Historia del SRI:
-Reseña del libro de Laura Branciforte, «El Socorro Rojo Internacional (1923-1939)».
Revista de Historia Contemporánea, nº 47 (2013, II); pp. 750-753.
Sofía Rodríguez López. Universidad de Almería.
Hay libros que nos mantienen entretenidos durante unos días, otros que interesan especialmente a nuestras investigaciones, o incluso que nos obligan a leer… y luego están aquellos que subrayamos sin cesar, con anotaciones al margen, e incluso que nos gustaría haber escrito. Esto último es lo que me ha ocurrido con la primera monografía dedicada a la labor del Socorro Rojo Internacional en España.
Laura Branciforte, profesora de la Universidad Carlos III de Madrid, no sólo ha cubierto una laguna historiográfica enorme para los/as contemporaneístas, sino que nos ha brindado una obra deliciosa sobre un tema poco trabajado y de singular interés. Como se explica en la introducción y el prólogo de Montserrat Huguet, la autora llegó hasta la organización a través de un viaje de ida y vuelta por la personalidad de la fotógrafa Tina Modotti, a la que considera su alter ego. A ella dedicó su doctorado, y con ella realizó un periplo por los “lugares de memoria” de esta artista italiana, comunista expulsada de México y que recaló en España de la mano de su compañero Vittorio Vidali, (a) Carlos Contreras.
El dominio de la biografía le ha permitido publicar diversos artículos y hasta asesorar un documental sobre la contribución de ésta y otras destacadas mujeres a la Guerra Civil española y la solidaridad antifascista. La tesis que ahora edita Biblioteca Nueva es la contribución más sólida realizada hasta el momento por su autora, revisada y adaptada a todos los públicos para hacerla aún más atractiva. Como si formara parte de la “Campaña de Invierno” del Socorro Rojo, ha llegado hasta mis manos esta suerte de aguinaldo navideño, con el que aprender sobre la ayuda mutua como acción política en tiempos difíciles. Hasta ahora, las referencias a la labor de esta organización kominterniana en nuestro país eran sólo colaterales, aparecidas en estudios sobre la historia del PCE, como los de Marta Bizcarrondo, o la labor del Bureau Latino en Francia o Italia, trabajados por Brodiez o Agosti, entre otros. En cualquier caso, eran tan poco abundantes que Branciforte encuentra su hilo conductor en las obras que a un lado y otro del Atlántico se han centrado en Carmen Ruiz Sánchez, María o, lo que es lo mismo, Tina Modotti. Su ocupación en el Socorro Rojo y el Quinto Regimiento durante el conflicto bélico, le hicieron abandonar su cámara Leika y dedicar el resto de su existencia a la política; porque así se nos presenta la entrega al asistencialismo durante la denominada “crisis de los años treinta”: como una forma de entender la vida, sobre todo entre las mujeres.
El libro que nos ocupa consta de seis capítulos y una conclusión, aunque bien podría dividirse en dos o tres partes bien diferenciadas. Una primera dedicada a los orígenes del SRI con la revolución soviética, y su difusión mundial a través de la Internacional Comunista. Otra sub-sección que comprende el aterrizaje en España, a través del patronazgo del Secours Rouge Français, y su difícil implantación hasta los sucesos de Octubre de 1934 en Asturias, que en mi opinión, son el auténtico punto de inflexión y el eje central sobre el que pivota toda la investigación. Finalmente, se aborda el desarrollo del Socorro Rojo durante la Guerra Civil, cuando capitaliza la acción de la sanidad militar republicana y alcanza su mayor trascendencia, actividad y afiliación.
Tanto el organigrama como la cronología me parecen tan ambiciosos como controvertidos. Porque si en su aproximación a los cimientos de esta gran obra de propaganda y acción social, todo se nos antoja nuevo y de dimensiones espectaculares, aportándonos una cantidad de datos fabulosa sobre la gestación de esta red de apoyo a las víctimas del “terror blanco”, tanto en la URSS como en España, es en el momento de su máximo apogeo, durante la coyuntura 1936-1939, cuando la riqueza documental disminuye o se sacrifica en aras de un relato más íntimo o personal, como sugiere el propio título de la obra.
