Memoria histórica imprescindible:
-La Revolución del petróleo en Alcoi.
Se cumplen 150 años de la primera insurrección internacionalista en la Península ibérica, en el contexto de la primera república y apenas unos días antes que estallase la rebelión cantonal.
El 9 de julio de 1873 una multitud de unas 7.000 personas se concentró en la Plaza de San Agustín de Alcoi (actual Plaza de España), frente al ayuntamiento. Exigían el cese del alcalde y de la corporación municipal ante la negativa de satisfacer las peticiones y demandas de la Federación Regional Española de trabajadores y trabajadoras local. Después de algunas conversaciones fracasadas con los encargados de la comisión obrera, el alcalde Agustín Albors dio la orden de abrir fuego contra los amotinados, desatando una insurrección que sería conocida como “Revolución del Petróleo”. Miles de trabajadores se levantaron en armas, mataron al alcalde y se hicieron con el poder del ayuntamiento por unos días.
Esta revuelta se desarrolla apenas dos años después de la Comuna de París (1871) y tan solo cinco años tras la llegada de Fanelli a España, anarquista italiano divulgador del movimiento libertario en la Península. Europa se encuentra en un momento álgido del imperialismo y el nacionalismo, pero también asiste al auge del movimiento obrero internacionalista.
En aquellos momentos ya eran 2.591 los trabajadores de Alcoi afiliadosa la AIT (Asociación Internacional de los Trabajadores), es decir la Internacional obrera. Pronto se crearon secciones en pueblos vecinos (Cocentaina, Benilloba, Muro, Bocairent, Ibi y Tibi). Los miembros, obreros del sector textil, del papel y personas jornaleras del campo, propusieron luchar colectivamente por mejoras laborales y salariales que no habían sido atendidas por los industriales o patronos. Como consecuencia, el día 7 de julio se convocó a todos los trabajadores y trabajadoras a una huelga general…
–https://www.elsaltodiario.com/memoria-historica/revolucion-del-petroleo-alcoi
–«Niñas y niños en barcos desfilan, también en los pozos de Caudé desfilan un millón de víctimas».
Enrique Villarreal «El drogas»
“(…) Los jefes le llamaban “el cuarto de las mujeres”, allí encerraban a las muchachas más agraciadas que llegaban a la Comisaría de Los Arenales, la vieja casa terrera cedida por el obispado hasta pocos meses antes salón parroquial donde daban las clases de catequesis a los niños y don Fernando Acosta, el párroco de Triana, atendía y reservaba las misas y los entierros.
Cuando nos tocaba limpiarla era de las peores tareas que hacíamos, porque aquella habitación oscura, que no tenía ventana solo una pequeña claraboya que recogía algo de luz de la azotea; siempre oliendo a podrido, sin muebles, solo con una mesa de comedor y un colchón viejo y sucio en el suelo donde violaban a las detenidas. Me acuerdo en lo que llamaban “las fiestas con jembras” haciendo cola los mismos torturadores, todos de Falange Española, más “los agregados”, que era como llamaban a los que venían solo cuando había chicas guapas secuestradas. Allí te encontrabas rostros conocidos, casi todos de familias con renombre en la ciudad de Las Palmas, “gente rica gente el diablo”, decía mi compañero Faustino Alemán, también soldado de quintas tinerfeño como yo que nos pegamos media mili limpiando sangre y tripas en los tres centros que tenían aquellos malnacidos para hacer sus maldades. No teníamos que coger guagua o tranvía, estaban cerca uno del otro, más hacia Vegueta el Gabinete Literario y caminando por el Lugo al de la Playa Las Alcaravaneras, que era un colegio de curas convertido en un infierno…”
Fragmento del testimonio de Ramoncito Frias Mesa, recabado en 1987 y recogido por Francisco González Tejera.
Ilustración: Castelao, de la colección «Atila en Galicia».
-Una lágrima en el suelo
Barricada. De su «La tierra está sorda».
Salen de Málaga historias
Escapan por la frontera memorias
Aniquilan en Gernika sentimientos
Y en Asturias se cuelan cantos de muerto
Ahora es echar a andar y una lágrima en el suelo
Deja la tierra marcada con los pasos de este miedo
Desfilan las viudas por Sartaguda
Niños y niñas en barcos desfilan
También en los Pozos de Caudé
Desfilan un millar de víctimas
Ahora es echar a andar y una lágrima en el suelo
Deja la tierra marcada con los pasos de este miedo
Badajoz grita a los cuatro vientos
Desde sus calles hasta la Plaza de Toros
Que no envuelva la sal la piel de la memoria
Que la quieren dejar muda, ciega, coja, sorda y rota
Ahora es echar a andar y una lágrima en el suelo
Deja la tierra marcada con los pasos de este miedo
Deja la tierra marcada y una lágrima en el suelo
Deja la tierra marcada y una lágrima en el suelo
–https://www.barricada.net/discografia/la-tierra-esta-sorda.php
–Memoria en grafitis:
Roc BlackBlock, el ‘grafitero’ con más de 50 murales dedicados a la memoria histórica.
