Acabo de venir de los médicos de aquí. ¡No tengo fijada fecha de salida al hospital!. La médica me dice que están esperando a “cuando les llamen del hospital”. Le digo que ya está bien, que los aplazamientos han sido de marzo a julio, de julio a septiembre y ahora resulta que ni hay fecha de ingreso para las pruebas que descarten o no el mantenimiento del cáncer.
La incertidumbre total me rompe los nervios. Me ha tocado esta temporada, dura además con la muerte de mi amatxu, de tener que hacer planes de afrentamiento al posible resultado, y este se retrasa y retrasa. Porque no es lo mismo tener que planificar mi vida en prisión si el cáncer se ha cerrado, y pruebas de comprobación semestrales, y poco más, que no lo haya hecho y tenga que volver a empezar de nuevo el durísimo tratamiento.
Si estás en la calle, al menos hay mecanismos como la atención al paciente, etc. No sé, hacer algo para protestar por esta desasistencia, pero aquí no puedo hacer nada, y eso me crea mucha impotencia y un ansia continua.
El fin de semana viene el abogado y le comunicaré las negativas novedades, pues aún estamos esperando la respuesta de II.PP. sobre el recurso como enferma grave, que lo dilatan en el tiempo.
Mi única descarga es poder estar en las visitas con David, aunque la enfermedad en prisión es el tema recurrente…
Arantza Díaz Villar