18 septiembre 2016
“… Respecto a los acontecimiento que se han venido dando en Siria y Turquía en las últimas semanas, entre los que cabe destacar el intento de golpe de Estado en este último país y el alto el fuego acordado en Siria por Rusia y el imperialismo estadounidense, ni que decir tiene que están interrelacionados y suponerle un considerable derrota geopolítica de este último, así como un importante cambio en la configuración de las alianzas, tanto en el panorama regional como internacional.
Por otra parte, también es evidente que ha sido la agudización de las contradicciones interimperialistas y entre los distintos bloques enfrentados en ese ámbito regional y en el mundial, lo que ha provocado el propio golpe de estado de Turquía y el resto de los cambios. Todo ello determinado por el agravamiento de la crisis general y crónica del capitalismo. En ese sentido, por un lado están las contradicciones interimperialistas en el propio seno de la OTAN y sus aliados. Pero por otro está la contradicción entre ese bloque militar y el encabezado por China y Rusia, llamado (OCS) Organización de Cooperación de Shanghái, en el que también se encuentra India, Paquistán, Irán, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Armenia y Bielorrusia; que tiene un carácter tanto militar como económico y viene promoviendo unas relaciones internacionales diferentes a las que impone el imperialismo.
En cuanto a la autoría del intento de golpe de Estado en Turquía, una vez que se han podido analizar las circunstancias políticas de afirmar que ha estado patrocinado por el imperialismo norteamericano y el clérigo musulmán Gülen residente allí. Todo indica que los EE.UU. no estaban dispuesto a tolerar que Erdogán tratase de reanudar y desarrollar sus relaciones con Rusia (después de que estas fuesen interrumpidas a raíz del derribo de un avión de guerra ruso por el ejército turco), las que como se recordará comenzaron a iniciarse en junio. Y hasta ya se había planteado la reapertura de las negociaciones para construir el gaseoducto Turk Strean con el que llevar gas de Rusia a Turquía y desde ahí hasta Europa. Pero los norteamericanos tenían otros planes para suministrar el gas a los turcos desde Azerbayán con lo que también lograban perjudicar en buena medida los intereses de Rusia.
No obstante, el intento de golpe de Estado le ha venido como anillo al dedo a Erdogán para replantearse su caótica y fracasada política anterior en la zona, así como para reforzar sus relaciones con Rusia y distanciarse de los EEUU y la UE, aunque al mismo tiempo guarde las formas y por supuesto continúe en la OTAN. De ahí que Turquía haya pasado en breve tiempo, de promover y entrenar al Estado Islámico y otras coaliciones islamistas para desarrollar la guerra contra Siria, a atacar al E.I. y apoyar la permanencia de Basshar Assad, así como la vía que propone Rusia acercándose políticamente a Israel. Y el giro turco hacia Eurasia apoyando la Nueva Ruta de la Seda promovida por China es cada vez más claro.
Así mismo, cabe remarcar que el conflicto sirio no es una guerra civil, como han tratado de hacernos ver desde occidente. Estamos en realidad ante una guerra promovida por los EE.UU., en la que además de estos han participado muy activamente Francia y el Reino Unido, y más de 100.000 islamistas de todo el mundo, con el fin de quitarle a Rusia un importante aliado así como su base naval actual en el mediterráneo, y conquistar una importante zona estratégica para seguir cercando a este país militarmente, como ya lo vienen haciendo desde Polonia, Lituania, Rumanía, etc. Pero Putin ya avisó en el año 2013, cuando los yanquis amenazaron con atacar la ciudad de Damasco, de que apoyarían a los sirios con todas la consecuencias, y lo han cumplido con la ayuda de Irán y Hizbullat. Y todo indica que la guerra puede terminar a medio plazo con el triunfo de esta coalición y el propio Assad, aunque no les resultará fácil reconstruir política y económicamente el país.
En el plano general, la derrota sufrida por los norteamericanos les deja bastante desacreditados y en una situación complicada, lo que sin duda va a tener su repercusión en el futuro desarrollo de las alianzas hacia uno u otro bloque. Pero el imperialismo yanqui seguirá adelante con sus planes belicistas orientados a desencadenar la guerra entre las grandes potencias, para tratar de recuperar su hegemonía mundial.
Ya en otro plano de la actualidad más cercano, también ha sido significativa la reciente cumbre de la UE en Bratislava, donde han tenido que reconocer abiertamente que el Brexit les ha dejado en una situación muy difícil. La Europa de los grandes monopolios y del capital financiero ya solo puede sostenerse a costa de la intensificación de la explotación y el saqueo de la clase obrera y popular, imponiendo todo tipo de recortes sociales y laborales y anulando cualquier resquicio de democracia que pueda quedar en una Europa más social en el marco del capitalismo, aunque los reformistas y oportunistas como Tsripas, Pablo Iglesias, Garzón, etc., nos quieran convencer de lo contrario. En la actual etapa de agotamiento del sistema solo en la vía de la lucha por su destrucción, en base a un programa concreto, podremos frenarles y también arrancarle mejoras concretas en el terreno socioeconómico y político, hasta finalmente conseguir implantar una sociedad socialista, que ponga los medios de producción al servicio del pueblo».