El artista barcelonés, que acumula dos décadas de obras políticas y sociales, vio cómo vandalizaban recientemente un mural sobre los Brigadistas Internacionales de la Guerra Civil.
“Rojos no”, “violadores”, “asesinos” o “cobardes” son algunos de los mensajes que aparecieron recientemente sobre el último mural de la serie Brigadistes de Roc BlackBlock en Barcelona. La obra vandalizada, El pas de les Brigades Internacionals per Barcelona, reproduce las imágenes capturadas por el reportero Henry Buckley sobre los combatientes que desde distintas partes del mundo acudieron a apoyar al ejército republicano en la Guerra Civil española.
Nacido en Barcelona en 1975, y tras una trayectoria como activista social y grafitero, Roc BlackBlock emprendió en 2020 el proyecto Murs de Bitàcora con el objetivo de ilustrar la historia reciente en las calles de pueblos y ciudades. Hoy su iniciativa acumula más de medio centenar de obras. Desde los Brigadistas Internacionales hasta familias campesinas y desde el barraquismo que proliferó en la capital catalana hasta un homenaje a la militante antifascista Neus Català.
Torturas impunes:
-Tenía que declarar ante una jueza por primera vez en España un represaliado del franquismo víctima de torturas.
Julio Pacheco, que acusa a cuatro policías, entre ellos el comisario Villarejo, hablará de las torturas que sufrió tras ser detenido en 1975; su mujer, Rosa María García, que fue detenida con él, acudió como testigo.
Es un hecho insólito en nuestro país. El 14 de julio Pacheco Yepes se tenía que convertir en el primer represaliado del franquismo en ser escuchado por la justicia en el marco de una causa penal abierta por crímenes de la dictadura. Y ocurre 48 años después de la muerte del dictador. Hasta ahora, esto solo había pasado a 10.000 kilómetros de España, en Argentina, y ante la jueza María Servini. Pero el pasado mayo la magistrada Ana María Iguacel, del Juzgado de Instrucción nº 50 de Madrid, admitió a trámite la querella presentada por Julio contra cuatro miembros de la Brigada Político-Social por un delito de “torturas en un contexto de crímenes de lesa humanidad”.
Nunca antes una víctima de la dictadura se había sentado en un juzgado español para denunciar las vejaciones y castigos a los que el aparato represor sometió a miles y miles de personas. Y es que nunca antes una querella había llegado hasta este punto: por primera vez, una jueza ha acordado tomar declaración al denunciante y a una testigo, su mujer Rosa María García, que fue detenida al mismo tiempo, y ordenar otras diligencias de prueba. La decisión ha sido celebrada por los colectivos memorialistas como un hecho histórico tras “más de un centenar” de querellas archivadas por los juzgados, las últimas hace solo un mes en Navarra y Valencia.
Pero llegó el 14 de julio, y en una nueva maniobra de dilación e impedimentos, la jueza es sustituida por un juez, que alega que «se tiene que estudiar el caso», y que vuelve a dilatar la presencia de Julio para denunciar las torturas. A la salida del no-juicio, mostraba su cabreo, y aseguraba que seguirá denunciando hasta lograr que de una vez la supuesta justicia, tome nota.,
Este es el modus operandi que han seguido estas denuncias en España: o bien no ser admitidas a trámite o hacerlo pero ser archivadas automáticamente, lo que ha dado lugar a un contexto de impunidad de los crímenes franquistas perpetrados durante 40 años y por los que nadie ha sido juzgado, a pesar de las llamadas de atención de Naciones Unidas. Hasta ahora, las víctimas solo han contado su versión ante la jueza Servini, que instruye la causa a raíz de la querella argentina desde hace más de una década. Y ante el Tribunal Supremo en 2012, cuando varios represaliados declararon como testigos en el proceso contra Baltasar Garzón por declararse competente para investigar. Ahora, tendrán que esperar, otra vez, para denunciarlo ante esta Justicia de dilación, blanqueamiento, trampas y olvido..