Artículos desde prisión:
-Los presos políticos continuamos resistiendo
Daniel Pastor, preso político comunista vasco.
Desde hace unos meses venimos asistiendo a un goteo de traslados y mejoras en el régimen de vida de los presos políticos. No resultaría novedoso teniendo en cuenta que durante el transcurso de sucesivos gobiernos estatales, este tipo de movimientos se han realizado, fundamentalmente, con la pretensión de vender “gato por liebre”, o lo que es lo mismo: paz por presos.
En el caso de los presos vascos, resultan bastante obvios los sentimientos de esperanza e ilusión que se han instalado en determinados espacios políticos y sociales. No obstante, es la primera ocasión en la que se encuentran en cárceles próximas a su lugar de origen, con la posibilidad real de acabar en cárceles vascas con el traspaso de competencias como la de prisiones, tras 40 años de incumplimiento estatutario. El Estado en este caso, y para ocultar sus propios motivos, ha filtrado una serie de cesiones realizadas, que favorecerían esta nueva maniobra. Como consecuencia, el relato en torno a este tema ha circulado alrededor de las contradicciones que esta situación ha generado: Debate ideológico; moral y ético; conveniencia táctica y proyección estratégica, etc. Por poner un ejemplo, me llamó la atención la respuesta dada por una amistad durante una visita, a la pregunta sobre qué sentimientos existían en la calle ante este asunto: “Se está a la expectativa”. Mi “sorpresa” vino motivada porque históricamente el tema de los presos ha sido uno de los ejes principales sobre el cual se defendían los intereses generales de los trabajadores vascos incluyendo el derecho a la autodeterminación de nuestra nación, y en sintonía como represaliados por los mismos, se ejercía una solidaridad activa y combativa en la defensa de sus derechos.
La denuncia y deslegitimación de la criminal política de dispersión, así como de las condiciones más severas aplicadas contra el preso político, ejercidas como medio de agresión, amenaza y chantaje constante contra el militante, sus familiares y amigos, con la pretensión de buscar la renuncia política de sus principios democráticos, ha sido digna de admiración y consecuente.
Desde las cárceles, negándonos a aceptar los sucesivos intentos por hacernos claudicar; con sus tratamientos individualizados y el reconocimiento de la legalidad, basados en la revisión crítica que nos aproxima a la figura del arrepentimiento y, por lo tanto, se pide perdón y compromiso de reparar los daños ocasionados, etc. Circunstancias éstas que sólo se podrían producir realizando una apostasía ideológica y política que ocultara nuestro pasado militante, hipotecando con ello el futuro de la nación vasca y su clase obrera en particular.
En paralelo, desde las calles de pueblos y ciudades, la SOLIDARIDAD Y MOVILIZACIÓN por los derechos del prisionero político como defensor de los derechos vulnerados de las masas ante la opresión, han resultado ser un ARMA PODEROSA y ejemplo de la dignidad y convicción con el compromiso por una libertad y democracia más avanzada, lejos del formalismo abstracto y limitado que marcan las burguesías nacionales. Serían incontables las campañas de agitación y propaganda, manifestaciones, enfrentamientos con las fuerzas represivas, sabotajes y todo tipo de desobediencia civil que se ha realizado para esos fines.
Con toda esta actividad, las construcciones jurídicas y políticas de la reacción, se vieron impotentes ante el fracaso de los planes de distracción y de disgregación diseñados para tal efecto, como la denominada “Vía Nanclares”. Pretensiones que, por otra parte, obtuvieron un escaso éxito sólo consolidado en los individuos menos ideologizados y aventureros; aquellos cuya empatía y compromiso con los problemas que acosan al conjunto del pueblo vasco, pasaban de refilón ante los suyos propios.
El tratar de presentar la figura del arrepentido, del converso a la legalidad vigente, como icono para mostrar lo erróneo y equivocado de la LUCHA REVOLUCIONARIA, no obtuvo sus frutos entonces, ni por tanto tampoco los puede tener hoy en día.
Los ataques a los derechos políticos y sociales de los trabajadores de las distintas naciones oprimidas por el Estado fascista español siguen ahí, y sin remontarme a legislaciones como la Ley de Partidos o el “todo es ETA”, con su posterior aceptación por la pequeña burguesía nacionalista, todos hemos sido testigos en el caso catalán, hasta qué punto están dispuestos a llegar para mantener la unidad oligárquica de Estado (artículo 155, miles de reprimidos y heridos, cárcel, exilio…). Pero hoy algo ha cambiado, y el Estado en su búsqueda constante de oxígenos que le permita sobrevivir a la agudización de la crisis permanente en la que se encuentra, ha encontrado la ayuda de la Izquierda Abertzale, y trata de presentar y usar todo acercamiento y asimilación de su legalidad, como el ejemplo vivo de esa supuesta “inutilidad” del compromiso revolucionario para transformar la realidad económica, social y política. Intenta en una suerte no definida de “Vía Nanclares 2.0” mostrar al preso de la vanguardia popular como un mero delincuente arrepentido de su “delito”, empático con el “mal” que ha generado y presto a someterse para pagar “su responsabilidad” económica… etc. Una vez aceptado esto ya “sólo” queda comprometerse a realizar los programas individualizados que dictan las Juntas de Tratamiento, ganándose su confianza para poder acceder a esa reinserción social con garantías plenas para la seguridad de su sociedad y su Estado.
