TOPAS. 15 marzo 2015
“Pues sí, para mayor gloria económica de Movistar yo también “colecciono” tarjetas telefónicas de 12 céntimos que, finalmente, de temporada en temporada, terminan en la basura porque el mínimo que se exige para llamar es de 40 céntimos. La realidad es que el asunto de teléfono aquí es una ruina, es en lo que más gasto con diferencia. Otra cuestión que nos pasa a los presos políticos abertzales y a mí en este módulo, es que en ocasiones se nos cortan las llamadas nada más comenzar a hablar. Y esto creemos que se debe al hecho de que nos tengan intervenidas las comunicaciones. Claro que lo peor del asunto es que, como tenemos limitadas esas llamadas, algunas semanas nos podemos quedar sin conseguir hablar con algún familiar o amigo.
Respecto a lo que comentas sobre el último ingenio de modelo universitario del ministro Wert tienes toda la razón; no se trata de otra cosa que de poner trabas, o impedir el acceso a la Universidad a los hijos de los trabajadores. Esperemos que los estudiantes sigan oponiéndose y protestan por el tema.
Pero lo que más me ha llamada la atención de los escritos que me envías es el comunicado de Juan Pintos, condenado (a cuantos años de cárcel) por el montaje policial del 4F en Barcelona. Y es que en estos días de tanto cambalache político reformista para lavar la cara del Estado terrorista, y conseguir una recompensa en las próximas farsas electorales, es necesario destacar la dignidad, el espíritu de resistencia y la claridad ideológica y política de Juan, al margen de las diferencias puntuales que en este último sentido pueda haber entre él y yo, o nuestras respectivas militancias.
Coincido totalmente con él en que “…el 4F, lamentablemente, no es la excepción en la normalidad policial-judicial, sino una muestra del funcionamiento habitual de las instituciones”. La realidad es que en este Estado que sufrimos, la verdadera normalidad es la imposición del terrorismo de Estado; o sea el funcionamiento institucional a través de leyes de excepción que eliminan cualquier atisbo de libertades o derechos o derechos democráticos elementales, y que permiten al Estado llevar a cabo todo tipo de comisarías, las detenciones y encarcelamientos por motivos políticos, y el acoso y la violencia indiscriminada de los cuerpos policiales, para tratar de evitar cualquier protesta de las masas populares contra el régimen y sus instituciones. Buena prueba de ello son las llamadas “leyes antiterroristas” la “Ley de Partidos” o la recientemente aprobada “ley de seguridad ciudadana”.
Por todo ello, también estoy de acuerdo con él cuando, remarca que “en esta realidad, buscar a lxs supuestxs responsables del 4 F es pedirle al sistema, que es por definición injusto y violento, que se señale así mismo…”, o en mi opinión, peor aún, sería darle una escusa para que se disculpe o se lave su cara de criminal. Pero es que, además, lo que vienen haciendo el Estado español en estos casos es justamente condecorar a sus asesinos y torturadores.
Me parece muy justa y coherente la crítica radical que Juan hace a este Estado, que sin duda es un Estado fascista continuista del franquismo, y también su puntualización respecto a que los numerosos casos que como el suyo vienen saliendo a la luz no son asuntos aislados sino tan solo la punta del iceberg. Y me parecen acertadas las formas con las que dice debemos responderles. “Las respuestas están en la calle, en la organización entre afines, en el rechazo práctico y diario a sus estructuras de poder y maltrato, y no en plató de televisión, palacios judiciales ni voceros del Estado”. Es evidente que en un régimen de estas características, lo único que se consigue desde sus medios de propaganda o sus instituciones, es legitimar en alguna medida su carácter terrorista y de sobreexplotación de los trabajadores, y darles una apariencia democrática que en verdad no tienen, lo que también supone engañar y confundir a las masas populares.
La cuestión es adaptar nuestros métodos de lucha y organización para que puedan ser efectivos y en este sentido soñado. “Mi postura, cruda y crítica hacia el sistema en general, no es un llamado a la resignación sino a una radicalización de las prácticas diarias que existen por fuera de sus estructuras, a un crecimiento de los espacios fuera del control estatal, y creo que en ese camino es necesario aprovechar cada grieta en el funcionamiento del sistema para profundizar, hasta que la situación se le haga insostenible”. Es evidente que sólo organizándonos de forma subterránea, al margen de su legalidad y lejos del alcance de los cuerpos represivos, podremos ir desarrollando una labor política e ideológica de denuncia del régimen terrorista y del sistema de difusión de nuestros objetivos a medio y largo plazo, y de extensión de la desobediencia civil, y la lucha a todos los niveles, lo que sin duda nos permitirá ir avanzando y hacerles retroceder.
En ese sentido en nuestro país tenemos la importante experiencia de las antiguas CCOO en los tiempos de Franco, así como los Círculos Obreros que viene promoviendo nuestro Partido en el terreno sindical. Pero también se pueden sacar buenas experiencias de los primeros momentos del 15 M o de otras Plataformas y colectivos de carácter independiente que siguen impulsando la lucha en estos momentos.
Son realmente positivos los pasos que se vienen dando en el movimiento de solidaridad con los presos políticos, últimamente reivindicando la libertad de los que están gravemente enfermos o de los que ya tenemos 65 años. Y, sobre todo, es importante la lucha por la amnistía.
Otro marco en el que podemos coincidir con muchos colectivos antifascistas es en el de la organización y desarrollo del boicot activo a todas las pantomimas electorales que se van a dar este año; lo que supone una buena oportunidad para denunciar a la dictadura del gran que nos oprime, así como para ir organizando un amplio movimiento popular de resistencia. La cuestión fundamental es conseguir pasar a la abstención pasiva a un boicot consciente y activo que eleve el nivel político y de organización para luchar contra el régimen.
Por otra parte, en el terreno internacional las cosas se ponen bastante calientes en Venezuela con la presión del imperialismo yanqui y la alta burguesía local. Esto confirma, una vez más, que la llamada vía pacífica al socialismo que algunos venían propugnando por allí, no sólo es imposible sino que, además, le da alas a la contrarrevolución para impulsar un golpe de Estado como el de Pinochet en Chile. Otra cuestión es que hablar de construir el socialismo desde el propio Estado capitalista es algo parecido a la cuadratura del círculo. Pero es indudable que se trata de un Estado progresista que viene favoreciendo considerablemente a las masas trabajadoras, y también jugando un papel antiimperialista muy importante en el panorama latinoamericano y mundial. Si no fuese por el apoyo que les viene manifestando Rusia es muy probable que los yanquis ya hubieran intervenido allí de alguna manera.
Hoy hemos tenido una mañana tremendamente ruidosa porque han traído para el módulo 20 presos del módulo dos, donde junto al tres iniciarán las obras de remodelación. Entre ellos también ha llegado otro vasco abertzale que anduvo muchos años por México. Supongo que a nosotros nos llevarán de aquí en el verano.