Internacional:
U.E.
-Vasily Nebenzya, en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre suministros de armas a Ucrania:
«Actualmente, Ucrania solo es capaz de luchar con las armas de la OTAN que se le suministran. Prácticamente no hay otra opción. Y el faro de la diplomacia europea, el Sr. Borrell, afirmó hoy que la UE está considerando la posibilidad de transformar el Fondo Europeo de Paz en un Fondo de Defensa de Ucrania. Le aconsejaríamos al Sr. Borrell, como ya hemos hecho antes, que no se limite a medidas a medias y soluciones provisionales, sino que cambie inmediatamente el nombre del Fondo Europeo de Paz por el Fondo Europeo de Guerra. Ucrania ya no tiene sus propias armas, pero todavía hay ucranianos que están siendo conducidos como ganado al matadero en el marco de la llamada «contraofensiva de las Fuerzas Armadas de Ucrania», a la que los ucranianos llaman nada más que «la picadora de carne de Zaporizhia». La reserva de movilización del régimen de Kiev aún no se ha agotado, aunque todo apunta a eso, pero -y esto es extremadamente triste- ya no hay suficiente espacio en los cementerios ucranianos».
*Vasili Nebenzya es el Embajador de la Federación de Rusia en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Otras voces:
-Rusia debe vencer.
Alexander Khokhólikov.
El autor expone criterios para demostrar que el nazismo y el fascismo europeos no han sido erradicados.
La victoria de la Unión Soviética sobre el fascismo en 1945, cuyo 78º aniversario celebramos el 9 de mayo, como han demostrado los recientes acontecimientos, no fue ni completa ni definitiva. El nazismo y el fascismo europeos no han sido erradicados. Muchos criminales nazis eludieron la justicia, ocuparon altos cargos tras la Segunda Guerra Mundial, trabajaron en los servicios de inteligencia, dirigieron la OTAN y criaron a generaciones de aquellos quienes hoy están dispuestos a luchar de nuevo contra Rusia, con sus propias manos y con las de otros, enviando tanques alemanes con cruces contra los soldados rusos y apoyando a los neonazis ucranianos.
Los Estados Unidos, que fueron aliado de la URSS durante la Segunda Guerra Mundial y percibidos por muchos como un país de libertad y democracia, extiende ahora por el mundo su modelo de democracia impuesta a «sangre y fuego», promoviendo planes de largo alcance para un nuevo orden mundial basado en reglas que sólo les benefician a ellos.
Un ejemplo elocuente de este nuevo orden mundial hoy se puede observar plenamente en Ucrania, donde opera de hecho un verdadero régimen títere neofascista. Kiev comete actos de terror y genocidio abiertos, divide a su propia población en gente de primera y de segunda clase, y envía por la fuerza a su propio pueblo a una guerra fratricida en interés de sus patrones occidentales.
Algo similar está ocurriendo en Europa, donde gobiernos creados bajo rituales democráticos están actuando en contra de los intereses de los propios europeos, participando en una dolorosa para ellos guerra de sanciones contra Rusia, rechazando los baratos recursos rusos en favor del caro gas natural licuado estadounidense, suministrando sus propias armas a Ucrania gratuitamente, comprando a cambio nuevas armas más caras en los Estados Unidos a costa de los contribuyentes de sus países.
La Ucrania y la Europa actuales son ejemplos de pseudodemocracia al estilo estadounidense. La única diferencia es que Ucrania se explota directamente como frente y campo de operaciones para la guerra contra Rusia, como proveedor de carne de cañón, mientras que Europa se utiliza como retaguardia colectiva, al menos por ahora.
Hoy día, los Estados Unidos busca repetir su experiencia de la Primera y Segunda Guerras Mundiales y, una vez más, conseguir un rico botín de las ruinas de Europa y Rusia tras otra gran batalla, que atiza deliberadamente, empezando por Ucrania. Los Estados Unidos quieren construir su propio imperio poderoso, cuyo objetivo final es más o menos el mismo que el de los “constructores” del Tercer Reich: subyugar a todos los países y pueblos, destruir a los recalcitrantes y desobedientes (Rusia, China), intimidar a los vacilantes, privatizar primero y destruir después el sistema de la ONU, establecer su orden para controlar arbitrariamente la distribución de los recursos en el planeta y asegurar así su prosperidad continua a expensas de los demás.
