Artículos desde prisión:
-Lo que esconden las palabras
Juan García Martín / Preso Político del PCE (r)
Publicado en la revista El Otro País, n.º 109, feb-Mar 2024.
El lenguaje no es inocente ni neutral; desde tiempos inmemoriales se usa como un arma más en los conflictos, siendo más intensa y frecuente esa utilización en las guerras. Políticos, militares y periodistas mienten como bellacos ocultando con mentiras o eufemismos la verdad. Si ya la guerra de Ucrania nos brindaba abundantes ejemplos de lo que decimos, ahora la masacre sionista en Gaza recrudece esa utilización espuria del lenguaje, sin rubor de que las imágenes desmientan continuamente sus palabras. Veamos a continuación algunas de las verdades que ocultan, la que se oculta tras las expresiones con que nos bombardean continuamente.
*La guerra entre Israel y Hamás.
Este es el titular con el que abren todas las noticias sobre Palestina. Tras él ocultan varias cosas. En primer lugar, que la ofensiva del 7 de octubre no fue realizada tan solo por Hamás sino por un frente formado por casi una decena de milicias palestinas que iban desde las izquierdas hasta las islámicas. En segundo lugar, al hablar solo de Gaza y Hamás están quitando importancia a los continuos bombardeos e incursiones armadas que el ejército israelí y los colonos vienen realizando paralelamente en Cisjordania y que han causado ya centenares de muertos y miles de detenidos arbitrariamente, infinitamente más de los que Israel se vio obligada a soltar durante la tregua. Por último están dando a entender que la guerra en Palestina empezó el 7 de octubre cuando la guerra de agresión y expansión del Estado de Israel contra los palestinos lleva camino del siglo. En realidad lo que están intentando ocultar es todavía más siniestro y global: es la guerra entre el imperialismo y su “criatura” impuesta e interpuesta, el Estado sionista de Israel, contra todo el pueblo palestino y, por extensión contra todo el mundo árabe y musulmán de Oriente Medio.
*El derecho a existir del Estado de Israel.
Desde su mismo nacimiento el Estado de Israel ha sido como el “monstruo de Frankenstein” que el imperialismo occidental pergeñó para quitarse de en medio lo que llamaba el “problema judío” y, de paso, poner una cuña de su misma madera en el corazón del mundo árabe y de sus recursos petrolíferos. Esta es la realidad de ese “derecho a existir”. Por lo demás el asunto del problema judío (es terminología del propio imperialismo) tiene su enjundia, pues lo que revela es que el espíritu medieval de los “pogromos” antijudíos sigue muy vivo entre las clases dirigentes de los países de Europa Occidental, siendo su extremo la matanza sistemática de judíos por parte de la Alemania nazi. Lo que ellos llaman “derecho a existir” ha sido en la práctica el derecho a ser nuevamente expulsados de sus hogares europeos y americanos y endosarle el “problema” a los árabes con la complicidad del movimiento sionista que lo disfraza con lo del “regreso a la tierra prometida”. O sea que los “derechos” esgrimidos para quitarle sus tierras a los indígenas palestinos son las leyendas contenidas en la Biblia.
Ah, -se apresurará a contestarnos el listillo de turno- pero es que la ONU resolvió a favor de la existencia del Estado de Israel. Bueno, dejando de lado, -pero sin quitarle importancia- al hecho de que la ONU estaba recién creada y era un instrumento de las potencias ganadoras de la Segunda Guerra Mundial, el Estado que permitió que se formara entonces no tiene nada que ver con el “monstruo” militarizado en el que se ha convertido hoy Israel, ni con quienes lo componen ni en sus fronteras ni en sus relaciones con sus vecinos árabes.
Por lo demás, ¿que respeto muestra Israel por la propia ONU? Se adelantaron en proclamar la independencia, robaron las tierras a sus legítimos propietarios palestinos y ampliaron unilateralmente los territorios “concedidos”, asesinaron al alto representante de la ONU para Palestina, ignoraron y siguen ignorando todas la resoluciones de la ONU y se saltan todas las leyes internacionales…
Hoy mismo en Gaza siguen bombardeando instalaciones, escuelas y hospitales, asesinando a sus funcionarios. Con tales tropelías y tanto desprecio ¿puede Israel y sus aliados occidentales ampararse en la ONU para defender su “derecho a existir”? Quien defiende el “derecho a existir” del actual Estado de Israel defiende, en realidad, el derecho a existir de la agresión y expansión imperialistas, el derecho al genocidio y la limpieza étnica, al militarismo y el fascismo al oscurantismo y el fanatismo religiosos y a la no sujeción a ninguna ley internacional.
*El derecho a Israel a defenderse.
