Atosigue represivo por ser solidarixs
Me gustaría relatar un acontecimiento que me ha sucedido y creo que es importante que se haga público:
Mientras que leía en RENFE cercanías, observo como un hombre se sienta enfrente sin quitarme la mirada ni un segundo. No le di importancia hasta que escuche “La tengo enfrente”, cosa que me hizo sospechar y observar que llevaba un pinganillo y lo que parecía ser una cámara. En ese momento decidí cambiarme de vagón, pero me encontré con su compañero -se encontraba a unos metros de mí- por lo cual decidí sentarme como si no pasara nada.
En cuestión de segundos apareció el hombre que vi por primera vez, que me quitó bruscamente la mochila sin pedir permiso. Ante mi asombro, pregunté que qué es lo que estaba ocurriendo, a lo que me respondió: “orden de registro”. Al acto, procedí a pedirle su número de identificación, me dice “A ti lo único que te voy a dar son dos hostias, niñata”. Desde el primer momento se dirigió hacía mi de una forma agresiva verbal y físicamente. Al no encontrar nada de su interés en la mochila, me preguntaron que si hoy no repartía propaganda, a lo que respondí que hasta que no se identificaran no tendría nada que decir. (Insistí varias veces en que me enseñaran su placa). Uno la mostró rápidamente sin que pudiera ver el número de identificación, mientras que me dice el otro: “¡qué!, ¿ya estás contenta?”. (En todo momento mantuvieron un tono de burla y prepotencia) Me dijeron que disponían de todo mi historial y el de mis compañeros, que pocos motivos le faltaban para que encarcelaran a todos. A continuación, me dijeron “¡te vas a pudrir en la cárcel!” a lo que conteste “sí, sí… Pero dame tu número de identificación”, me agarró bruscamente del cuello estampándome contra la pared, diciéndome que no intentara burlarme de ellos. Respondí que en el cercanías había cámaras y que ésto estaba siendo grabado, a lo que entre risas contestaron: “no somos tontos, ninguna enfoca hacia éste ángulo.”. Me soltó y me dijo que aprovechara este fin de semana para despedirme de mi familia, ya que sería la última vez que los iba a ver. Me repitió que me pudriría en la cárcel y me amenazó con que no aguantaría mucho ya me iban a hacer la vida imposible dentro de ésta.
Tras todo esto me dijeron que tenían “orden” de controlarme las 24 horas. Me propusieron contar todo lo que sabía a cambio de librarme de la cárcel, argumentando que supuestamente uno de mis compañeros ya había desvelado información y que sería estúpido no hacerlo. Seguían presionándome con que poseían imágenes e incluso vídeos donde repartía y pegaba propaganda “terrorista”. Mientras me decían todo esto, uno de ellos me agarraba de los brazos obligándome a hablar e insultándome en todo momento, pero, a la vez, no paraba de hablar. Me mencionaron conversaciones privadas que había mantenido con mi compañero esa misma mañana. Tras esto, sacaron una carpeta mostrándome una fotografía en la que aparecía junto a mi compañero en un pueblo a 6 horas de Madrid, haciéndome ver de esta manera que he estado perseguida. Esto es todo lo que recuerdo, debido a que sucedió muy rápido.
Queda demostrado una vez más cuál es la táctica de los cuerpos represivos de este Estado que tiene el objetivo de reprimir y aterrorizar a la juventud combativa, para que ésta deje de luchar. Lo que no saben es, que con este tipo de acciones nos dan más motivos para seguir en la lucha, día a día aumentan nuestra rabia, la que nos da fuerza para combatir el Fascismo que impera en este país desde hace más de 70 años.
El terror no parará a la lucha de la clase obrera ni su solidaridad. Por eso os pido, que difundáis este hecho (que no es más que uno de tantos) para demostrar, por si alguien aún no se ha dado cuenta de la naturaleza represiva de este Estado.
Mientras que leía en RENFE cercanías, observo como un hombre se sienta enfrente sin quitarme la mirada ni un segundo. No le di importancia hasta que escuche “La tengo enfrente”, cosa que me hizo sospechar y observar que llevaba un pinganillo y lo que parecía ser una cámara. En ese momento decidí cambiarme de vagón, pero me encontré con su compañero -se encontraba a unos metros de mí- por lo cual decidí sentarme como si no pasara nada.
En cuestión de segundos apareció el hombre que vi por primera vez, que me quitó bruscamente la mochila sin pedir permiso. Ante mi asombro, pregunté que qué es lo que estaba ocurriendo, a lo que me respondió: “orden de registro”. Al acto, procedí a pedirle su número de identificación, me dice “A ti lo único que te voy a dar son dos hostias, niñata”. Desde el primer momento se dirigió hacía mi de una forma agresiva verbal y físicamente. Al no encontrar nada de su interés en la mochila, me preguntaron que si hoy no repartía propaganda, a lo que respondí que hasta que no se identificaran no tendría nada que decir. (Insistí varias veces en que me enseñaran su placa). Uno la mostró rápidamente sin que pudiera ver el número de identificación, mientras que me dice el otro: “¡qué!, ¿ya estás contenta?”. (En todo momento mantuvieron un tono de burla y prepotencia) Me dijeron que disponían de todo mi historial y el de mis compañeros, que pocos motivos le faltaban para que encarcelaran a todos. A continuación, me dijeron “¡te vas a pudrir en la cárcel!” a lo que conteste “sí, sí… Pero dame tu número de identificación”, me agarró bruscamente del cuello estampándome contra la pared, diciéndome que no intentara burlarme de ellos. Respondí que en el cercanías había cámaras y que ésto estaba siendo grabado, a lo que entre risas contestaron: “no somos tontos, ninguna enfoca hacia éste ángulo.”. Me soltó y me dijo que aprovechara este fin de semana para despedirme de mi familia, ya que sería la última vez que los iba a ver. Me repitió que me pudriría en la cárcel y me amenazó con que no aguantaría mucho ya me iban a hacer la vida imposible dentro de ésta.
Tras todo esto me dijeron que tenían “orden” de controlarme las 24 horas. Me propusieron contar todo lo que sabía a cambio de librarme de la cárcel, argumentando que supuestamente uno de mis compañeros ya había desvelado información y que sería estúpido no hacerlo. Seguían presionándome con que poseían imágenes e incluso vídeos donde repartía y pegaba propaganda “terrorista”. Mientras me decían todo esto, uno de ellos me agarraba de los brazos obligándome a hablar e insultándome en todo momento, pero, a la vez, no paraba de hablar. Me mencionaron conversaciones privadas que había mantenido con mi compañero esa misma mañana. Tras esto, sacaron una carpeta mostrándome una fotografía en la que aparecía junto a mi compañero en un pueblo a 6 horas de Madrid, haciéndome ver de esta manera que he estado perseguida. Esto es todo lo que recuerdo, debido a que sucedió muy rápido.
Queda demostrado una vez más cuál es la táctica de los cuerpos represivos de este Estado que tiene el objetivo de reprimir y aterrorizar a la juventud combativa, para que ésta deje de luchar. Lo que no saben es, que con este tipo de acciones nos dan más motivos para seguir en la lucha, día a día aumentan nuestra rabia, la que nos da fuerza para combatir el Fascismo que impera en este país desde hace más de 70 años.
El terror no parará a la lucha de la clase obrera ni su solidaridad. Por eso os pido, que difundáis este hecho (que no es más que uno de tantos) para demostrar, por si alguien aún no se ha dado cuenta de la naturaleza represiva de este Estado.
A una compañera en Madrid