Esto significa que nosotros también tendremos que repetir el difícil camino de la lucha contra las ambiciones desorbitadas de aquellos quienes pretenden dominar el mundo, como ocurrió en las épocas de Napoleón y de Hitler. La guerra en Ucrania es sólo el principio, y esta lucha no es por Ucrania. Es una batalla por la seguridad de Rusia, Europa y el mundo entero, incluida América Latina. El mundo se encuentra en una fase de transformación profunda e irrevocable, de la dominación occidental unipolar hacia un orden multipolar más justo y equitativo.
Nos espera una pelea general, no sólo en el campo de batalla, sino también en los tribunales internacionales. Permítanme recordarles que han pasado casi 80 años desde que el Tribunal Militar Internacional abrió los Juicios de Núremberg (20.11.45 – 1.10.46), uno de los acontecimientos jurídicos más significativos del siglo XX. Tras el veredicto a los nazis, se produjo una serie de acontecimientos que marcaron un hito. Por ejemplo, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una resolución en la que reafirmaba los principios del derecho internacional reconocidos por el Estatuto del Tribunal de Nuremberg, la Organización aprobó una declaración en la que se formulaban los principios de Nuremberg y adoptó la Convención sobre el Genocidio y el Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales. La razón de la enorme atención prestada a estas cuestiones fue la revelación en los juicios de Núremberg de la espantosa violencia perpetrada contra millones de personas. Estos crímenes, fueron declarados como cometidos contra la paz y lesa humanidad, fueron probados y recibieron severas condenas.
Sin embargo, cuando el representante soviético en el Tribunal de Nuremberg exigió la condena del nazismo y del Estado nazi, sus «colegas» de EEUU, Inglaterra y Francia bloquearon esta propuesta. Lo hicieron a propósito. Al fin y al cabo, la denuncia del nazismo implicaba también la condena de sus patrocinadores europeos y estadounidenses. Con su vulnerabilidad ante una creciente amenaza nuclear, la URSS sólo pudo adjuntar una opinión separada al veredicto en la que dejaba constancia de su desacuerdo. Posteriormente, la decisión a medias del Tribunal de Nuremberg proporcionó una base formal a los países occidentales para argumentar que la ideología nazi no había sido condenada. Como resultado, los movimientos neonazis y afines, bajo el pretexto de la «libertad de opinión», se legalizaron gradualmente en los Estados Unidos y otros países occidentales.
En cuanto a Rusia, desde el comienzo de la agresión del régimen de Kiev contra Donbass en 2014, la Cámara Pública de la Federación de Rusia, la Fundación para la Investigación de Problemas de la Democracia y la Oficina de Derechos Humanos de Moscú han supervisado la situación en Ucrania, incluidos los crímenes de guerra del régimen de Kiev. Los datos se presentaron en repetidas ocasiones ante la ONU y otras plataformas internacionales. El 1 de marzo de 2022, en una conferencia internacional en la Cámara Pública de la Federación de Rusia, por iniciativa de activistas sociales y periodistas extranjeros y rusos, fue establecido un Tribunal Público Internacional sobre Ucrania.
Los participantes en un futuro juicio contra los nazis en Ucrania que será organizado por Rusia pretenden evitar las deficiencias de la justicia de Núremberg, preservando al mismo tiempo sus virtudes. El venidero juicio internacional no sólo será un acontecimiento histórico, sino que además servirá de importante precedente. Su veredicto proporcionará una base jurídica para la condena del nazismo también en otros países. El objetivo no es sólo castigar a criminales individuales, sino destruir de una vez por todas la ideología fascista y el Estado nazi como tal.
Hoy las condiciones son favorables para denunciar el nazismo. Rusia tiene paridad con Estados Unidos en armas nucleares. No está sujeta a ninguna obligación con los países occidentales. Las repúblicas del Donbass y otras partes afectadas pueden llevar a cabo procesos siguiendo una lógica jurídica y no política.
