Los presos políticos escriben y opinan sobre: Ucrania
-Daniel Pastor. Preso político comunista vasco. Prisión de Zuera.
Apoyo y solidaridad a las jóvenes Repúblicas Populares del Dombás
De nuevo en Europa la guerra hace acto de presencia con toda su crudeza y poder destructivo. De nuevo las imágenes de cadáveres, terror y desplazamientos son usados para narraros con minuciosidad las vivencias individuales y colectivas de un pueblo, en este caso del ucraniano.
Creo que resulta evidente que esta terapia de Shock a la que NO nos tienen tan acostumbrados en otras zonas en guerra, con gravísimas crisis sociales de hambruna, enfermedad o exclusión, busca crearnos perplejidad ante la BARBARIE y sufrimiento para entre otros, de contrabando, comprar nuestras voluntades; complacencia más o menos activa que no obstaculice ni ponga en cuestionamiento las prácticas del Estado que como el Español, se definen como de democracia liberal. Voluntades que vía altruismo o iniciativas humanitarias aisladas con mayor o menor apoyo institucional, permita vestir la figura del Estado en su lucha por ser reconocido como gendarme defensor de los más débiles, mientras la porquería oculta bajo sus alfombras les impide caminar por esos lugares comunes que pregonizan como son la libertad, democracia y paz, derechos humanos, bla, bla, bla …
Pero ¿Quien no siente como propio el dolor creado por la muerte y destrucción de hombres, mujeres y niños; de ancianos e infraestructuras y recursos de un país? Desde luego que este es un sentimiento humano que cualquier persona experimenta con mayor o menor grado, un dolor que invoca a la IMPLICACIÓN. Y en eso estamos los trabajadores más concienciados que llevamos experimentando el dolor de la barbarie en todos y cada uno de los escenarios en los que actúa, tanto en el exterior como en las conexiones internas de cada país, con todas las formas en las que se nos presenta. Y ese dolor nos lleva también a la implicación para ponerle fin, así como a poder constatar por ejemplo, la utilización que de manera intencionada se realiza a nivel mediático de las víctimas: las cercanas para los intereses liberales son de primer orden; el resto de bajo interés, cuando son más, no existen como en el Yemen, Siria, Palestina, Sahara, Dombás.
Y es en este contexto de nuboso porvenir donde desde el Estado español y las distintas esferas de los estados europeos; hasta los EEUU y aliados próximos; es lanzada con fuerza una palabra: UNIDAD. Por supuesto piden unidad bajo el estrecho e hipócrita marco que sus valores y principios ponen en contraposición con sus prácticas cimentadas en ese básico, abstracto y frio respeto por los “derechos humanos”. Valores que una vez rasgados, no pueden ocultar sus intereses de rapiña y opresión. Con todo esto lo único que pueden ofrecernos es la búsqueda de responsabilidad y culpa que por “obra de magia” e incluso la ayuda de Dios, nunca recaen sobre esos estados imperialistas, pero que sin embargo siempre cuentan con las mismas víctimas indistintamente del sujeto nacional: el pueblo llano; la clase trabajadora.
Y así como antes fue Ho Chi Minh, Fidel Castro, Huseín, Gadafi, Al Ássad, Chaves, etc. ahora tenemos un nuevo ganador: el señor Putin y sus oligarcas (vociferen las oligarquías occidentales en boca de sus voceros). Aquí empieza y acaba todo el debate. El criminal golpe de estado orquestado por el imperialismo europeo del que los EE.UU quieren su parte, y gracias al cual fue aupado el Guaidó europeo Zelensky en perfecta conjunción con el nacionalismo profesado por sus predecesores.
Pleitura y Bandera con los fascistas nazis, no es relevante. Como tampoco se nos hablará de las simpatías y el fomento del revisionismo y el oportunismo de Kruschov, Gorbachov, o Yeltsin, cuyo relevo asumió nuestro nuevo villano ganador. Estos, está bien que sintieran simpatía por la explotación y beneficio del capital; está bien que creyeran que la Federación Rusa podría seguir el mismo desarrollo que el imperialismo surgido a inicios del S. XX; pero sobre todo esto, está bien que arrastraran a la vanguardia de la revolución proletaria internacional, la URSS, a posiciones de liquidación y venta. El posterior desmembramiento, del que Ucrania es otro ejemplo, ha sido llevado por las ansias depredadoras de las distintas burguesías nacionales de su espacio, que bajo los tiburones bursátiles del imperialismo internacional han llevado a su clase trabajadora a perder todos sus derechos políticos bajo el yugo de la explotación y expropiación del capital.
UNIDAD por lo tanto, también vamos a necesitar los pueblos de las distintas naciones si queremos vivir de nuestro trabajo y en PAZ, si queremos relacionarnos con fraternidad en base a la igualdad de todos nosotros; como evidente resulta su inviabilidad en tanto estemos gobernados por esos parásitos poseedores del capital financiero e industrial. Pero entonces ¿Quién o dónde colocamos la responsabilidad de esta nueva guerra que nos amenaza a todos? ¿En el imperialismo anglo-sajón de EEUU, Gran Bretaña, en el europeo francés, alemán, español, etc ? ¿O en el capitalismo de estado de la Federación Rusa?.