Dicha observación obedece, no obstante, a un deseo expreso de la autora, porque fuentes inéditas, testimonios y bibliografía son activos muy presentes en su trabajo. Ha recorrido todos los archivos nacionales, públicos y privados, que pueden tener relación directa con la materia, además de conocer a la perfección las publicaciones e informes periódicos del SRI y la abundante literatura gris que generó su célebre departamento de “agit-pro”. Pero es que, además, ha encontrado en centros de documentación franceses, italianos e incluso mexicanos, los aliados perfectos para completar un estudio de relaciones internacionales e historia comparada ejemplar. Los diversos fondos del Partido Comunista, el Istituto Gramsci, la Fundación Pablo Iglesias o la Bibliothèque Marxiste de París, son imprescindibles por sus referencias a la organización del Socorro por la Komintern, pero qué decir de los expedientes policiales y judiciales sobre la persecución de la clandestinidad, el Archivo Rojo de la Administración Central, los fotogramas casi inéditos de la Filmoteca o el testimonio auténtico y mítico, a la vez, de Flor Cernuda…
Si tuviera que destacar una de las aportaciones más originales de la obra me decantaría, sin dudarlo, por “los dispositivos de contención anticomunista”, desde la Entente contre la III Internationale, al Juzgado de Instrucción Especial constituido en 1928. El análisis en negativo que realiza Branciforte del Socorro Rojo, a través del cordón sanitario desplegado por Primo de Rivera frente a la amenaza revolucionaria, es tan inteligente y apropiado como poco habitual. Para ello, hace uso de un material precioso proveniente del Archivo Antonio Maura o los fondos reservados del Tribunal Supremo, cuya existencia apenas conocíamos por González Calleja. De hecho, a través del SRI descubrimos nuevas facetas del movimiento obrero y de la propia dictadura, como la rivalidad por el liderazgo entre Euskadi y Cataluña, o la represión política y asociativa que, en parangón con el fascismo mussoliniano en Italia, trascienden el objeto de estudio en particular.
Del mismo modo, el capítulo dedicado a la solidaridad con las víctimas de 1934 en Asturias y la movilización Pro-Amnistía, merecen un lugar destacado en la historiografía sobre el Segundo Bienio Republicano.
En un ejercicio de transparencia intelectual, la propia autora nos ofrece las palabras clave que definen esta investigación y el devenir del Socorro Rojo Internacional en España. La mayoría ya se han subrayado en estas líneas, y se refieren al dirigismo soviético de una organización que se pretendía frentepopulista o, mejor aún, apartidista. No fue nunca, ni lo pretendió, horizontal ni apolítica, y de ahí que se insista en las bases estatutarias y su carácter propagandístico para desterrar ciertos prejuicios. Al igual que la Agrupación de Mujeres Antifascistas, el SRI encontró en el PCE su plataforma de lanzamiento, sin renunciar a la ambición genuina de crear un “frente único”. De ahí los enfrentamientos y la competencia estructural, salvo encuentros puntuales, con el Socorro Obrero Internacional (SOI) de origen socialista, y la Solidaridad Internacional Antifascista (SIA), organizada por la CNT-AIT en España. Branciforte no adorna con eufemismos la utilización de la ayuda mutua como una poderosa arma política, de fácil propaganda por su mensaje edulcorado, inocente y femenino. Pero en el recuento de conferencias y congresos para imponer los principios organizativos de París y los objetivos irrenunciables para Moscú, o la endémica carencia de financiación para sufragar la defensa jurídica y el exilio de los perseguidos, la autora encuentra el eco de resistencias, conflictos internos, debate de ideas e incluso biografías llenas de entrega desinteresada. Además de rescatar la figura de Modotti, los diversos secretarios regionales y hasta a Andreu Nin, como un “afecto” al SRI antes de la guerra, yo destacaría la labor de Eduardo Ortega y Gasset, en la Agrupación de Abogados Defensores de los Encartados por los Sucesos de Octubre, y de Matilde Landa en la evacuación de los refugiados desde febrero de 1937. Rafael Cruz, David Ginard o el propio Tuñón de Lara nos hablaron con anterioridad del Comité de Ayuda a las Víctimas y de estas personalidades, pero la autora consigue enmarcarlos en un discurso que supera las barreras del “corto plazo”, el partidismo y una visión androcéntrica, que desatiende la división sexual del trabajo en la carrera política.
De este modo, El Socorro Rojo Internacional en España (1923-1939) consigue integrar algo tan perseguido y difícil como el análisis de género, sin hacer sólo historia de las mujeres; la investigación biográfica y con fuentes orales, sin ser un mero compendio de anécdotas personales; así como el empleo de imágenes, en perfecto equilibrio y sin renunciar a su hermenéutica o valor explicativo.
El subtítulo, Relatos de la solidaridad antifascista, responde mejor a la modestia de la autora que a una narración minimalista. Para encontrar un final redondo a esos relatos, sólo tendría que hacer caer al Socorro Rojo hasta los infiernos. Profundizar en la vertebración territorial durante la Guerra Civil, su contrapunto del Socorro Blanco, y el repliegue, persecución y catarsis al que le sometió la dictadura. Volver a su origen residual y clandestino, cuando se nutrió de asociaciones pro-infancia y sociedades recreativas para camuflar una actividad política de resistencia al terror, como la que impuso el franquismo a tanto/as militantes de la solidaridad y “mujeres de preso”.
–El Socorro Rojo Internacional en Asturias (durante y después de la insurrección de octubre de 1934)