Matilde Landa, una imprescindible…

Matilde Landa.

Los imprescindibles

Agenda

Matilde Landa

La historia de su vida y de su trágica muerte se ha convertido en un ejemplo de la suerte que corrieron miles de mujeres antifascistas al terminar la guerra. No sólo fueron reprimidas, al igual que sus compañeros, por participar desde las primeras líneas contra el fascismo, sino también porque habían desafiado con su ejemplo el papel tradicional que el fascismo y su aliada incondicional, la Iglesia Católica, habían otorgado a las mujeres, y les hicieron pagar por ello un alto precio que puede ser cuantificado por las vejaciones, humillaciones, abusos y violaciones de que fueron objeto.

Matilde Landa nació en Badajoz en el seno de una familia de intelectuales progresistas y ateos. No fue bautizada, su nacimiento figura en el Registro Civil, lo que para los años que corrían (1904), era algo muy excepcional. Su educación discurrió en Madrid, en los centros de educación de élite, primero en la Institución Libre de Enseñanza y después en la Residencia de Señoritas adscrita a la Residencia de Estudiantes; más tarde se licenció en Ciencias Naturales por la Universidad Complutense.

En 1931 comenzó a relacionarse con el Partido Comunista y en 1934 participó en la fundación del Comité Nacional de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo; en este mismo año se afilió al Socorro Rojo Internacional.

Participó en las campañas de apoyo a los presos políticos y a los represaliados de la Insurrección de Asturias. En 1936, tras el triunfo del Frente Popular, se afilió al Partido Comunista y nada más estallar la sublevación fascista se enroló en el Batallón Femenino del Quinto Regimiento y estuvo combatiendo en el Frente de Madrid.

En marzo de 1939, cuando ya era inminente la caída de Madrid fue designada para dirigir el Partido Comunista ya desde la clandestinidad, creando pequeñas células que dificultaban la labor de la policía. A finales de abril fue detenida, encarcelada en la Prisión de Ventas y condenada a muerte.

Las presas políticas no tardaron en organizarse y en comenzar el trabajo político. Matilde Landa creó una oficina de penadas que servía para tramitar los recursos contra las penas de muerte.

Tras conmutarle la pena de muerte fue trasladada a la cárcel de Palma de Mallorca, allí se suicidó ante las presiones, humillaciones y chantajes de que era objeto para que se convirtiera al catolicismo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.