Botafuegos-Cádiz
12 de septiembre 2015
Te escribo estas letras al día siguiente de la impresionante, por lo masiva, manifestación independentista en la Diada de Catalunya, al hilo de tus preguntas sobre este tema quiero compartir contigo alguna opinión a ese respecto.
En primer lugar, creo que es necesario reconocer que este proceso electoral catalán no es uno más entre tantos, pues presenta toda una serie de particularidades muy acentuadas que lo diferencian de todos los que han precedido. No son unas elecciones ordinarias, al uso, ya que se inscriben plenamente, y nacen, del proceso soberanista e independentista puesto en marcha en esa nacionalidad. No es más de lo mismo con lo anterior y responde a un contexto singular y muy específico planteado a nivel de masas en la sociedad catalana. Por primera vez en los últimos 35 años se da en una nacionalidad oprimida por el Estado fascista español, proceso de separación con fuertes apoyos políticos y sociales.
Como tanto la cuestión de la independencia y la del boicot a las elecciones del régimen son cuestiones TÁCTICAS para los comunistas dirigidas a lograr la mejor forma de avanzar en el objetivo ESTRATÉGICO de agravar al máximo la crisis política de Estado y aislar política y socialmente al régimen, aquí se da una conjunción afortunada de ambas, que hay que saber articular de la forma más efectiva para avanzar en la consecución de ese objetivo estratégico. Es necesario buscar la mejor adecuación táctica a este contexto político específico. Así que cabe preguntarse cómo se concreta todo esto ahora, y en el marco catalán:
a) ¿Es la llamada al boicot electoral la mejor táctica ahora en esa nacionalidad para agudizar la crisis del régimen o lo es, por ejemplo, un apoyo puntual a una candidatura como son las CUP? Merece la pena detenerse en ello.
Si analizamos cuál ha sido la trayectoria de las CUP en pos de la articulación de un proyecto político democrático-popular y rupturista con el régimen fascista vigente, partiendo de un uso de las instituciones locales que no sea caracterizad por el oportunismo, (incluso con el rechazo a la participación como tales en las elecciones europeas y su crítica del imperialismo de la UE y la OTAN) creo que el apoyo puntual a esta candidatura es la mejor manera en la actualidad de lograr agravar la crisis del régimen e impulsar un proyecto independentista que englobe un componente de ruptura democrática con el marco político actual.
Cabe comparar esta coyuntura con el llamamiento que el Partido hizo en 1986 a votar NO en el referéndum acerca del ingreso en la OTAN.
b) Esta sería, además, una fórmula concreta de aplicación de la táctica de APOYAR LA INDEPENDENCIA, adoptada en los años 90, cuando ya preveíamos que, debido a los cambios en la situación internacional, se pudiera llegar a dar una situación real en la que alguna burguesía nacional optase por la independencia y un enfrentamiento con el Estado para conseguirla.
Obviamente, la independencia en sí misma, no es una cuestión estratégica para el proletariado revolucionario y su vanguardia organizada sino TACTICA, una palanca para avanzar en los objetivos estratégicos específicos de cada fase o etapa concreta hacia la revolución socialista. En esta coyuntura, el apoyo concreto a la independencia supone avanzar en una serie de objetivos:
1. Agrava extraordinariamente la crisis política del régimen y acerca al conjunto del Estado a una situación prerrevolucionaria, debido a las medidas fascistizadoras y represivas que relanzará la oligarquía española para frenar el proceso independentista y de luchas político-sociales.
2. Lleva al extremo el aislamiento político y social del régimen y contribuye a reducir significativamente su base social a medio plazo.
3. Coloca a la clase obrera catalana en condiciones mucho más favorables para proseguir la lucha por el socialismo en caso de conseguir una independencia real del Estado fascista español. El marco político creado allí será más favorable para la focalización de la lucha, a partir de ese momento, contra su propia burguesía nacional (y gran burguesía también)
De todas formas, independientemente de la posible evolución política en Catalunya, para mi está claro que es Estado Fascista español no va a permitir que ninguna nacionalidad oprimida por el mismo acceda a la independencia de una forma pacífica y sin violencia. Los fascistas no ganaron la guerra del 36 para perder ahora la “paz” del 20915. Es más que evidente que ya barajan distintos planes de contingencia para estrangular y aplastar del movimiento popular independentista mediante una combinación de métodos judiciales, policiales y militares. Asistiremos a una escalada represiva hacia fases más altas (y menos selectivas) en la estrategia contrainsurgente del régimen. Los nuevos acuerdos de reforzamiento de la colaboración militar con los imperialistas yanquis apuntan en este sentido y tienen una lectura también INTERNA, de lucha contra el enemigo interior. Madrid y Washington, ese sí que es una verdadero “eje del mal” con el que los fascistas españoles buscan que sus padrinos les garanticen impunidad total para sus futuros crímenes.
Así que, al final, bajo un régimen fascista como el actual, lo más probable es que, de darse la independencia, se llegue a ella tras un proceso de SECESIÓN POR LAS ARMAS, unido a una situación revolucionaria en todo el Estado y enmarcado todo ello en un contexto de aguda crisis internacional Es dudoso que la gran burguesía catalana esté dispuesta a capitanear este proceso hasta el final y pagar el alto precio en sangre exigido por ello, por lo que habrá que estar vigilantes ante sus más que posibles claudicaciones y tendencias a la conciliación con Madrid. En el proceso, la dirección del movimiento popular allí puede cambiar de mano hacia otros sectores más a la izquierda; a lo que también contribuirá el hecho de que los comunistas mantengamos en todo momento nuestra independencia política y de clase.