Sigamos con las leyes internacionales. Según ellas, Israel es una potencia ocupante y Palestina un país y un pueblo ocupados; por tanto quien sí tiene el derecho y el deber de defenderse por todos los medios a su alcance es el pueblo ocupado y nadie tiene que reprochárselo ni mucho menos a tildarle de “terrorista” como no eran “terroristas” los maquis franceses, los guerrilleros soviéticos o los judíos del gueto de Varsovia. Y el imperialismo occidental se hace cómplice de Israel en esto del “derecho a la defensa” llamando “terroristas” a los guerrilleros palestinos y a todo aquel que apoye su causa, disuelve las organizaciones pro palestinas, confisca sus cuentas y prohíbe las manifestaciones en su favor, al tiempo que apoya económica, política y militarmente al Estado de Israel. La cruel realidad del “terrorismo” es que hoy Israel es el mayor Estado terrorista que existe
*El holocausto.
Esta es la gran coartada moral y discursiva del Occidente imperial para justificar no ya la existencia del Estado de Israel sino de las atrocidades que cometen contra los palestinos; hay que “comprenderlos”, que hay que ver lo mal que lo pasaron los judíos a manos de Hitler (y de Francia, Italia, Holanda o Polonia podrían añadir). Parece, así, que los campos de concentración nazis solo albergaron judíos y solo a ellos los exterminaron; ocultan el “pequeño” detalle de que los campos se construyeron para encerrar a los presos políticos “rojos” (sí, los del triángulo rojo invertido que usurpan los de Izquierda Unida) y luego se “abrieron” a gitanos, homosexuales, discapacitados y, sí, judíos, pero también a miles de presos soviéticos.
¿Tiene Occidente la misma consideración con todos estos colectivos? Ya sabemos que en este momento alguien está poniendo a estas letras el infame título de antisemita, otra palabra mantra que supone una descalificación -cuando no algo peor- para todo aquel que hable en contra del Estado sionista de Israel, Pero aquí cabe otra consideración bíblica, pues “semitas” son tanto árabes como judíos, así que ¿quién ha expoliado, oprimido y asesinado a más “semitas” que el propio Estado de Israel? (a lo mejor su mentor, los Estados Unidos pero esta es otra historia… o no). En cuanto a los sufrimientos milenarios del pueblo judío, que nadie puede negar (y menos los españoles recordando a los Reyes Católicos) cabe preguntarse si los actuales dirigentes del Estado de Israel han aprendido algo de su historia y, sí, aprendieron a expulsar a pueblos enteros de sus casas y a recluir a la población en guetos, y aprendieron a exterminarlos por decenas de miles. Se puede decir sin exagerar que hoy los mejores discípulos de sus antiguos verdugos nazis son los judíos sionistas y que con Gaza y Cisjordania están haciendo como las SS hicieron en el gueto de Varsovia o en pueblos de Francia y Checoslovaquia (Liditz) como represalia tras alguna acción de la guerrilla: borrarlos literalmente del mapa. Lo que no aprendieron fue lo que vino después de tantas barbaridades, la principal lección que la Alemania nazi fue derrotada “sin condiciones”… claro, a manos de los “rojos”.
*Intercambio de rehenes por presos.
Otra muestra más del doble lenguaje que vemos en nuestros medios de comunicación, mientras la población israelí es “vilmente asesinada” y si son capturados son “rehenes”, los palestinos son “presos” y daños colaterales. Se oculta, así , la mecánica que los sionistas vienen empleando desde su nacimiento de meter a la cárcel sin juicio a miles de palestinos, niños incluidos, para chantajear a los posibles luchadores o, dado el caso, para intercambiarlos por ciudadanos israelíes ¿No es esto tomar rehenes?
*El terrorismo islamista ha atacado a la única democracia de la región.
Esto de la democracia en Israel ya no se lo creen ni los propios israelíes. Primero porque hay una parte de sus ciudadanos, la de origen árabe, que son unos parias con derechos restringidos; segundo porque entre los propios judíos los hay de primera clase (ortodoxos Askenaziz y colonos) y de segunda (los judíos autóctonos y la mayoría de la población) y hasta de tercera (de religión judía pero racialmente diferentes como los procedentes de Etiopía).