Así que, querámoslo o no, nosotros también tendremos que repetir la hazaña de nuestros padres y abuelos y terminar lo que no fue completado en 1945. Será una tarea extremadamente difícil. Al límite de nuestras capacidades. Pero debemos hacerlo. La victoria sobre el fascismo y el nazismo de la que nos alegramos y de la que siempre nos hemos sentido orgullosos está aún por llegar. Por la paz en el mundo, por un cielo despejado y un futuro feliz para nuestros hijos y nietos, el 9 de mayo, la Gran Victoria sobre el fascismo, debe repetirse una vez más. Y lo haremos, como lo demuestra la centenaria historia heroica de nuestro poderoso país.
*Alexander Khokhólikov es Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la Federación de Rusia en la República de Nicaragua y concurrente en la República de El Salvador y la República de Honduras.
–https://espanol.almayadeen.net/articles/1702372/rusia-debe-vencer
-Lecciones del motín de Wagner.
Los cambios que deberá hacer Rusia ahora objetivamente tendrán que ser, ni más ni menos, que revolucionarios.
Dayan Jayatilleka
*Exembajador de Sri Lanka en Francia y en la Unesco.
La experiencia te enseña cómo la sociedad y el Estado necesitan reconfigurarse para evitar la derrota o poner fin a una serie de derrotas. Es un proceso de aprendizaje, experimentación y evolución, pero al final aprendes lo que el general de Vietnam Vo Nguyen Giap llamó “las leyes objetivas del desarrollo de un fenómeno complejo», incluidas la guerra y la paz.
Un lector ruso puede pensar, bueno, nosotros pasamos por esa experiencia con el conflicto de Chechenia pero prevalecimos, entonces, ¿cuál es su punto?
Mi punto es que a veces es necesario volver a aprender las mismas lecciones. Es bastante obvio que hay una gran diferencia entre luchar contra una milicia y luchar contra un Estado que cuenta con el apoyo de una constelación de otros Estados, pero aun así, algunas de las lecciones político-militares siguen siendo útiles, si no universales…
Con Ucrania respaldada por la OTAN llamando a la puerta, Rusia se enfrenta a un peligro existencial. El motín de Wagner es solo una crisis a pequeña escala. Pero es una advertencia temprana de lo que podría suceder si Rusia no gana esta guerra. Cuando digo ganar, digo ganar la guerra. Sin embargo, no puedes ganar una guerra a menos que la reconozcas como tal y movilices todas tus energías nacionales…
Como amigo sincero de Rusia cuyos primeros recuerdos se remontan a los siete años, cuando me hospedé en el Hotel Ucrania con mis padres, debo decir lo siguiente: la nostalgia por el pasado zarista no ayudar a ganar en el presente. Esa forma de Estado y ethos era precapitalista, era ya históricamente obsoleta. Rusia fue derrotada dos veces en el siglo XX con ese régimen vigente: 1905 y 1914-1917. Cualquier tipo de retro-chic ideológico o ethos zarista es insostenible y resulta en un desastre cuando uno se enfrenta a una colección de estados modernos tardíos (OTAN) que respaldan una guerra híbrida…
Para ganar, el ejército ruso tiene que luchar como lo hizo el Ejército Rojo; tiene que ‘convertirse’, al menos en algunos aspectos, en el Ejército Rojo. La ideología dominante no puede sentir una cierta nostalgia por el derrotado Ejército Blanco. Si es así, tendrán una actuación parecida al Ejército Blanco. El Ejército Rojo fue producto de un evento histórico: 1917. Eso no puede considerarse como el mal resultado en la historia rusa moderna y luego esperar que el Ejército Ruso luche como el Ejército Rojo en 1917.
Tampoco estoy abogando por una actitud retro-revolucionaria. Déjenme ponerlo de esta manera. Hay tres himnos nacionales que encuentro especialmente conmovedores: el estadounidense, el francés y el ruso, aunque no necesariamente en ese orden. Los tres son producto de revoluciones. Pero solo uno ha conservado la melodía pero ha cambiado la letra. Ese es el ruso.
