Denuncias. Cartas de lectores:
Cuidadín con los de la U.C.E., de nuevo en Euskal Herria
Hay gente que pica por eso de que llevan una hoz y un martillo en la portada de su panfleto y te entran diciendo “estamos contra Trump y los recortes”…
Vendiendo su prensa sectaria “De verdad” en una taberna…
-No, no quiero saber nada de vosotras -eran 2 chicas-. Los que llaman terroristas a los presos políticos. No sabéis nada de lo que importa en Euskal Herria.
-Hay cosas más importantes, como lo internacional y los recortes.
-Pudiera discutir contigo de eso, pero no es de lo que os he acusado.
-Eso eso, ¡qué pasa con los presos políticos! (una solidaria desde otro punto de la barra)
(Se ponen en guardia ambas, una a un brazo de distancia mío)
-Los que anduvisteis de la mano y manifas con UPyD ¿de qué nos vais a aleccionar?
-Anda que no me hablas de nada viejo… (y me muestra el periódico, supongo pose aprendida en eso de “eh, eh, que hablamos de Trump y compañía)
Poniéndole dos dedos de la mano izquierda en el hombro, pues con lo del periódico se había colocado a un palmo, le digo
-Que no me interesáis, que para mí sois una secta y…
-¡¡Que no me toques!!
-Eh moza, no te he tocado… (la camarera y varios clientes le dicen a la vez que de qué va, que para nada ha sido un acto de achante, sino de fin de conversación)
Se van diciendo no se qué. En la puerta, una pareja que ajenos a lo que había pasado oyen:
-¡Si me vuelve a tocar le reviento la cara y llamo a la policía! (literal)
Entran como “asustados” y dicen lo que han oído. Cuando la propia gente y la camarera le cuentan la escena de un minuto, la pareja “flipa” y se indigna.
Varios y varias clientas de la taberna cuestan entonces cercanas o lejanas anécdotas con esta secta que va de comunista. La venden en bares y tabernas populares. La colocan al camarero de turno en locales con prensa diaria “para que la lean los clientes”. “Yo les rechacé porque sin enterarme ni de qué iba la vaina del periódico me habían dicho ya dos o tres veces su precio”. “Les compré un día, y al llegar a casa mi compa me dijo dos cosas de ellos y lo tiramos”.
Al terminar, un señor de más de 70 años me dio la mano “muy bien hecho, que sé que sabes de estos temas”.
Pues eso, recordad que siguen en numerosas localidades instalados. Jamás son de la propia ciudad, chicas y chicos siempre de unos 25 – 32 años y cuando agotan el mercado (sitios populares, locales con transeúntes de izquierdas…) se van a otra ciudad. Si queréis saber de que van, en internet tienen hasta T.V.
Jamás me ha gustado que ensucien el nombre del comunismo quienes son contrarios.