Con este panorama y por fortuna para los intereses generales del proletariado de las distintas naciones sometidas al mercado del fascismo español, los presos políticos seguimos resistiendo sin rendir ni claudicar nuestros PROFUNDOS PRINCIPIOS Y COMPROMISOS adquiridos mediante la LUCHA en el desarrollo y evolución democrática.
¿Qué preso político necesita de programas de reinserción, o de su teatralización?. Somos oficiales, mecánicos, profesores, pintores, tenderos, administrativos… Sólo necesitamos, como la mayoría de la sociedad, trabajar para poder desarrollar nuestras vidas lejos de los temores e incertidumbres; necesitamos estar junto a nuestros compañeros de clase en las manifestaciones que reivindican la dignidad y garantías de estabilidad social que demandamos los obreros; pedimos el respeto de nuestro DERECHO A ORGANIZARNOS y poder realizar nuestra actividad política sin persecución o represión. ¿Se podría aceptar la legalidad sin deslizarnos con ello por la pendiente de la bancarrota y el oportunismo político?. No, claro que no se puede. No al menos sin trasladar la confusión y pérdida de rumbo al conjunto de las fuerzas populares.
Nuestra actividad política dentro de las prisiones como miembros del movimiento revolucionario tiene su reflejo y conexión con el movimiento político del exterior y, por tanto, no debiera realizarse de manera metafísica, unilateral o aislada, en una especie de “puertas para adentro”, en la oscuridad. Creo que es nuestro deber aportar luz sobre todas las zonas oscuras que nos rodean (que desgraciadamente no son pocas) realizando de manera pública y clara la denuncia de todo intento por llevarnos a posiciones idealistas o directamente liberales, que tratan de cercarnos empleando incluso los hábitos y la costumbre de identidad con la fase cerrada de resistencia del pasado MLNV.
Recientemente escuchábamos unos de los eslóganes esgrimidos tras los indultos condicionados (envenenados) que les han aplicado a los nueve presos del “Procés”, de manos del Presidente del Gobierno “más democrático de la historia”, más bien representante del social-fascismo y con ministros de una talla tan “democrática” como el de Interior, que permite, entre otras, la violación de mujeres incomunicadas en los cuarteles de la Guardia Civil, diciendo “Hay un momento para el castigo y otro para el perdón”. Y este aviso a navegantes, sonaría como una banda sonora de una película de amor, si no viniera de los mismos que entre otras lindezas como la antes mencionada, y teniendo todos los instrumentos legales que ofrece el Estado, no hubieran transitado impunes por la organización del terrorismo de Estado con sus grupos parapoliciales y militares; la preparación de golpes de Estado en países donde su capital financiero corre el riesgo de menguar sus pingües beneficios; o la más reciente colaboración para suspender la autonomía catalana, etc…
Así y todo, y a pesar del intento de las pequeñas burguesías nacionales por salvar de la decadencia vía conciliación y pactos reformistas al régimen españolista; a pesar del perjuicio que ocasiona la “falta” de ideología de estos sectores al proceso de liberación nacional, debemos perseverar en la UNIDAD y RESISTENCIA.
Desde estas trincheras penitenciarias, y con todo el castigo criminal que se nos ha aplicado a los presos políticos, a nuestros familiares y amigos, aislamiento, agresiones y vejaciones, asesinatos por desatención médica, la dispersión con su secuela de accidentes, los problemas físicos y psíquicos que esto acarrea, con el régimen de vida más estricto para acabar con nosotros (primer grado) etc. Pero también con el apoyo resuelto de cada vez más sectores sociales que denuncian la represión y vulneración de libertades políticas, que reclaman nuestra AMNISTÍA, les diría: No queremos vuestro “perdón de las cunetas”; de los asesinatos fascistas; de las torturas y violaciones en los cuarteles; no queremos vuestro perdón ni REINSERCIÓN, mientras legisláis reformas represivas, recortáis derechos sociales, laborales y políticos. NO QUEREMOS VUESTRO PERDÓN DEL CONVERSO Y SUMISO A LA OPRESIÓN. Y, sin embargo, deseamos esforzarnos junto a la clase trabajadora en la creación de un frente UNITARIO que nos permita avanzar y dotarnos de los instrumentos necesarios para poder castigar vuestro castigo; anhelamos disponer de los medio que cuenta el Estado, en forma de REPÚBLICA POPULAR, para proteger las conquistas democráticas que poco a poco iremos arrebatando, no sin resistencia, a la oligarquía; a la corrupción y saqueo de los trabajadores; a la represión; a la intervención y dominación imperialista; a la negación de la autodeterminación para la naciones oprimidas…
Sin ceder una mínima posición ideológica o política, con el concurso y APOYO SOLIDARIO de Catalunya, Madrid, Euskal Herria, País Valenciá, Castilla, Galiza, Andalucía …, los y las presas políticas hemos logrado mantenernos firmes y unidos en el proceso democrático que pretende frenar al fascismo. Bajo mi punto de vista, en momentos como los actuales, la mejor herramienta para evitar la infiltración de ideologías ajenas y oportunistas es el FORTALECIMIENTO Y VIGILANCIA DE NUESTROS PRINCIPIOS REVOLUCIONARIOS. Seguimos resistiendo.