Internacional:
Palestina
-Israel nombra comisionado para Cisjordania a un colono vinculado a un grupo paramilitar de extrema derecha.
“Un genocidio de manual” así describe un dimisionario alto comisionado de la ONU la operación que está llevando a cabo Israel en la Franja. Mientras, el Gobierno israelí sigue incrementando el acoso sobre la población de Cisjordania.
La Knesset, el parlamento israelí, nombró encargado del subcomité del comité de seguridad y asuntos exteriores a cargo de Cisjordania a Zvi Sukot, un parlamentario de extrema derecha vinculado a The Revolt, una organización paramilitar condenada por pogromos y acciones violentas en Cisjordania.
Sukot ha sido varias veces arrestado, se le considera sospechoso del incendio de una mezquita, y los propios servicios secretos israelíes han considerado que ha llevado a cabo una “actividad encubierta y violenta contra los palestinos”. Ha formado parte de las listas del Partido Sionista Religioso, que en la actualidad tiene siete parlamentarios y forma coalición con Poder para Israel, partido de extrema derecha al que pertenece Itamar Ben-Gvir, actual ministro de Seguridad Nacional.
-Colectivos de apoyo a Palestina piden el boicot a Carrefour, HP y Puma por apoyar crímenes de guerra.
El movimiento de boicot crece y se centra en las grandes multinacionales que hacen posible la ocupación y la guerra israelí contra Palestina.
Las manifestaciones para detener los ataques israelíes, que ya han causado la muerte a más de 10.000 palestinos, han recorrido el mundo y sacado a las calles a cientos de miles de personas en España. Desde el movimiento de Boicot, Desinversiones y Sanciones a Israel (BDS) defienden una vía más para intentar parar esta masacre: con el ejemplo del boicot a Sudáfrica, que jugó un papel clave en el fin del Apartheid, hacer política a través del consumo.
Muchos son los productos israelíes y las empresas multinacionales y españolas que tienen acuerdos con Israel o apoyan la ocupación ilegal de tierras palestinas, pero desde el BDS defienden la necesidad de centrar ahora el boicot sobre tres marcas internacionales para que se note el impacto a corto plazo. Estas tres compañías son Carrefour, HP y Puma.
La multinacional de indumentaria deportiva Puma es el principal sponsor de la Asociación de Fútbol Israelí (IFA), que incluye equipos de los asentamientos ilegales en territorios ocupados. Además, la campaña internacional de boicot a Puma señala que sus distribuidores tienen sucursales en los asentamientos ilegales en Palestina. La campaña de boicot ya ha conseguido que varios equipos de fútbol renunciaran a firmar acuerdos con Puma, entre ellos, el Liverpool y el Luton Town, de la Premier League inglesa, y el Forest Green Rovers, de la League Two.
La tecnología de HP es una de las bases del funcionamiento de los checkpoints que hacen la vida imposible a cientos de miles de palestinos en los territorios ocupados y son la base del régimen de apartheid.
Carrefour no solo es el sexto supermercado más caro de España sino que también es cómplice de los “crímenes de guerra de Israel”, apuntan desde el BDS. Este grupo multinacional francés firmó en 2022 un acuerdo con dos franquicias israelíes presentes en los asentamientos ilegales israelíes. A la hora de hacer la compra, no solo la cercanía y el precio cuentan, también el “significado político” de la acción de consumir.
La empresa vasca de material ferroviario CAF también es una de las dianas del boicot: es responsable de la ampliación de una línea de tren ligero que conecta Jerusalén con territorios ocupados.
Entrevista muy interesante:
–https://www.elsaltodiario.com/opinion/solidaridad-palestina-salgamos-zona-confort
Donbass
-Reportaje sobre las combatientes de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.
Este artículo fue publicado en 2016 en la revista feminista Pikara Magazine, bajo el título “Mujeres en el Donbass: las otras ucranianas”. Su autora es Irene Zugasti Hervas. Pese al tiempo transcurrido desde entonces, es muy oportuno publicarlo de nuevo.
Las imágenes de hermosas activistas envueltas en banderas nacionales en la plaza de Maidán o las de las ancianas llorando han dado una visión reducida y estereotipada del rol de las mujeres en este conflicto. La población femenina está activa en todas las estructuras de guerra, incluidas las milicias populares.
Pasear por Alchevsk, en la autoproclamada República Popular de Lugansk al este de Ucrania, inspira más desasosiego al pensar en su futuro que en su pasado reciente. Es una ciudad industrial, pequeña, abrazada por una descomunal acería que enmarca el horizonte con enormes chimeneas. La industria pesada, tan simbólica del pasado soviético de la región, era paradójicamente su pulmón, hasta que la guerra rompió los cristales de sus ventanas.
