Reseña de La CIA en España. Espionaje, intrigas y política al servicio de Washington, de Alfredo Grimaldos
El secreto a voces
Pascual Serrano
Rebelión
Este es un libro que se veía venir. Como se dice en su introducción, “los hombres de la CIA están detrás de casi todos los principales acontecimientos políticos y militares de nuestra historia reciente”, y eso era de conocimiento público, unos lo presumían y otros tenían suficientes elementos para estar convencidos. La duda es si ese libro que abordara el papel de la CIA en España iba a estar a la suficiente altura de calidad y compromiso con la verdad. Y Alfredo Grimaldos lo ha logrado sin duda alguna.
Este trabajo nos recuerda que “la CIA interviene en la instalación de las bases militares estadounidenses en nuestro suelo, la transición del franquismo a la Monarquía, el golpe de Estado del 23-F o la definitiva integración del Estado español en la estructura de la OTAN”. Y sigue hasta hoy con las recientes escaladas en aeropuertos españoles de los vuelos de la CIA con prisioneros.
Grimaldos nos aporta los nombres de los políticos, periodistas, banqueros y empresarios que han estado y siguen estando al servicio de la agencia en España. Los estadounidenses, pero, lo más interesante, los españoles. El autor ofrece la trayectoria y perfil de los agentes más destacados en la península desde la Segunda Guerra Mundial, los datos de sus hombres de confianza en el franquismo, en la transición, en el partido socialista, en la derecha e incluso en la izquierda.
El libro repasa las principales operaciones de la CIA que han ayudado a modular nuestra historia y llevarnos a la situación actual: el apuntalamiento del franquismo tras el final de la guerra mundial a cambio de convertir España en una zona de libre circulación para la CIA, la Operación Lolita para colocar a Juan Carlos de Borbón como sucesor de Franco, los preparativos militares previos al 23-F, la toma del control del PSOE en Suresnes en 1974 o la disposición diligente del PNV como tontos útiles al servicio de la agencia para combatir el comunismo en España durante el franquismo.
Este trabajo es demoledor porque desmantela muchos de los tópicos interesados que se mantienen en la sociedad española, como la animadversión entre el franquismo y los gobiernos estadounidenses. Algo totalmente falso, la CIA fue fundamental en el apoyo al régimen franquista y la cesión de soberanía hacia la agencia por parte de la dictadura española fue absoluta: “Los militares norteamericanos empieza a ganar adeptos en las filas del Ejército español, cada vez más colonizado, y los hombres de la CIA financian, sin ningún recato, a los propios servicios de información de Franco, para tenerlos completamente bajo sus órdenes. (…) Ambos tienen el mismo enemigo: el comunismo ateo”. También podemos saber a través de esta obra, el papel español en la red Gladio, el plan creado por la CIA para evitar que en los países de la Europa Occidental, la izquierda llegara al poder democráticamente, en especial en Italia. Y los vínculos de esa red con la guerra sucia contra ETA, y la complicidad de los gobiernos de UCD y de Felipe González.
Descubrimos sorpresas como el papel de la CIA para promover a Manuel Fraga en la transición española como la figura liberal que necesita el país en ese momento o la intervención de EEUU para lograr que Marruecos se adueñe del Sahara mediante la “Marcha Verde” con la complicidad del entonces príncipe Juan Carlos.
Sin duda el capítulo más espectacular es el titulado “Isidoro y Mister Pec”. En él se desvela el apoyo activo de Carrero Blanco a Felipe González y su equipo para viajar al congreso de su partido en Suresnes y la preparación conjunta de ese congreso con los servicios secretos de Carrero (SECED) con el objetivo de permitir el desarrollo del PSOE como estrategia para ahogar al comunismo del PCE: “Los servicios secretos norteamericanos y la socialdemocracia alemana se turnan celosamente en la dirección de la Transición española con dos objetivos: impedir una revolución tras la muerte de Franco y aniquilar a la izquierda comunista. Este fino trabajo de construir un partido de izquierdas, para impedir precisamente que la izquierda se haga con el poder en España, es obra de la CIA, en colaboración con la Internacional Socialista”. Incluso –afirma Grimaldos- “algunos socialistas no esperan que la CIA llame a su puerta y son ellos mismos los que ofrecen espontáneamente sus servicios a los norteamericanos”. Se trata de un capítulo magistral donde se relata con detalle y profusión de datos, fechas y nombres el asalto al viejo partido socialista por quienes tendrían como misión cumplir las órdenes de la CIA en España, alguna de ellas varios años después, como la entrada en la OTAN e incluso ponerse al frente de ella.
Basta con saber el detalle de que en la década de los ochenta había en España unos mil quinientos hombres vinculados a la agencia, entre colaboradores habituales y ocasionales, además de los elementos incrustados en las instituciones oficiales o privadas.
No olvida tampoco Alfredo Grimaldos otro capítulo de la historia de España donde el protagonismo de la CIA es importante, el 23-F, un “golpe de Estado que cuenta con el visto bueno del Imperio y con la bendición papal”, es decir, Estados Unidos y el Vaticano. Así sabemos que “la 16.ª Fuerza Aérea de Estados Unidos pone en acción todos sus dispositivos cuatro días antes del 23 de febrero” y que el día del golpe, el control aéreo norteamericano, sus pilotos y las tropas de las bases estadounidenses en España se encontraban en máxima alerta desde primera hora.
A todo ello, hay que añadirle importantes claves sobre el escándalo de la intoxicación por aceite de colza, el papel de la Comisión Trilateral y sus miembros en España o la participación de la CIA en la lucha contra ETA.
En conclusión, “La CIA en España” es ese libro que recoge, investiga, clasifica y saca a la luz lo que era un secreto a voces, pero que un gran trabajo de Alfredo Grimaldos ha convertido en rigurosa información periodística.
“La CIA en España. Espionaje, intrigas y política al servicio de Washington”. Alfredo Grimaldos. Debate. 2006.