Antiimperialismo, patriotas y traidores
Mark Twain es conocido por ser el autor de Tom Sawyer, Las aventuras de Huckelberry Finn y otras novelas pero, sobre todo, fue un activo militante antimperialista. Fue uno de los primeros opositores a las guerras de agresión de Estados Unidos y era militante de la Liga Antimperialista. En los últimos años de su vida (cuando muchos intelectuales de izquierdas se acomodan y abandonan toda protesta) fue un continuo opositor a la guerra de Filipinas. Editó unos incendiarios ensayos anticapitalistas que tras su muerte fueron borrados de todas sus referencias bibliográficas oficiales. Se salvó sólo algún libro, como El misterioso extranjero, en el que llegó a escribir: Los hombres de Estado inventarán mentiras baratas, haciendo recaer las culpas en las naciones atacadas por el imperialismo, en un grotesco proceso de engaño a las gentes.
En 1997 se editó un libro en inglés con recopilaciones de sus escritos antimperialistas. El libro se titula Mark Twain’s Weapons of Satire. En España se editó en diciembre de 2006 una recopilación de sus mejores textos y escritos políticos. La reeditó Público el año pasado.
Bien es cierto que es en los últimos 20 años de su vida cuando Twain asume una postura claramente antiimperialista y anticapitalista, pero también en sus escritos anteriores es posible detectar su rechazo al naciente capitalismo monopolista que comenzó a fraguarse después de la Guerra de Secesión y que desembocaría en el abierto afán imperialista demostrado a partir de 1898, con la guerra contra España por Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
Como tantos otros revolucionarios radicales de su época, Twain vio en el fin de la esclavitud la posibilidad de que se completase el sueño de los padres fundadores de Estados Unidos: una república caracterizada por la igualdad y la democracia para todos. Pero en lugar de esto, comenzó a tomar forma un capitalismo hambriento de nuevos mercados y territorios, un racismo despiadado y una brecha cada vez mayor entre ricos y pobres. Frente a estas tendencias se alza la critica social de Twain, e1 Twain que anticipa la anexión de Hawai (Islas Sandwich), que denuncia el racismo contra los inmigrantes chinos en San Francisco y que se solidariza con los sindicatos que comienzan a organizar a los trabajadores de su país. Ya en 1886, en un discurso ante los miembros de un sindicato, Twain preguntaba: ¿Quiénes son los opresores? Los pocos: el rey, el capitalista y un puñado de supervisores y superintendentes. ¿Quiénes son los oprimidos? Los muchos: las naciones de la tierra, las personas valiosas, los trabajadores, los que hacen el pan que los holgazanes e inútiles comen.
Pero es con la guerra hispano-estadounidense cuando Twain confirma que ya Estados Unidos en nada se diferencia de las potencias coloniales europeas. Su país, una república surgida de una revolución contra un imperio, negaba a otros pueblos el derecho a la independencia y la autodeterminación, es decir, ignoraba los valores que tanto la Declaración de Independencia como la Constitución de Estados Unidos habían proclamado esenciales.
Cuando en 1900 regresa de Europa, Twain se incorpora a la Liga Antiimperialista de Estados Unidos y escribe numerosos panfletos que, por centenares de miles, son difundidos por todo el país mediante las filiales locales de la organización, además de ser reproducidos en numerosos periódicos y revistas de izquierda. Tal vez uno de sus textos más vigorosos contra las guerras imperialistas sea la Oración de la guerra, que sólo parcialmente se difundió en vida de Twain, pero que sería rescatada en su totalidad y publicada en innumerables ocasiones, en la década de 1960, por los opositores a la guerra de Vietnam. En esa misma época, el movimiento por los derechos civiles también recuperó textos de Twain para sus campañas de sensibilización, como el titulado Los Estados Unidos del linchamiento, incluido en este volumen.
Debe aclararse que pese a oponerse a toda guerra imperialista, Twain no fue un pacifista; siempre admitió el uso de la violencia revolucionaria en la lucha por la libertad. Sin duda, el referente principal para tal posicionamiento fue la revolución por la independencia de Estados Unidos y es así que, al estallar la revolución en Rusia en 1905, alienta a los sublevados a derrocar al régimen zarista mediante todos los métodos disponibles.
Destacable también es el carácter profético de algunos textos de Twain, como el que prevé, en 1901, lo que sería la política exterior estadounidense durante todo el siglo xx y hasta hoy en día: A partir de ese momento, el gobierno ha convertido la taimada y alevosa traición a las repúblicas débiles en su entretenimiento, y el robo de sus tierras y el asesinato de sus libertades en su negocio.
El Mark Twain que esta recopilación de textos intenta rescatar no es el héroe chauvinista que algunos pretenden resaltar, sino el patriota (que a veces prefiere ser traidor), antiimperialista y revolucionario. El libro rescata los siguientes escritos: 1. Antiimperialismo 2. Hawái 3. Rusia 4. Sudáfrica y Australia 5. Guerra Hispano-Estadounidense y Filipinas 6. China 7. El Congo.