Las ancianas del lugar, con sus pañuelos bordados de flores anudados al cuello, hacen fila en el comedor de caridad improvisado por las milicias en un edificio destartalado. Ellas son mayoría en esa ciudad del silencio, que forma parte de la región del Donbass que controlan las milicias con amplio apoyo popular y que injustamente se ha dado en llamar a secas pro rusa, con el ánimo de hacer de esta guerra, como de todas las guerras, un conflicto en blanco y negro, enterrando todos los matices grises. Ellas cargan sus tarteras en bolsitas de tela y se arrastran pasito a paso de nuevo a través de las desiertas avenidas. En Alchevsk no llega el dinero de las pensiones desde el verano pasado. Con el exilio masivo de la juventud, el alistamiento y el alcoholismo haciendo estragos en la población, son ellas, las jubiladas, las pobres, las peor paradas de esta guerra.
La guerra civil que se libra en el este de Ucrania es sin duda uno de los conflictos más injustamente tratados en el circo de las relaciones internacionales: manipulada por oscuros intereses geopolíticos, despreciada por los medios de comunicación y sin cauces oficiales para la ayuda humanitaria, la guerra del Donbass sigue cobrándose muerte y silencio.
La visibilidad femenina en este conflicto se ha limitado a las imágenes de hermosas activistas envueltas en banderas nacionales ucranianas en la plaza de Maidán, al más puro estilo del estereotipo de feminidad normativa eslava –muy atractiva para el mercado del sexo internacional-. Rubias de enormes ojos claros, jóvenes, frías, iconos de las ansias de modernidad que tan bien han funcionado en la propaganda de la franquicia ucraniana de activismo Femen como transmisoras de liberación, aunque no se sepa exactamente de qué se liberan. La otra imagen más recurrente si pensamos en Ucrania ha sido la de las mujeres victimizadas, las ancianas llorosas, las mutiladas por los bombardeos, padeciendo el dolor de la guerra en sus carnes, arrastrándose en silencio entre las casas destruidas.
A diferencia de otras guerras contemporáneas que ocupan portadas, en el bando del Donbass, el que los telediarios llaman prorruso, separatista y rebelde, no se lloran cadáveres. Su enemigo es el ejército regular ucraniano, que obedece a un gobierno instalado con patrocinio occidental (la llamada Junta de Kiev), presunto adalid de valores democráticos pese a contar con la extrema derecha ampliamente representada en sus filas a través de movimientos como Sector Derecho o Svoboda.
El ejército regular kievita está envuelto en incógnitas: desde movilizaciones forzadas a deserciones de jóvenes que huyen de la masacre en el Este, poco se sabe del funcionamiento real de una armada de reciente reestructuración, formada especialmente para esta guerra y en el que algunos de sus cuadros eran hasta hace bien poco hooligans y miembros de guerrillas paramilitares de ultraderecha.
Las milicias populares de Donbass se autoorganizaron al inicio de la guerra para defender sus territorios de la que consideran agresión imperialista para imponer la dominación de Kiev. Hoy, estas milicias controlan amplias regiones dentro de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. Sería injusto negar que a este lado de la trinchera existen también diferentes corrientes e intereses, pero la fuerza del proyecto social, político y cultural que está construyéndose en torno a estas Repúblicas Populares no es mera propaganda. Es una fuerza que se siente nada más poner un pie en Alchevsk, en Kirovsk, en Stakhanov, en Krasnodon…
Cartas de lectores:
-Basura informativa.
RTVE, A3, Tele5, la 6, El País, Vocento, etc, etc. ¿dónde y cuándo condenáis asesinatos diarios tras dar la noticia un día?
Si hubiera la más mínima ética periodista, cada información sobre Palestina, debiera ir acompañada de “Seguimos esperando confirmación de la ONU de la masacre sobre el hospital en Gaza, al que todos los indicios y pruebas apuntan que fue obra del ejército de Israel y que ocasionó cientos de muertes de civiles, y que les convertiría en criminales de guerra y de lesa humanidad”.
Lo digo, sólo por poner uno de los cientos de asesinatos de estos días de los sionistas, y porque no hay entrevista o ‘análisis’ de vuestros tertulianos sin que no se tenga que incorporar o citar la coletilla “Los crímenes de la organización terrorista Hamás”.
Y ¿lo de Rusia? De dar la matraca diaria de sus crímenes, a que los ‘sufrimientos’ ucranianos hayan pasado a la página 32, a que hayan cambiado la bandera ucra por la sionista y a dar el conflicto por perdido, como manda EE.UU.
Ya está bien, salvo honradísimas excepciones, la manipulación informativa contra Palestina y Rusia está llegando a cotas de miseria intelectual, para quien se lo trague… Hay decenas y decenas de páginas de contrainformación, de noticias alternativas… quien no se informa pudiendo, es un papagayo voluntario. A.