Desde luego que todo lo que está sucediendo de lo cual he tratado de dar alguna pincelada, lo coloco en el campo del imperialismo internacional, pero resultaría ingenuo pensar que este bloque está unido, pues cada uno posee su confrontación de intereses y esto seguirá creando crisis.
Donde estas tensiones van a encontrar su solución será en el desarrollo que adquiera la lucha de clases en sus contextos más particulares o internos como en los externos. En el caso español me parece oportuno identificar las dos opciones con las que se configura la UNIDAD tan cacareada con el imperialismo y el fascismo, así como la necesidad de RUPTURA con ellos en el camino de una nueva UNIDAD de cualidades distintas que nos permita profundizar en el escenario de PAZ entre los pueblos.
La primera de las opciones está representada por los que de manera resuelta están vinculados al capitalismo monopolista, con el imperialismo español. UNIDAD de estado ofrecen PSOE, PP, VOX, Ciudadanos, PNV, etc ante las políticas injerentistas y criminales del Gobierno, en este caso, “más progresista de España”. UNIDAD es la que muestran los medios de desinformación unidos como están en esos mismos monopolios, para dotar de legitimidad mediática todas esas maniobras.
Y «UNIDAD» por supuesto es lo que se escenifica en los órganos de cooperación interimperialista como la U.E., OTAN, etc. Esta unidad “monocromática”, no podría permanecer por largo tiempo con la máscara demagógica que oculta su verdadero rostro criminal bajo ella, sin contar con un discurso más ambivalente, un discurso capaz de penetrar en ese pueblo llano. Al fin y al cabo seremos nosotros los que pagaremos vía deuda pública, impuestos, inflación, y degradación de nuestras vidas e incluso la entrega de la misma, las ansias depredadoras de nuestras burguesías y su Estado.
Esta segunda opción de UNIDAD con el fascismo se disfraza de CONTRADICCIÓN, una mera CRÍTICA cuya pretensión es mantener la primera llevando con ello la desmoralización, impotencia, y confusión al terreno popular, resultando por eso tanto más peligrosa aún que la anterior, cuanto que desmoviliza, desideolojiza, etc. En esta posición destacan los sindicatos y partidos amarillos como UGT, CCOO, IU-Podemos, Bildu, etc. Como buenos vendedores de mercancías baratas, estos sectores conciliadores proponen la vacua diplomacia como respuesta a tanta destrucción, eso sí, sin demasiada distancia con el régimen y sus órganos de poder desarrollados por la oligarquía financiera del Estado. Estas élites pueden descansar con el «recambio» que representan Yolanda Díaz and company ante la “nueva” demostración de la crisis en la que se encuentra de manera permanente el capitalismo. Como de costumbre esta opción no puede ir mas allá del trillado y vacío “NO A LA GUERRA” y sus derivados a cada cual más oportunista.
Ante estas opciones surge una necesidad de RUPTURA clara que considero está adoptando la clase obrera de las distintas naciones oprimidas por el Estado. Ruptura que si en otros campos ha marcado distancia teórica y práctica respecto a esa fanfarria del capital, mostrando su independencia como clase, en el contexto ucraniano se ha trasladado en forma de solidaridad internacionalista con las jóvenes Repúblicas Populares de obreros y mineros del Dombás que proclamaron su independencia del imperialismo con las armas mano. Esta opción está adoptando una postura histórico-ideológica y combativa más comprensiva de la realidad, permitiendo denunciar por ejemplo, la complicidad occidental durante el Golpe fascista del Maidan (2014); así como se reconoce el valor político que tienen estas jóvenes repúblicas para ir adquiriendo prácticas y experiencias que les permita profundizar en una democracia más avanzada, en el socialismo, un paso también imprescindible para defenderse mientras se avanza en la PAZ. Las biografías de las víctimas de estas zonas no nos han sido reveladas, y sabemos por qué.
Pero en relación con este internacionalismo tenemos otra faceta no tan «cómoda» como la anterior, pero que sin embargo deberíamos de considerar como trascendente en tanto va dirigida a poner fin a las guerras imperialistas profundizando en la fraternidad de los pueblos mediante la LUCHA y adquisición de conciencia. Y es que ¿Alguien puede hablar de PAZ mientras las burguesías gobiernan los distintos estados en beneficio propio?
Lenin analizó el carácter y los rasgos propios de la época que nos ha tocado vivir desde inicios del S. XX como: «la época del imperialismo y la revolución social”. Esta “nueva” crisis que estamos empezando a pagar es una nueva constatación de lo acertado de sus análisis políticos. Y a pesar de los intentos que realicen los herederos de la II Internacional bajo el rasgo del social pacifismo o social chovinismo, tendremos que trabajar por la UNIDAD de clase y poner en práctica las lecciones que nos dejaron alguna de las figuras revolucionarias asesinadas por esa socialdemocracia como Rosa Luxenburgo o el irlandés James Connolly, el cual afirmaba: “Que la UNIDAD es buena sí, y SEGUN PARA QUÉ; pero la honestidad siempre es imprescindiblemente mejor»
Unidad Popular es la que vamos a tener que mostrar en el terreno ideológico, político y económico para acabar con las burguesías de cada nación en tanto clase, así como de su maquinaria de dominación: El Estado fascista español, el imperialismo.
Artículo editado en la revista ‘El Otro País’, nº 103, Sep-Oct 2022.