Israel se autoproclamó independiente, sin fronteras delimitadas, no tiene Constitución (o cada grupo tiene la suya según interprete la Torá ), su economía está subvencionada por Occidente, no cumple la leyes internacionales ni las resoluciones de la ONU y tiene a su cabeza un delincuente fanático, eso sí, elegido “democráticamente”. En cuanto a sus habitantes la población está militarizada y cualquier muestra de solidaridad con los palestinos es reprimida; por lo demás la separación de poderes brilla por su ausencia y aún quedará más reducida tras la reforma de la justicia de Netanyahu, reforma que originó grandes manifestaciones por todo Israel, ¿Y qué decir de la libertad de información? La TV israelí no muestras imágenes de casas arrasadas por bombardeos ni de niños destripados; de hecho Israel no deja entrar a corresponsales extranjeros en las zonas ocupadas y si aun así se empeñan en informar sencillamente los matan (ya van más de medio centenar asesinados) ¿Qué es en realidad Israel sino un inmenso cuartel de la OTAN en medio de la población árabe?
*El 7 de octubre Hamás perpetró una matanza de inocentes.
Con esta falacia se oculta que en Israel, salvo los niños, tienen o pueden tener armas, que todos pasan por el ejército y, por tanto, han participado en las razzias anti palestinas junto con los colonos; se oculta que la nombrada “Fiesta por la paz” era una burla llena de excesos llevada a cabo en terrenos robados a los palestinos y frente a los muros de una Gaza hambrienta y asediada y que entre los fiesteros había muchos militares de las guarniciones vecinas; también se oculta el elevado número de muertos israelíes que originó la histérica y desordenada reacción del ejército, con helicópteros que tiraban “contra todo lo que se mueva” o tanques abriendo fuego contra los kibutz donde había población civil y, supuestamente, milicianos palestinos. Por lo demás, lo que las imágenes están mostrando es que quien de verdad mata intencionadamente a inocentes es el ejército sionista: la mitad de los por ahora más de 30.000 muertos en Gaza son niños. Si nos queremos poner bíblicos, Israel no debería honrar a los Macabeos sino a Herodes El Grande, servilón de los romanos y autor de la matanza de los inocentes.
*Ahora se acuerdan de la “solución de los dos Estados”,
cuando está más que demostrado que fue una estratagema para que la corrupta y vendida OLP pudiera seguir mangoneando en lo que quedara de Palestina mientras Israel seguía con su expansionismo. La esencia del Estado de Israel es el sionismo bíblico, la expansión, el militarismo y la guerra, el robo de tierras, la limpieza étnica y el exclusivismo, características del todo incompatibles con la vecindad de cualquier otro Estado o país, máxime cuando Israel se construyó a costa de esos vecinos. Si en algo están de acuerdo tanto Israel como los palestinos es que en Palestina no hay lugar para dos Estados. En cuanto al recurso de acudir a la “Autoridad Palestina” como “solución” de futuro para Palestina (para lo que quede de ella… si queda algo), es la vieja estratagema imperialista de tener peleles y zipayos entre los “nativos”. Lo que ocurre, para su desgracia es que dicha “autoridad” está totalmente desacreditada entre la población palestina y aislada de ella. Por lo demás, da vergüenza ver a europeos y yanquis decidiendo sobre quién debe dirigir al futuro “Estado palestino”; es, una vez más, el civilizado Occidente guiando sabiamente a los salvajes indígenas que, pobrecitos, no entienden de democracia, no como ellos que fueron esclavistas, colonizaron más de medio mundo, provocaron dos guerras mundiales y generaron los fascismos.
*La última “perla” con que nos han obsequiado nuestros civilizados políticos e intelectuales.
-muchos de ellos de “izquierdas”- ha sido con la plataforma “Ni terrorismo ni genocidio”. Para estos pacatos y sopistas, apóstoles del “buenismo”, son lo mismo las víctimas que los victimarios, quien ataca y roba que quien se defiende de tanto latrocinio y crueldad, quien practica la limpieza étnica y el genocidio sistemáticos desde un Estado armado hasta los dientes con la última tecnología que quien resiste a las masacres con lo que tienen más a mano. A estos de la Plataforma solo queda recordarles lo que Miguel Hernández decía en su poema “Los Cobardes”:
“¿Dónde iréis que no vayáis a la muerte,
liebres pálidas, podencos de poca fe
y de demasiadas patas?”
Y mientras en nuestro Occidente capitalista hablamos y escribimos sobre Palestina (algunos… bastantes hasta salen a manifestarse en la calle… ¡Bien por ellos!), prosigue la carnicería en Gaza y Cisjordania; incluso es probable que a estas alturas Israel haya conseguido su propósito de “internacionalizar” la guerra e implicar directamente a europeos y yanquis contra árabes e iraníes con la excusa de que “están rodeados por millones de fanáticos musulmanes” y no como los vemos ahora: una potencia nuclear enfrentada a mujeres y niños y un puñado de guerrilleros. Pero como la cosa ha acabado con poetas, hacemos nuestros y actualizamos los versos de Rafael Alberti de “A galopar, a galopar! Hasta enterrarlos en el mar”. Y hoy quienes “galopan” son los palestinos.