no había salida, pero decidimos caminar hacia la cumbre por los senderos antiguos de los ancestros, los «caminos de herradura» como le llamaban nuestros hombres que ahora estaban muertos, enterrados en cualquier fosa cerca de Valleseco, tirados como perros enfermos en los pozos del Zumacal. Cuando amanecía nos enterrábamos en la pinocha, abrazábamos a nuestros niños para que no lloraban, les dábamos la teta a los más pequeñitos para tranquilizarlos, allí pasábamos el día muertas de hambre, esperando que anocheciera para perdernos e intentar llegar a lo más profundo del bosque de Linagua, donde sabíamos que lo tendrían difícil para encontrarnos, para abusarnos, para robarnos a nuestros hijos. En Tamadaba vimos luces a lo lejos, pensamos que podría ser Tenerife al otro lado del mar, no eran barcos, imaginé que serían otras familias de bien huyendo de aquellos asesinos vestidos de azul. En ese momento los vimos subiendo desde el Valle de San Pedro, cerca de El Hornillo, eran muchos hombres con antorchas avanzando a mucha velocidad. La verdad no sabíamos bien si iban a por nosotras, tal vez buscaban a los hombres que huyendo de que los asesinaran se internaban en aquellos barrancos profundos, donde el agua corría de lado a lado, un agua fresca que muchas veces servía para calmar nuestro dolor y sanar nuestra heridas. Cuando atravesamos Tirma vimos moverse entre el pinar algunas cabras, detrás iban varias mujeres con niños y dos hombres, vestían con pieles y sandalias de cuero, nos saludaron desde lejos, los hombres llevaban barbas y pelo muy largo, tatuajes en los brazos, colgantes en el cuello, las mujeres tenían barro en el pelo y las caras pintadas con el color de la tierra. Nos hicieron señales, nos avisaron de que venían varios pelotones subiendo desde el viejo sendero de La Aldea de San Nicolás, nos indicaron que siguiéramos el otro camino, que no hiciéramos ruido. Nunca supe quienes eran, jamás había visto a ese tipo de personas en mis treinta años de vida, era difícil de creer pero gracias a aquel extraño grupo pudimos sobrevivir, llegar a Linagua, refugiarnos varios años y tal vez salvar la vida…»
Fragmento de la entrevista realizada a María del Pino Vega Alonso el 23 de enero de 1996 en Tasarte, La Aldea de San Nicolás, Gran Canaria.
Este texto está publicado integro en la trilogía «Crónica del genocidio fascista isleño» de Francisco González Tejera ( Pako González ) en sus tres libros: «Tormenta en la memoria», «Semilla de memoria» y «Oráculo del olvido».
-El periodista sin amo y el último profeta. León Felipe y Jacinto Toryho, dos escritores olvidados.
Zamora ha dado magníficos literatos cuya obra merece ser estudiada y leída con atención. Hoy, recordaremos a dos: Jacinto Toryho (1909-1989), natural de Villanueva del Campo, sobresalió en el periodismo; y León Felipe (1884-1968), nacido en Tábara, poeta universal. Su trayectoria vital fue fascinante y ambos terminaron sus días en el exilio americano.
-Exhumando la historia en clase. Historiadores alertan de la invisibilización y la tergiversación de la memoria histórica en los libros de texto.
Enrique Díez Gutiérrez, profesor titular de la Facultad de Educación en la Universidad de León, asegura que se quedó atónito cuando llevó a sus alumnos de primero de carrera a ver el documental El silencio de otros. Y no tanto por lo que en él se cuenta, una pieza que navega por las historias de represaliados y represaliadas del franquismo y la lucha de las familias en la búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación, sino por los comentarios tras el visionado. “Nadie nos había explicado nada de esto”, le comentaron a este profesor, que, movido por esta frase y el déficit palpable sobre memoria histórica con el que el alumnado llega a la universidad, se ha dedicado a hacer un repaso de los libros de texto de Historia.
-Una periodista polaca se sumerge en las heridas de la Guerra Civil: “El olvido total no existe y España es el ejemplo”
Katarzyna Kobylarczyk publica ‘Costras’, un reportaje literario sobre la memoria de las víctimas en el que retrata a través de pequeñas historias la reconciliación imposible entre víctimas y verdugos.
-La otra memoria histórica antifascista.
Ser capaces de movernos en la complejidad de la historia implica no buscar certezas en ella. Y sobre todo, no proyectar un pasado idealizado como el principio ordenador del presente como hacen las extremas derechas.
Lo más parecido a algo relacionado con la memoria histórica que recuerdo de la escuela era una cartulina donde nos hicieron pegar las caras de los “padres de la Constitución” un 6 de diciembre. De la guerra civil no me hablaron nunca.