Estados Unidos: Así expolia y masacra
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Haití 1915–1934
Tras casi veinte años de ocupación, un país en ruinas
-I de II-
La República de Haití ocupa la tercera parte occidental de la isla del mismo nombre. Las dos terceras partes restantes son ocupadas por la República Dominicana. De colonia española y luego francesa, en 1804 los esclavos negros protagonizaron la primera revolución anticolonialista en Latinoamérica. Se proclamó una República Independiente y el poder recayó en los grandes latifundistas locales -mulatos y negros–
La permanente rivalidad entre las diversas facciones fue causa de numerosos golpes de Estado. Estas élites gobernantes, incapaces de desarrollar una economía independiente, permitieron la dominación del país por el capital extranjero. Hacia 1913, cerca del 80% de los ingresos estatales eran destinados a pagar los empréstitos exteriores e interiores.
En competencia con los capitales franceses, los EEUU acabaron por monopolizar el mercado haitiano y sus compañías pasaron a ocuparse, entre otros negocios, de la construcción del ferrocarril. En 1914, ante las quejas del gobierno haitiano por los impagos de la compañía constructora, el gobierno estadounidense le hizo saber que “en caso de peligro para los bienes norteamericanos, los EE.UU tomarán las medidas necesarias para proteger los derechos de la compañía”. Alegando el “estado insatisfactorio de los ingresos y las finanzas” del país, los EEUU proponían ocuparse de la administración de las aduanas y el control sobre los gastos del Estado, otorgándose el derecho a tomar las medidas necesarias para cumplir lo que fuera acordado; es decir, el derecho a intervenir para imponer sus intereses.
Una creciente resistencia a las pretensiones e imposiciones neocolonialistas desataron las disputas entre los diferentes grupos de terratenientes locales. Los golpes militares que se produjeron y el clima de rechazo popular fueron el pretexto para que, en julio de 1915, la infantería de marina de los EEUU, a bordo del buque insignia fondeado en la bahía de Puerto Príncipe, ya preparado con antelación, recibiera la orden de desembarcar.
Ahora se trataba de designar a un presidente pelele que, ante todo, les entregara el control de las finanzas. Viendo la abierta disposición de la camarilla gobernante, los ocupantes norteamericanos aceptaron conservar en Haití los órganos de administración nacionales. Así, en presencia de la infantería de la marina norteamericana, la Asamblea Nacional eligió al presidente títere de Haití e inmediatamente firmó, “sin modificaciones”, un convenio aún más ventajoso para los ocupantes que el de antes de la intervención.
La infantería de la marina norteamericana tomó las aduanas bajo su control y el gobierno haitiano no tenía derecho a solicitar empréstitos ni cambiar las tarifas aduaneras sin permiso de los EEUU; el gobierno debía formar un cuerpo de gendarmes bajo la dirección de oficiales norteamericanos. En el país se impuso el estado de sitio, se crearon tribunales militares y se limitó la libertad de prensa. Mediante un cínico artículo se estipulaba que “en caso de necesidad, los EEUU tomarán medidas efectivas para asegurar la independencia de Haití y sostener en el poder a un gobierno capaz de proteger la vida, los bienes y la libertad de los ciudadanos”.
El pueblo haitiano ofreció resistencia a los invasores norteamericanos desde el primer día. La resistencia cobró especial fuerza tras formarse el gobierno títere. Los EEUU hicieron de todo para quebrar la resistencia del pueblo haitiano, como los asesinatos indiscriminados o los campos de concentración. Hasta noviembre de 1915 no lograron acabar con lo fundamental de la resistencia y ocupar todo el territorio; aun así, no consiguieron apaciguar el país por completo … /…
Continúa el domingo 5 de mayo.