Luchas obreras rescatadas del olvido:
Agenda
EEUU -1909-
Huelga de las Camiseras de Nueva York.
En 1909 se produjo el mayor levantamiento de la mujer obrera en Estados Unidos desde el inicio del movimiento obrero. El proletariado de la industria textil de Nueva York, compuesto en su inmensa mayoría por jóvenes mujeres inmigrantes, se desangraba en jornadas semanales de casi 70 horas en las fábricas y talleres o trabajando a destajo en sus propios hogares.
Su salario estaba muy por debajo del que percibían los hombres del mismo sector; a esta desigualdad de partida se añadían abusos de todo tipo, llegando incluso a tener que soportar el acoso laboral y sexual de sus jefes y capataces bajo un aura de “normalidad”.
Aunque invisibles ante los ojos de la podrida sociedad burguesa, no fueron impermeables a la tempestad de la lucha de clases: el 23 de noviembre de 1909 más de 20.000 camiseras se declararon en huelga por la igualdad salarial, la reducción de la jornada de trabajo y el derecho a sindicarse. A la gran huelga se llegó tras sucesivas huelgas espontáneas en las principales empresas textiles (Leiserson Company, Rosen Brothers y Triangle Shirtwaist Company).
Desde el comienzo, tuvieron que vencer la resistencia de los líderes sindicales que veían con recelo la participación de la mujer en la lucha obrera. Sin embargo, gracias a su ejemplar tenacidad y determinación demostraron a sus compañeros de clase que no habría movimiento obrero sin la mujer trabajadora, recabando su apoyo y solidaridad. Por su parte, los patronos, con tal de parar el movimiento, emprendieron una represión criminal. Los capitalistas contrataron matones y prostitutas para acosar a las huelguistas y la policía detuvo en decenas de ocasiones a las principales líderes.
La más carismática, Clara Lemlich, una joven obrera de origen ruso, pasó por los calabozos en 17 ocasiones, recibiendo palizas tremendas que le dejaron seis costillas rotas. Clara, junto a otras trabajadoras como Pauline Newman y Rose Schneiderman, fueron las encargadas de transmitir la experiencia del movimiento obrero de sus países natales ―la mayoría de líderes provenían de Italia y Rusia―, enseñando a sus compañeras el valor de la unidad y la solidaridad.
La huelga duró cerca de tres meses y la mayoría de empresas se vieron obligadas a mejorar las condiciones de trabajo para las mujeres. Se conquistó una reducción de la jornada laboral a 52 horas semanales, la tolerancia de la actividad sindical de las trabajadoras y subidas salariales generalizadas. Aun así, la victoria no fue total y las condiciones continuaron siendo terribles. La prueba de ello fue el trágico incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist tan solo un año más tarde: 146 trabajadores (129 mujeres) perecieron bajo las llamas el 25 marzo de 1911, en lo que constituyó el desastre industrial más grave de la historia de EEUU.