3 julio 2016
“Hace un par de días que escuche en TV que los mineros de Pola de Gordón llevaban ya bastantes días encerrados en el interior de la mina, y la cuestión es que por ningún medio habían informado de ello mientras nos daban la tabarra con el pantomima electoral. Y lo han sacado en estos momentos porque los encerrados en el pozo minero se han puesto en huelga de hambre. La razón de esta lucha es que quieren cerrar la mina y dejar sin trabajo a más de 200 mineros.
Bueno, voy con la farsa electoral del pasado 26J, en la que destaca por encima de cualquier otra cosa que las masas populares han dado la espalda a la urnas, y oficialmente han tenido que reconocer que “estamos ante la participación electoral más baja de la historia de la democracia”. Claro que sobre esto hay un absoluto silencio en los medios, y aún no he podido escuchar el porcentaje exacto de la abstención, aunque creo que debe andar por el 31%. Y es obvio que estamos ante una abstención bastante consciente por el ligero avance de la lucha y la conciencia de los trabajadores de cinco años para acá y las abundantes experiencias políticas que ha conllevado. Se trata, por lo tanto, de una amplia y firme manifestación de rechazo al régimen y sus instituciones, y la consolidación de la justa idea de que participar en este marco significa reforzar al fascismo y los intereses de la oligarquía financiera.
Esta pantomima electoral tampoco era una más, sino que tenía una importancia especial para el régimen. Y es que después del agotamiento de la “Reforma”, así como el propio bipartidismo, era primordial para el Estado conseguir una amplia participación electoral para ilusionar a las masas populares con esa maniobra de nueva “transición, cambio o regeneración”, que pudiese dar un mayor respaldo a sus instituciones y partidos políticos y aliviar su descrédito y su grave crisis política. De ahí que se pueda hablar de rotundo fracaso y de agudización de la crisis de Estado.
Otra prueba de este fiasco político ha sido el hundimiento de Podemos que venía abanderando el engaño del “cambio” y ha perdido un millón doscientos mil votos en tan solo cinco mese, lo que supone el fin de estos oportunistas como referente de esa llamada regeneración y supuesta izquierda, aunque en el futuro puedan pisarles parte del terreno al PSOE para hacer una política similar a la que han hecho estos galosos, pues en ese régimen no hay espacio para otra. Pero este batacazo los podemitas se lo habían ganado a pulso después de pasar en un tiempo record desde aquellas consignas del 15M, que denunciaban la continuidad del franquismo y reivindicaban una ruptura, a afirmar que estamos en una democracia consolidada y, finalmente, a mendigar la alianza con la casta del PSOE, poniendo como ejemplo a Zapatero. El que, como se recordará, nos impuso una Reforma laboral con despido a la carta de las empresas, el retraso de las pensiones a los 67 años, el cambio de artículo 135 de la Constitución con el PP, etc. Sin embargo, para Iglesias la causa de su traspiés electoral es que la gente “tiene simpatía por nosotros, pero tienen miedo a que gobernemos”. Y la verdad es que no va mal encaminado; como para no tenerlo después de lo que han hecho, pero no se trata del miedo que haya podido sembrar el PP llamándolos izquierdistas, sino del que han dado ellos mismo con su oportunismo y su entreguismo.
Por otra parte, la cuestión es que ha salido un resultado electoral similar al del 20D, por lo que no es probable que en la difícil situación que han quedado tanto el PSOE como Ciudadanos se decidan a gobernar con el PP, aunque antes de tener que convocar otra farsa electoral es posible que los dos partidos opten por abstenerse en la investidura para facilitar que se pueda formar gobierno. Mas el agravamiento de la crisis del Estado, de todas sus instituciones y partidos políticos también está acarreando cierta división en el núcleo del poder real que ejerce la oligarquía financiera, lo que viene causando algunos enfrentamiento entre distintos sectores y la salida a la luz de trapos sucios, tanto en el terreno de la corrupción como en el político, una buena prueba de ello es la grabación que han hecho al Ministro de Interior en el asunto de la conspiración política contra militantes de Esquerra Republicana y la antigua Convergencia y Unió. Y en los próximos meses no cabe duda que se irá extendiendo esa tendencia y todas sus contradicciones.
Claro que todo ello ni mucho menos supone que el Estado pueda ir descomponiéndose con el propio peso de la crisis económica y política, aunque si se vienen creando mejores condiciones para poder dar un impulso a la lucha por la ruptura democrática en torno al programa que reivindica las libertades fundamentales, la amnistía, los derechos sociales y laborales, etc. Y que viene defendiendo nuestro Partido. El clima político que se está perfilando también está favoreciendo que cada vez se vea más claro que es necesario organizar la lucha de forma independiente, al margen y en contra de sus instituciones, sus partidos políticos y sus mafias sindicales, lo que ayudará a fraguar la unidad antifascista y a desarrollar el Movimiento de Resistencia Popular. No obstante, ni que decir que tiene que es preciso ser conscientes de que las cosas aún irán bastante despacio y no conviene precipitarse. Parafraseando a Lenin, todavía estamos en la etapa de sembrar la semilla en pequeños tiestos, y no debemos pretender abarcar demasiado terreno.
A nivel internacional ya he escuchado en TV lo del atentado de DAES en Irak, pero todo Oriente Medio y parte de África es un verdadero polvorín. Lo que es un Estado fallido y sigue en llamas es Libia, pero vienen silenciando todo lo que pueden, lo que está ocurriendo allí. Y todo ello es consecuencia de la guerra que vienen promoviendo el Estado Islámico y Al Qaeda, las dos organizaciones creadas por los EEUU, Arabia Saudita, Catar y Turquía.
¡Hai qu’armala!