No es que los estadounidenses y los franceses se hayan comportado en los asuntos mundiales, o a nivel nacional, de acuerdo con los ideales inspiradores de sus himnos nacionales, pero no han cambiado la letra. Han logrado conciliar continuidad y cambio. En el caso de Rusia, se ha cambiado la letra, abandonando la letra que el Ejército Rojo cantaba mientras luchaba contra los nazis. Esas letras tenían un significado porque los soldados del Ejército Rojo eran trabajadores y campesinos a los que se les había dado una nueva vida gracias a la Revolución y lucharon con una motivación sobrehumana porque sabían (a diferencia del ejército zarista) que serían desposeídos de todo lo que habían conquistado para sus familias, si el enemigo los derrotaba…
Texto completo en:
–https://www.lahaine.org/mundo.php/lecciones-del-motin-de-wagner
Ayer es hoy
-Los detalles del plan de 1941 de exterminio nazi contra el pueblo soviético, conocidos en 2023.
Por primera vez se publica el texto entero del plan nazi de exterminio del pueblo soviético.
En vísperas del Día de la Memoria y el Duelo celebrado el 22 de junio, se publicó por primera vez el texto íntegro de un documento que en la historiografía occidental se ha denominado Plan del Hambre. La directiva preveía el exterminio de millones de civiles en la Unión Soviética para proveer de alimentos al Ejército y al pueblo alemán.
Se trata de un documento de la Alemania nazi del 23 de mayo de 1941, y su nombre exacto es Directiva de Política Económica.
«Junto a la conocida Operación Barbarroja, también se estaba preparando un plan económico para expoliar los territorios soviéticos invadidos», explica el director y fundador de la fundación rusa Historia Digital, Egor Yákovlev, citado por la Sociedad Histórica Militar de Rusia.
El historiador explica que el plan surgió en un momento turbulento para el Tercer Reich. La dependencia de las importaciones de alimentos y el temor a un bloqueo naval británico suponían una amenaza para el suministro de comida a la Alemania nazi. Así, se planeó saquear a la Unión Soviética en las zonas de producción de cereales. Se esperaba que la consecuencia fuera la muerte por inanición de 20 a 30 millones de personas
«La idea de Hitler era que los colonos alemanes poblarían poco a poco en los territorios conquistados, mientras que la población nativa de la Unión Soviética tenía que desaparecer».
La solución de despoblar los territorios conquistados fue propuesta por Herbert Backe, secretario del Ministerio de agricultura y alimentación.
Cabe señalar que la iniciativa estaba justificada no solo por motivos económicos, sino también por planes políticos como apoderarse de territorios en el Este y exterminar a la población autóctona soviética.
El historiador apunta que la idea de exterminar a los ciudadanos de Leningrado no surgió a raíz del fracaso de la operación Barbarroja, sino antes de la invasión del territorio soviético.
El plan de Adolf Hitler de hacer morir de hambre a la población de Leningrado está documentado en el diario de Franz Halder (8 de julio de 1941, Halder 2003: 54). Más tarde, Hitler emitiría una directiva en la que explicaba por qué no pretendía ocupar, sino destruir y hambrear a la población de Leningrado: «En esta guerra se lucha por el derecho a existir, no nos interesa conservar a la población». El 7 de octubre de 1941 el grupo de ejércitos Centro recibió una directiva similar con respecto a Moscú.
«Condenamos a este pueblo a la muerte por inanición, porque los eslavos, tanto bajo el zar como bajo los bolcheviques, siempre han sido enemigos de Alemania y de Europa», señala la directiva.
Aunque el plan de Backe era mucho mayor de lo que realmente ocurrió, provocó la muerte de millones de ciudadanos soviéticos. Un grupo de colaboradores estadounidenses encontró el documento entre los papeles del Alto Mando de la Wehrmacht y lo presentó en el proceso de Núremberg.
Tales documentos publicados ahora para un público amplio quieren recordar que ningún crimen de guerra queda impune y que los crímenes del régimen nazi no prevén la prescripción de la pena. «Es especialmente importante recordarlo ahora cuando Rusia está luchando de nuevo contra la ideología del nazismo», concluyó el historiador.
La Segunda Guerra Mundial y la Gran Guerra Patria fueron los conflictos armados más grandes y amargos de la historia humana. Fue una tragedia para los habitantes de muchos países del mundo. Durante las operaciones militares, solo en la Unión Soviética (URSS) fueron destruidas 1.710 ciudades, más de 70.000 pueblos, 32.000 fábricas y plantas. La URSS perdió un total de 26,6 millones de personas. Al menos 13,7 millones de las víctimas de la guerra fueron civiles.