13/3/2017
“Hace más de mes y medio que fui trasladado a Herrera de la Mancha de manera súbita. Las causas, en general, responden a la habitual política de dispersión, a la que habría que añadir, en mi caso, un intento de cortar el movimiento de solidaridad que se había gestado en estos años en mi apoyo, exigiendo mi liberación y las necesarias atenciones médicas, etc. Lo cierto es que era un movimiento dinámico, que crecía tanto en diversas actividades como en extensión en Aragón, aunque su centro fuera la ciudad de Zaragoza. A las concentraciones, asambleas, pintadas y diversos tipo de actividades propagandistas, se unía el elevado número de correspondencia que recibía (cartas, tarjetas, etc.) y algunos paquetes con materiales de estudio. Mis relaciones, en la medida de mis posibilidades, a través de cartas y pinturas propias se mantenía. Todo ello es una buena experiencia que, entre otras cosas, demuestra que dentro de los sectores de la juventud existe un número que va creciendo no solo de apoyo activo y continuado a los presos políticos, sino también cada vez más interesado en actividades políticas, sindicales y sociales, como se comprobaba en sus cartas, repletas de análisis, inquietudes y ganas de aprender y pasar a realizar actividades.
Por otra parte, como consecuencia de las condiciones de los traslados y del movimiento de las bolsas de mis enseres, se agravaron todos los problemas de la columna vertebral (2 hernias discales, estrechamiento del conducto medular, etc.) que vengo arrastrando durante muchos años. Durante el recorrido, a los elevados dolores se unía que apenas podía moverme, andaba completamente curvado y cada paso era una laboriosa tarea, tan dura que tenía que preparar el paso siguiente, y así estuve en autobuses, módulos y cambios de cárcel; mi historial médico no contó para nada; nada paró semejante recorrido en tan duras condiciones; así es que arrastrando, literalmente, mis huesos y bolsas, a veces en cuclillas y apoyándome en las paredes llegué a Herrera. Consecuencia de todo ello he estado más de un mes con muletas, mientras pasé de un módulo a otro, con todo lo que ello repercute en mi columna. En las cartas que he venido escribiendo desde aquí, he venido relatando a grandes rasgos todo ello; hablé con los médicos de aquí y traté los avatares de mis traslados para atajarlos, también mi familia remitió todo lo sucedido a la dirección general y a Sanidad Penitenciaria.
Por lo demás, continúo con mis tratamientos médicos, a la vez que, poco a poco, retomo los trabajos diversos de redacción, estudios, correspondencias políticas, etc.
Tengo en cuenta todas tus cartas, ya que escribes o relatas a pie de terreno, que es lo que nos interesa a los que estamos tantos años alejados de la calle; de ahí que tenga muy en cuenta las cartas de todos a la hora de elaborar mis textos de análisis, etc.
Recibid todos un muy fuerte abrazo.
¡Salud y Resistencia!